¿Puede mi perro o mi gato transmitirme una enfermedad a mí o a mi familia?

ENFERMEDADES

Los perros son los animales de compañía más comunes de las familias españolas.
La Voz de la Salud

El número de familias que convive con un animal crece a cada año en España, por lo que la prevención ante posibles zoonosis se vuelve fundamental

04 oct 2023 . Actualizado a las 19:15 h.

Los animales pueden transmitir enfermedades a los seres humanos. Ahora bien, debido a la tendencia del ser humano de creer que la Tierra es de su propiedad, cabe destacar que esta realidad también se aplica a la inversa: los humanos podemos transmitir enfermedades a los animales. Se trata de una realidad bidireccional. Este salto entre especies de una enfermedad, que podría resultar bastante lógico de por sí, nos quedó a todos muchísimo más claro cuando en el año 2020 un virus llamado Sars-cov-2 brincó del reino animal a la especie humana provocando una pandemia. Pero la lista de zoonosis —enfermedades que afectan tanto a animales como a humanos— es muchísimo más amplia. 

Tal vez los ejemplos que se nos vengan a la cabeza sean los más exóticos: la gripe aviar, la viruela del mono, el covid o la crisis del ébola —más recientemente, también la fiebre de Marburgo—. Efectivamente, la globalización ha traído novedades a nuestro catálogo de enfermedades habitual, como explica Fernando Moraga, vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología: «Cada vez se hacen más viajes, cada vez se tiene más contacto con animales y cada vez se exportan más animales. Por ejemplo, el virus de la viruela del simio tiene su origen, fundamentalmente, en África Central y Occidental, sobre todo en el valle del Congo, pero el virus se descubrió en Dinamarca en los años cincuenta». Y se preguntarán: ¿cómo es posible que haya podido suceder esto? Todo se explica por la mano del hombre: «Había un grupo de monos que se trajeron para experimentación animal en Dinamarca y ahí fue cuando se descubrió. El primer caso en humanos se dio hace unos 50 años», explica Moraga. 

No obstante, las zoonosis no siempre están relacionadas con lejanos virus o bacterias llegados de latitudes tropicales. Ni mucho menos. Esta es una realidad mucho más doméstica y habitual. Sin ir más lejos, nuestro gato puede contagiarnos la gripe —y viceversa—. Como ven, esta situación no da para guion de Hollywood. Pero por muy cotidiano que pueda parecer, cada vez es más frecuente ver cómo los humanos incorporamos a nuestras familias a animales de otras especies y, aunque el riesgo no sea elevado, es importante conocer qué enfermedades podríamos compartir.

¿Qué enfermedades compartimos animales y humanos?

«El término zoonosis se emplea para hablar de una enfermedad que se transmite de animales al hombre y viceversa. Antiguamente se clasificaban como antropozoonosis o zooantroponosis, dependiendo de cuál fuese el origen principal. Desde hace unos años se habla de zoonosis 'a secas' ante cualquier enfermedad que padezcan tanto animales como seres humanos. La idea es no generar tanta confusión ni divisiones engorrosas. Una zoonosis suele ser, principalmente, parasitaria o infecciosa (provocada por un virus o una bacteria). Incluso hay zoonosis alimentarias, que son enfermedades que puedan ser transmitidas por alimentos de origen animal a las personas». Quien habla es Pablo Teijeiro, licenciado en veterinaria y académico de la Academia de Ciencias Veterinarias de Galicia.

Sin embargo, el veterinario explica cómo de un tiempo a esta parte, desde la esfera sanitaria se ha abrazado el concepto de One Health (una única salud, en inglés). Se trata de un cambio de paradigma significativo. La idea se basa en una realidad de lo más obvia: plantas, animales y seres humanos vivimos en el mismo planeta y compartimos el medio ambiente, por lo que, tarde o temprando, vamos a encontrarnos con los mismos problemas. Es, por tanto, útil pensar en soluciones o medidas de prevención que protejan a todos. 

