Francia explora la gobernabilidad ante una Asamblea Nacional muy dividida

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

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El todavía primer ministro francés, Gabriel Attal, en el palacio de Matignon, en París
El todavía primer ministro francés, Gabriel Attal, en el palacio de Matignon, en París VALENTINA CAMU | EFE

El presidente Macron se da tiempo para nombrar al nuevo primer ministro

09 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El país galo dio ayer los primeros pasos hacia la gobernabilidad tras unas legislativas que han alumbrado una Asamblea Nacional muy fragmentada y sin una mayoría clara. Gabriel Attal sigue siendo, «de momento», el primer ministro de Francia. Tras presentar su dimisión al presidente de la República, este le pidió que siga en el puesto «para asegurar la estabilidad del país» el tiempo que se tarde en encontrar un sustituto. Emmanuel Macron dijo que esperará a tener una imagen clara del equilibrio de fuerzas una vez que estén formados los grupos de diputados en el Parlamento. Aprovechará también para ver la cohesión del Nuevo Frente Popular (NFP) y su capacidad para seguir unidos tras la victoria para ver qué margen le resta para imponer un primer ministro de su conveniencia.

La unión de las izquierdas logró obtener 182 escaños, 40 más de los que tenía en la anterior legislatura, y el partido de La Francia Insumisa (LFI) quiere seguir controlando la coalición, como estuvo haciendo en el seno de la Nupes, la iniciativa de Jean-Luc Mélenchon que les permitió aumentar sus resultados en las elecciones del año 2022.

El líder de la extrema izquierda no perdió el tiempo este lunes para reclamar a Macron las llaves del gobierno e imponer sus condiciones. El problema es que, a pesar de la victoria del NFP, el partido de Mélenchon solo mejoró sus resultados con un diputado, mientras que los socialistas cogieron peso al obtener 59 escaños, 28 más de los que tenían, y, aunque en menor medida, también los Ecologistas crecieron, pasando de 21 a 28 diputados. Además, algunas de las figuras más conocidas de LFI anunciaron que abandonan la formación, como Clémentine Autain, que exigió «un consenso sobre una candidatura [de primer ministro] que ponga a todos de común acuerdo».

Un candidato «consensuado»

En la misma línea, la líder de los Ecologistas, Marine Tondelier, y el primer secretario de los socialistas, Olivier Faure, buscan una persona más «consensuada» que Mélenchon y que sea capaz de atraer a otras fuerzas de la Asamblea Nacional para asegurar cierta estabilidad.

Y mientras encuentran a ese candidato ideal para que Macron lo nombre primer ministro, están surgiendo ya otras divergencias sobre la forma de gobernar. Olivier Faure comentó ayer que no desecha la idea de gobernar a base de decretazo, como hacían los macronistas, especialmente para derogar la reforma de las pensiones. Pero la ecologista Sandrine Rousseau descartó esa posibilidad porque quiere «respetar los equilibrios de la Asamblea», y para ello buscará mayorías para aprobar cada ley, apuntó.

El siguiente paso es saber si Emmanuel Macron va a elegir el primer ministro que le proponga el Nuevo Frente Popular, o si preferirá dejar pasar el tiempo para intentar dividir a la izquierda y dar paso a una «coalición alternativa» entre Juntos (el partido macronista), socialistas, verdes, comunistas y Los Republicanos, que han podido conservar 60 escaños.

Para ello, cuenta con los buenos resultados que obtuvieron pese a la debacle que esperaban, gracias a la retirada de los candidatos de izquierda, y con el apoyo del centrista François Bayrou, que ve «posible» la constitución de una mayoría sin Agrupación Nacional ni La Francia Insumisa, que reúne en su seno «opciones políticas incompatibles entre sí».

Esta es la idea que baraja también el ministro del Interior, Gérald Darmanin, que ayer invitó a almorzar a una treintena de diputados. Darmanin señaló que quiere marcar distancias con el presidente de la República y está convencido de que «el país es de derechas y se debe gobernar a la derecha», aunque también lanzó una llamada explícita a los socialistas, con los que podría colaborar «si aceptan romper con La Francia Insumisa. En ese caso, siempre podemos discutir sobre los grandes temas», concluyó.