¿Sirve la dieta astringente para la diarrea? Esto dicen los estudios

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

La dieta astringente se suele recomendar para tratar la gastroenteritis, pero ¿cuánta evidencia tiene detrás?
La dieta astringente se suele recomendar para tratar la gastroenteritis, pero ¿cuánta evidencia tiene detrás? La Voz de la Salud | iStock

La recomendación tradicional de hacer comidas que no irriten la mucosa digestiva podría no estar indicada en todos los casos de diarrea

09 abr 2023 . Actualizado a las 10:20 h.

Arroz blanco, manzanas asadas, pechuga de pollo y tostadas son algunos de los alimentos que están en la base de la dieta astringente. Un patrón de alimentación que se suele indicar en pacientes que están atravesando una gastroenteritis u otros problemas intestinales agudos con síntomas como el dolor abdominal o la diarrea. ¿El objetivo? «Enlentecer los movimientos intestinales y disminuir el volumen y la frecuencia de las deposiciones», según la doctora Jimena Abilés, experta de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). En otras palabras, se utiliza para tratar o mitigar estos síntomas de malestar gastrointestinal. Pero ¿qué evidencias tiene detrás esta dieta?, ¿funciona realmente? Hoy intentamos explicarlo.

En qué consiste la dieta astringente

La pauta nutricional astringente se basa en suprimir o eliminar aquellos alimentos que irritan la mucosa del sistema digestivo e inducen los movimientos de los músculos del intestino. Entre estos productos se encuentran el café, ciertas especias y el zumo de naranja, por ejemplo. También se excluyen los alimentos ricos en fibra, como las legumbres y los cereales integrales, la lactosa y la bollería.

En cuanto a su implementación, la dieta astringente se realiza siguiendo una progresión en diferentes fases, con el fin de limitar las cantidades ingeridas de «hidratos de carbono hiperosmolares que podrían digerirse o absorberse mal, alimentos que estimulan la secreción de líquidos y alimentos que aceleran la velocidad de tránsito gastrointestinal», apunta Abilés.

Finalidades de una dieta astringente:

  1. Reponer la pérdida de líquidos y electrolitos, para evitar la deshidratación
  2. Reducir la estimulación de las secreciones gastrointestinales
  3. Ralentizar el tránsito intestinal, reduciendo con ello el número y volumen de las deposiciones
  4. Realizar una progresión dietética adecuada hacia una alimentación normal

Así, durante las primeras 24 horas, el principal objetivo será asegurar la reposición de agua, glucosa y electrolitos que se pierden con la diarrea para evitar la deshidratación. Por eso, se indica beber un mínimo de dos litros de líquido repartidos en varias tomas a lo largo del día. En esta etapa, se aconseja el consumo de soluciones rehidratantes como la limonada astringente, recomendada por la Organización Mundial de la Salud para evitar la deshidratación. Algunas guías proponen también la utilización para este fin de bebidas isotónicas, aunque esto no es estrictamente necesario. «El primer paso es la reposición de líquidos y electrólitos con soluciones de rehidratación oral (SRO), sopas, caldos y líquidos isotónicos», resume Abilés.

Después de las 24 horas, conviene empezar a incorporar comidas sólidas y más sustanciosas. Patata y zanahoria cocidas, pasta, sopas de caldo desgrasado, arroz, manzana en compota y plátano maduro son algunos productos preferidos por esta dieta. «A medida que la diarrea comienza a resolverse, la adición de fibra a la dieta puede ayudar a restablecer la función normal de la mucosa, aumentar la absorción de electrólitos y agua e incrementar la consistencia de las heces. Para restablecer el tubo digestivo afectado tras la enfermedad y los períodos de ayuno, se necesitan alimentos. La vuelta a la alimentación temprana tras la rehidratación reduce la cantidad de deposiciones y acorta la duración de la enfermedad», explica Abilés. Esta segunda fase dura entre dos y tres días, aproximadamente.

En la tercera etapa, una vez que las deposiciones son consistentes y su frecuencia ha disminuido, se introducen las proteínas de origen animal: pescado blanco o pollo a la plancha sin piel, huevos cocidos o en tortillas con poco aceite son las opciones más recomendadas. Cuando estos alimentos se toleren bien y la diarrea se haya controlado, podrán añadirse progresivamente, en una cuarta etapa, otras verduras como calabaza, calabacín o judías y, de esta forma, ir introduciendo los alimentos de una dieta equilibrada poco a poco.

Por qué se recomienda esta dieta

«En España, un 17 % de la población sufre episodios de diarrea al menos una vez al mes. En una encuesta realizada a más de 2.000 personas que sufren diarrea aguda en 14 países, se descubrió que el 84 % de las personas se sienten cansadas y débiles cuando sufren diarrea. Y no es algo sorprendente, teniendo en cuenta que causa una pérdida importante de líquidos y sales del cuerpo, lo cual puede hacer que sientas todavía más malestar y agotamiento. En Europa, los niños de menos de tres años presentan hasta dos episodios anuales y es causa de un número significativo de hospitalizaciones», señala Abilés.