Como se ha dicho, la lista de zoonosis que existen es casi interminable. «Si nos pusiésemos a enumerar enfermedades, no acabaríamos. La mayoría de las enfermedades que sufren las personas también las pueden sufrir los animales. Centrándonas en las infecciosas y parasitarias, se estima que entre un 60 y un 70 % son compartidas entre personas y animales. ¿Cuáles son las más frecuentes? Dependerá del país, de si se vive en la ciudad o en el campo, de cómo es la convivencia y condiciones de los animales», apunta el especialista.

¿Cuáles son las enfermedades que podría transmitirme mi perro?

Los perros son el principal animal doméstico presente en las familias españolas. Las cifras sobre el número de perros que, se calcula, existen en España oscila entre los siete y los nueve millones. ¿A cuántas personas conocen que su perro les haya pasado una enfermedad? Probablemente a ninguna, por lo que es obvio que los contagios entre perros y humanos no son algo habitual. Quedando esto claro, hablemos algunas de las enfermedades más conocidas que podrían saltar del perro a las personas.

 Leishmaniosis

La leishmaniosis es una enfermedad causada por un parásito microscópico que utiliza como vector a un 'mosquito' (en realidad, es un flebótomo) infectado para diseminarse. Existen varios tipos de leishmaniasis, siendo las más comunes la cutánea y la visceral. Se trata de una enfermedad potenciamente letal. La leishmania está presente en buena parte de la península ibérica y el territorio insular español. Un estudio realizado por veterinarios en el año 2020 estimó que las tasas más altas de seroprevalencia se daban entre los perros de las Islas Baleares (un 57,1 %; por lo que más de la mitad de los animales estaban infectados), seguida de la provincia de Ourense (35,6 %). La prevalencia más baja se da en Vicaya (0 %), Cantabria (2 %) y Álava (3,3 %).

¿Pero cuáles son las posibilidades de que un perro que padece leishmaniosis acababe por infectar de leishmania a un ser humano con el que conviva? «Necesitamos la picadura de un mosquito, pero a su vez que ese mosquito tenga la infección. No todos los mosquitos están infectados», adelanta Teijeiro. Del mismo modo, un perro puede ser portador de la enfermedad, pero no desarrollar síntomas. Lo explica Cristophe Dardonville, investigador principal del grupo de quimioterapia antiparasitaria del Instituto de Química Médica del CSIC, que trabaja desarrollando moléculas para combatir a los parásitos causantes de enfermedades como la leishmaniosis o la enfermedad de Chagas: «Hay muchos perros que son portadores del parásito, pero no desarrollan síntomas. Sin embargo, son infectivos. Aunque no tenga síntomas, si el flebótomo que porte al parásito pica al perro, aunque no desarrolle síntomas, puede transmitirlo. Que el perro sea asintómatico o desarrolle los síntomas clínicos dependerá mucho de sus sistema inmunitario. De hecho, la mayoría de los perros no desarrollan la enfermedad».

Ourense muestra elevados niveles de leishmania en comparación al resto de su entorno.
Ourense muestra elevados niveles de leishmania en comparación al resto de su entorno. La Voz de la Salud

Sin embargo, como se ha dicho, es complicado que la leishmania logre saltar desde nuestro perro a nuestros cuerpos. «Las cosas suelen ser más complejas de lo que puedan parecer. Imaginemos que dormimos en la misma habitación que el perro y hay un mosquito dentro de la estancia. El mosquito debería ser de una determinada especie y que, además, sea capaz de transmitir la enfermedad. Es más, la enfermedad tiene que replicarse dentro del mosquito, porque el parásito, además de necesitar del vector para transmitirse, debe desarrollar un ciclo de la vida dentro del propio mosquito. En el caso de la leishmania, dividirse en las glándulas salivares y pasar de una forma larvaria a otra para ser infectiva», explica Teijeiro. ¿Es posible que nuestro perro acaba por transmitirno leishmania? Sí, es posible, pero no tiene muchas más posibilidades de infectarse de leishmania aquellas personas que tengan un perro contagiado que aquellas que no convivan con animales. 

