Fiebre o febrícula: «No hay que combatir a la fiebre, sino el malestar del niño»
ENFERMEDADES
El aumento de temperatura es un mecanismo de defensa del propio organismo. Los expertos recomiendan dar medicación cuando el menor se sienta incómodo
28 dic 2022 . Actualizado a las 18:04 h.Coloretes, malestar general, irritabilidad, somnolencia y ojos vidriosos, ¿lo has visto alguna vez en tus pequeños? Se trata de un episodio de fiebre, uno de los motivos más comunes de consulta en los centros de atención primaria y en los servicios de urgencias. ¿Es preocupante? Como todo, depende. Cuando el termómetro comienza a subir de temperatura, las preguntas empiezan a perseguir a los padres: ¿Cuándo se considera fiebre?, ¿debo llevar a mi hijo al médico?, ¿es motivo de urgencia que persista después de tres días? Para ello, también hay respuesta.
La fiebre en sí no debe asustar. «Es un mecanismo de defensa del organismo contra las infecciones. Al aumentar la temperatura, hacemos que el sistema inmunitario trabaje mejor y pueda matar a los virus o bacterias», explica el doctor Pedro Gorrotxategi, vicepresidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap), y añade: «Por ello, no hay que combatir a la fiebre, sino al malestar del niño».
Si como padre o madre has recurrido al mejor prevenir que lamentar, al «le doy algo antes de que suba más», has cometiendo un error. «Eso no tiene sentido. Se debe esperar a que el niño, además de tener fiebre, se sienta incómodo», destaca el experto.
¿Cuál es la diferencia entre fiebre y febrícula?
El valor límite entre una y otra es similar al de los adultos. Si oscila entre los 37ºC y los 37,9º, entonces será febrícula. En cambio, se considera fiebre cuando supera los 38º. Dentro de esta, también existen categorías. Entre 38º y 39º, es fiebre moderada. De los 39ºC a los 40ºC, fiebre alta. Y si pasa de esta última cifra, muy alta. Precisamente, en la diferencia reside la preocupación: «No es lo mismo que un niño tenga dos décimas que dos o tres grados más», señala el doctor Gorrotxategi. De ahí, que sea importante encontrar su causa. «La fiebre suele venir de una infección o de algo más grave. Por ello, es necesario distinguir qué es lo que la está causando».
Causas más comunes de la fiebre en los niños
Décima arriba, décima abajo, la fiebre o febrícula siempre esconde algo. En ocasiones, y especialmente si la temperatura no supera los 38ºC, puede que pase en cuestión de horas y no haya causa aparente. «En principio la más frecuente es una infección», señala el vicepresidente de la Aepap.
- Infecciones respiratorias. Según la entidad, esta es el motivo más frecuente de fiebre. Tienden a ser víricas, aunque también puede haber espacio para las infecciones bacterianas.
- Infecciones gastrointestinales.
- Las vacunas. «Estas dan un fiebre más delimitada, y según el tipo de vacuna, sabemos cuando aparecerá y desaparecerá el aumento de temperatura. Una normal como la de histeria puede dar fiebre en las horas próximas a ponerla. En cambio, la del sarampión puede dar a la semana siguiente», comenta el doctor Pedro Gorrotxategi, a la vez que recuerda: «La mayoría de vacunas se ponen en niños muy pequeñitos. Es importante vigilar la fiebre y conocer cuál es su causa. Muchas veces, podemos vacunarlos al mismo tiempo que tienen una infección de orina sin que los adultos lo sepamos». (Conoce en este artículo el calendario de vacunación y sus posibles reacciones hasta los 12 años)
- La dentición. Eso sí, esta causa no acostumbra producir fiebre con altos valores.
- Enfermedades inmunológicas y reumatológicas. Desde la Aepap recuerdan que estos casos son puntuales.
Si bien la fiebre protege (que no ataca) tanto a adultos como a niños, hay etapas en las que puede ser más frecuente. Así, los infantes con edades comprendidas entre los 3 y 36 meses serán más propensos a que aparezca este mecanismo de defensa. Además, se volverá más común durante los meses de invierno y si el niño acude a la escuela infantil. En este sentido, la edad también requerirá atención pediátrica en mayor o menor medida.
¿Cuándo debes acudir al pediatra si tu hijo tiene fiebre?
