Rutte enfría el plan de Zelenski para la entrada inmediata de Ucrania en la Alianza Atlántica
INTERNACIONAL
Kiev dice que Rusia entrena en el Dombás tropas norcoreanas, «un paso hacia otra guerra mundial», según el líder ucraniano
17 oct 2024 . Actualizado a las 05:01 h.La guerra en Ucrania entra en una fase decisiva con la llegada del invierno y su presidente, Volodímir Zelenski, acudió este jueves a Bruselas para asegurarse el apoyo de Occidente. En la capital belga presentó su plan de victoria, en el que se incluye como una prioridad la entrada de Ucrania en la OTAN, pero el secretario general de la alianza, Mark Rutte, no escuchó sus palabras con la atención que esperaba. De hecho, el ex primer ministro de los Países Bajos enfrió las esperanzas de que Ucrania se sume pronto al club: «La pregunta es cuándo. No puedo responderla ahora», aclaró en una reunión con los ministros de Defensa. Aseguró, eso sí, que el «camino de Kiev a la OTAN es irreversible».
Zelenski, lejos de tirar la toalla, subió el tono y alzó la voz de alarma. Advirtió de que Corea del Norte ha desplegado 10.000 soldados en el territorio ucraniano ocupado por Rusia, que están siendo entrenados y podrían entrar en combate en cualquier momento. «Será un paso hacia una nueva guerra mundial», advirtió.
«Esto es algo urgente, lo he hablado con Estados Unidos y los líderes de la UE. Sabemos que Irán manda misiles y drones, pero no tropas. Aquí vemos un paso más», dijo el líder ucraniano. De esta forma, insinuó que Vladimir Putin necesita apoyo externo para librar la guerra, ante el alto número de bajas en el frente y las dificultades para reclutar más soldados. «Putin está preocupado por tener que hacer nuevas movilizaciones, por eso trata de implicar a otros actores en la guerra», señaló.
La unidad también es un arma
Después del varapalo de Rutte, Zelenski insistió en pedir unidad a sus socios europeos. Una unidad con la que pretende convencer a otros líderes para que respalden sus peticiones, entre ellas la de permitir a Kiev atacar territorio ruso con armas de largo alcance. «La unidad también es un arma —expuso el ucraniano—. Un arma que significa una cosa para nosotros: seguridad». Su plan, dijo, es que Ucrania sea fuerte y esté preparada para la diplomacia. «Un plan que no depende de la voluntad de Rusia, sino solo de la voluntad de nuestros socios», afirmó. También pretende que Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Italia y Alemania desplieguen en el país armamento estratégico «no nuclear» para disuadir a Rusia.
Está previsto que el Parlamento Europeo apruebe la semana que viene un préstamo de hasta 35.000 millones de euros, después de un pacto en el marco del G7. Sin embargo, los líderes comunitarios todavía no han logrado levantar el veto de Hungría a que se prorrogue la congelación de los activos rusos —de donde saldrá el préstamo— durante tres años, en vez de votarla cada seis meses. De este último punto va a depender la aportación del Gobierno estadounidense, que podría llegar hasta 20.000 millones de euros.
El escollo de Hungría
El primer ministro húngaro, el ultranacionalista Viktor Orbán, no quiso alinearse este jueves con el resto de los líderes europeos. Calificó el plan de la victoria de Zelenski como «más que aterrador» y dijo que la UE debería cambiar «su estrategia de guerra por una estrategia de paz». Lo expuesto por el ucraniano «apunta en la dirección contraria», advirtió Orbán, y acto seguido pidió al canciller alemán, Olaf Scholz, y al presidente francés, Emmanuel Macron, que inicien conversaciones con Moscú en nombre de los Veintisiete. Así se llegará a «una salida para esta situación», explicó.
Scholz se colocó en el extremo opuesto con su actitud al llegae a la cumbre. Declaró que «en el tercer invierno de guerra» es importante que la UE haga todo lo necesario para demostrarle a Ucrania que puede seguir contando con su apoyo. También el presidente lituano, Gitanas Nauseda, pidió determinación a los Veintisiete para aceptar todos los puntos del plan ucraniano. En esa misma línea, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, subrayó la urgencia de que la UE ayude militar y económicamente a Kiev. «Esta es una guerra existencial», definió por su parte el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell. «Espero que mantengamos el apoyo», concluyó.