El caso de Ourense, ¿por qué hay tanta leishmania?

La provincia de Ourense es un fenómeno extraño dentro del mapa de la leishmania en España, en el que prácticamente todo la mitad norte peninsular tiene unos bajos niveles de prevalencia a excepción de Ourense. ¿Por qué? Porque por razones medioambientales es una zona favorable para la supervivencia de la fases infectivas de la leishmania. El microclima de calor a lo largo de todo el año permite que el ciclo de vida del parásito y su vector se prolongue durante un año entero (primavera-verano-otoño-invierno). Al cerrarse el ciclo, sobrevive. En el resto de Galicia, más húmeda y fría, los mosquitos mueren o permanecen latentes, por lo que el ciclo de la vida no se cierra. No obstante, como advierte Dardonville, la leishmania está ganando terreno hacia el norte gracias al cambio cilmático. 

La rabia

«Muerto el perro, se acabó la rabia», dice un dicho del refranero español, que no solo es un tanto sádico, sino que es falso. Porque la rabia es una de las enfermedades que pueden saltar de los perros (de cualquier mamífero de sangre caliente, en realidad) a humanos. Se trata de un virus con una letalidad de casi el 100 % si no se inicia la pauta vacunación tras la mordedura de un animal infectado. Por suerte, aunque no está erradicada, los casos que se pueden encontrar en perros en España se cuenta con los dedos de una mano desde hace años y se suelen corresponder con animales en tránsito, generalmente procedentes del norte de África. 

Leptospirosis

«La leptospirosis es una enfermedad de la que no se habla tanto, pero que también es zoonosis. Es producida por una bacteria, que también se transmite a las personas, aunque es difícil ya que vacunamos a los perros», recuerda Teijeiro, que pasa a dar más detalles sobre esta bacteria. «La leptosespirosis es una enfermedad infecciosa directa, que se contagia, normalmente, por estar en contacto con el germen (una lectoespira)», explica el veterinario. Estas vías de contagio pueden ser por entrar en contacto con agua infectada por un animal o al estar expuestos a la orina o líquidos corporales de animales infectados. 

 Dirofilaria

La dirofilaria, pese a ser infrecuente en humanos, es otra zoonosis causada por un parásito. «En vez de ser un parásito microscópico que afecta a los glóbulos blancos como la leishmania, la dirofilaria es un nemátodo. Es un gusanito fino y largo, como un hilo —de ahí que su nombre contenga 'filo'— y que puede llegar a los 30 cm. En el perro se aloja en el corazón y en los grandes vasos pulmonares, pudiendo provocar una patología cardíaca. En los humanos sucede algo parecido, pero, aunque tiene esa capacidad, es rarísimo», explica Teijeiro. Se utiliza la desparasitación interna para prevenir la aparición de este parásito. Si la enfermedad es detectada a tiempo, la evolución suele ser buena. 

 Otras zoonosis

Como se ha dicho, la lista de zoonosis es larga y no tendría demasiado sentido exponer una a una todas las dolencias que pueden saltar de animales a humanos. En cualquier caso, otras patologías como la sarna, la tiña —comunes a muchos mamíferos— o la enfermedad de Lyme —transmitida por garrapatas— también pueden infectar a humanos. «La sarna, enfermedad parasitaria que afecta a la piel y a todos los organismos que la padecen, se considera zoonosis; la tiña, ocasionada por un hongo, también. En el pasado, contraer la tiña o la sarna era un gran inconveniente porque era muy contagiosa, ocasionaba problemas muy serios, los tratamientos no eran tan efectivos y había estigma. Hoy sabemos que hay multitud de hongos que pueden afectar a las personas y nadie se lleva las manos a la cabeza», comenta el académico de la Academia Galega de Veterinaria. En cuanto a la enfermedad de Lyme, pese a que el número de diagnosticos ha aumentado en los últimos quince años, es poco habitual en Galicia. 