Depende de su edad y de sus síntomas. «En los menores de tres meses, se debe acudir al pediatra de forma inmediata. Sobre todo, si tiene menos de un mes, ya que existe mayor riesgo de una enfermedad grave. A partir de esta edad, la causa de la fiebre podría deberse a cualquier cosa vírica y ser menos importante», detalla el profesional de la salud. Estas recomendaciones se cumplen siempre y cuando el menor se encuentre cómodo y en un estado regular.
Para más hincapié en cómo y cuándo actuar ante un niño con más de 38ºC, el doctor aconseja conocer el triángulo de evaluación pediátrica. «Se trata de un método que presta atención a la circulación, a la respiración y al estado general del niño. Por lo que si se observa que el niño respira muy rápido, tiene mala circulación (manos amoratadas) o presenta un estado de consciencia alterado (adormilado o irritable), se debería buscar atención médica», señala Pedro Gorrotxategi.
A mayores, la Asociación Española de Pediatría recomienda acudir si el pequeño se encuentra en las siguientes condiciones.
- Fiebre superior a 39ºC.
- Si la fiebre persiste durante más de dos días.
- El niño tiene dificultad para respirar.
- Está adormilado o irritable.
- Tiene dificultad para mover el cuello o mirar hacia arriba.
- Presenta vómitos muy abundantes, dolor abdominal o dolor de cabeza.
- Se produce un episodio de convulsiones.
- Tiene manchitas rojas en la piel o los labios, lengua o uñas azuladas.
- No ha sido vacunado previamente.
- Las fontanelas del lactante están hundidas o parecen sobresalir hacia afuera.
- Y por último, si en su historial figuran enfermedades previas o un viaje reciente al extranjero.
Por el contrario, la entidad nacional de salud recuerda que lo más probable es que la enfermedad del niño «no sea grave» si mantiene el interés por jugar, está bien hidratado, sigue alerta y sonríe, tiene la piel de su color habitual y buen aspecto cuando le baja la temperatura.
¿Por qué aparecen las convulsiones?
Las convulsiones han sido el mal de numerosos padres. «La primera vez suelen llegar muy asustados porque dicen que el niño parece que haya fallecido», explica el doctor. Afectan al 3 o 4% de los niños entre los seis meses y cinco años, y la recomendación del experto es «llevarlo a urgencias si se trata de la primera convulsión, por si tiene otra causa, y sino dejarlo tranquilo», detalla. Pese a lo alarmantes que resultan las convulsiones febriles, el niño se recuperará y no tendrá ninguna repercusión. «Al contrario de la convulsión epiléptica. La convulsión febril a veces puede ser que se quede quieto y sin moverse», señala el doctor Gorrotxategi.
Son episodios de temblores que suponen la pérdida de conciencia, y no se deben confundir con los escalofríos. Ya que estos «son uno de los métodos que emplea el organismo para tratar de regular la temperatura», detalla la Aepap, y añade: «Se desconoce por qué algunos niños sí las tienen y otros no». Así que, lo importante ante esta situación será mantener la calma. La entidad aconseja tumbar al bebé de lado en un sitio seguro, y esperar a que pare.
Remedios caseros para evitar la fiebre
Si bien la fiebre no será el objetivo a detener, sí lo será el malestar del pequeño. «Debemos intentar que esté cómodo. Pero nada de abrigarlo mucho o desnudarlo al completo», detalla el experto. Desde la Aepap aconsejan mantener al niño bien hidratado y evitar ambientes calurosos. De ahí que el uso de ropa liviana pueda funcionar.
Los padres también podrán recurrir a la medicina. «Si el niño se encuentra mal se les puede dar paracetamol o ibuprofeno. El primero sirve para todas las edades, mientras que el ibuprofeno solo se puede dar a mayores de tres meses», señala el pediatra Pedro Gorrotxategi. El conocido Dalsy equivale al ibuprofeno, mientras que el Apiretal, al paracetamol.
En cuanto al tipo de termómetro, el experto lo tiene claro. «Lo mejor es uno digital». La temperatura se podrá tomar en el recto a los más pequeños, mientras que la axila funcionará entre los mayores. Se debe tener en cuenta que en el primer caso, el resultado podrá suponer medio grado más.