En este sentido, la dieta astringente se propone como una forma de aliviar estos síntomas y mejorar el pronóstico, facilitando una curación más rápida de los pacientes que sufren enfermedades con diarrea. El objetivo es, en todos los casos, lograr «una progresión dietética adecuada hacia una alimentación normal», dice Abilés.

En otros casos, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos explica que la dieta astringente puede estar indicada durante un brote de síndrome del intestino irritable, diverticulitis, enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa. «A veces las personas se ponen en esta dieta temporalmente después de ciertos tipos de cirugía intestinal, como una ileostomía o colostomía. Si tiene una constricción u obstrucción intestinal, es posible que tenga que reducir su ingesta de fibra a largo plazo», señala el organismo.

Evidencia

Si bien la dieta astringente se sigue utilizando en muchos casos, existen controversias en cuanto a su eficacia para tratar los síntomas de las enfermedades gastrointestinales agudas. Por ejemplo, una revisión de Guías de Práctica Clínica publicada en el 2016 en la revista Journal of Pediatric Gastroenterology and Nutrition concluyó que estos patrones alimentarios restrictivos no eran recomendables en el manejo de la gastroenteritis en la población infantil.

En un ensayo clínico publicado en el año 1990, se dividió a 176 niños de menos de un año de edad que tenían diarrea leve en dos grupos. Unos siguieron la dieta astringente: 24 horas de hidratación oral y luego alimentación con fórmula diluida de leche de vaca, o de soja; el otro grupo siguió su alimentación habitual. No hubo diferencias estadísticamente significativas entre ambos cohortes y el ensayo concluyó que la dieta sin restricciones, en niños menores de un año, no parece afectar la evolución de los síntomas de una diarrea leve.

Así, en los niños, la clave sería mantener la hidratació sin limitar los alimentos. «La famosa dieta blanda o astringente que se aconsejaba antes ha pasado a la historia. La recomendación ahora pasa por una dieta normal saludable. Muchas veces lo que se hace con esa dieta astringente es que el niño quiera comer todavía menos. Lo fundamental, si tienen gastroenteritis, es que se rehidraten con suero de rehidratación oral, si son pequeñitos la lactancia materna o la leche de fórmula. No se sustituyen los lácteos a no ser que sea una diarrea prolongada de más de una semana, entonces sí se puede sacar la lactosa», indica la pediatra Laura Álvarez.

Como señala el enfermero Oscar Romeu Bordas, «la evidencia que respalda la dieta astringente en gastroenteritis agudas es limitada, al igual que evitar alimentos sólidos las primeras 24 horas, o evitar los productos lácteos. Por tanto, no sería arriesgado concluir que la dieta normal podría retomarse de forma precoz en caso de gastroenteritis aguda, si no hay signos de deshidratación. La dieta astringente no ha demostrado claramente su efecto y no parece que tenga beneficio, usándola de forma sistemática».

De todos modos, el experto aclara, se debe tener en cuenta «que existen otras causas de la diarrea más allá de la infecciosa, como puede ser la que causa la radioterapia, y, en esos casos, los pacientes podrían beneficiarse de la dieta astringente». Recordemos que, como señala la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la dieta puede estar indicada en personas que sufren ciertas condiciones como la enfermedad de Crohn.

Otras recomendaciones de la doctora Abilés para aliviar la diarrea:

  • Realizar una dieta fraccionada en muchas comidas de pequeño volumen, repartirlas en 6 tomas si es posible.
  • Comer despacio y masticar bien.
  • Tomar los líquidos y el agua en pequeñas cantidades, especialmente luego de las deposiciones.
  • No tomar alimentos ni muy fríos, ni muy calientes, ya que pueden aumentar la cantidad y disminuir la consistencia de las heces.
  • Utilizar formas de cocción sencillas (hervidos, plancha, vapor, horno) y evitar los fritos, rebozados, empanados y guisos.
  • Eliminar los alimentos de difícil digestión, como carnes fibrosas, mariscos, legumbres o alimentos con mucha grasa.
  • Incluir en la dieta, mientras dure la diarrea, probióticos como el Lactobacillus Casei y Bifidobacterias, presentes en yogures y otras leches fermentadas, y en presentaciones farmacéuticas. Son muy beneficiosos para la salud, especialmente ante procesos diarreicos. La acción de sus bacterias lácticas se mantiene en el interior del intestino, actuando como protectores de su mucosa.
  • Mantener normas de higiene en la selección de alimentos y durante la realización de las comidas.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.