¿Cuáles son las enfermedades que podría transmitirme mi gato, mi hámster u otros animales de compañía?

La gran variedad de animales de compañía que tenemos hoy en día en nuestras casas (desde aves o roedores de tamaño pequeño, a reptiles o peces), hace interminable la lista de efermedades que podríamos compartir. «En todas las especies de animales existe alguna enfermedad que pueda ser zoonótica, pero dependerá del tipo de cada enfermedad y del tipo de contacto que pueda ser transmitida al hombre». Los principales riesgos a la hora de sufrir algún tipo de contagio son:

  • Un sistema inmunitario deprimido
  • Un contacto prolongado con la enfermedad
  • Que la enfermedad sea patógena, virulenta y que tenga capacidad de infectarnos

«Se tienen que dar varios factores y que estos duren en el tiempo», explica Pablo Teijeiro.

Gatos

En teoría, los gatos podrían transmitir algún tipo de clamidia, pero la realidad es que estos casos son extremadamente raros. Por contra, los félidos en general son susceptibles de padecer la gripe. Incluso pueden padecer el coronavirus como vimos hace tres años.

Roedores

El mayor riesgo de contagio con los roedores de pequeño tamaño serían los parásitos internos, pero también hongos o bacterias. 

Aves

«En general, lo más peligroso que un ave pudiese transmitirnos sería una enfermedad respiratoria como la psitacosis (también llamada ornitosis, fiebre del loro o clamidiosis). Se trata de una bacteria que afecta al sistema respiratorio. Es difícil contagiarse porque necesitas estar mucho tiempo en contacto con el agente infeccioso», comenta el experto que anota que posibles situaciones de contagio sería, por ejemplo, darle besos a un loro. «En cualquier caso, el animal tendría que estar enfermo y tú ser susceptible», matiza y recuerda que el mensaje no sería no darle besos a un loro si es el deseo del propietario, sino prevenir contagios mediante las vacunas habituales y la desparasitación.

La gripe aviar altamente patógena, un problema importante

Las aves merecen un capítulo y mención aparte. Así como se ha comentado que los casos de zoonosis entre animales domésticos y convivientes humanos no son demasiado habituales, Pablo Teijeiro menciona «un problema importante» con respecto a la «influenza aviar altamente patógena». La gripe aviar altamente patógena —no confundir con la de baja patocidad— fluctúa y, de cuando en cuando, «en la naturaleza hay exacerbación de la enfermedad».

¿Conocen la expresión «está como un bebedero de patos» para referirse a un lugar tremendamente concurrido? Pues la metáfora es muy gráfica para referirse a esta variedad del virus de la influenza. Se trata de un virus que afecta normalmente a aves silvestres, normalmente de vida acuática o semiacuática, que suele estar presente entre las grandes bandadas de aves que habitan zonas de marismas, estuarios de ríos o lagunas interiores. «Si esas aves son migratorias, los especímenes infecatos llevan a otro país la enfermedad, contagian a a aves autóctonas y, luego, se puede producir un salto de especie, por ejemplo de ave a mamíferos», comenta Teijeiro recordando que esto sucedió en Galicia «hace nada» afectando a una granja de bisones en A Coruña.

«Esto es algo que hay que tratar con rotunidad. En esa granja de bisones, si se produce transmisión de un visón infectado a uno sano, la enfermedad habrá conseguido dar un paso más a la hora de ser peligrosa para el hombre u otras especies de mamíferos. Imaginemos que un operario de la granja de visones resulta afectado. Hay una serie de condicionantes para que una enfermedad pase a afectar a una especie y ser una enfermedad local a que contagie a muchas especies distintas muy rápido en muchos lugares distintos a nivel nacional e internacional y se convierte en una epidemia o pandemia. Esto es básicamente, lo que pasó con el covid», advierte Teijeiro, que una vez más pone el foco en la prevención.

Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.