Tétanos: ¿qué riesgo tengo si me pincho con un clavo oxidado?, ¿cada cuánto me tengo que vacunar?
ENFERMEDADES
Caminar descalzo en verano aumenta el riesgo de infección de una enfermedad causada por toxinas que liberan las bacterias presentes en objetos expuestos a la intemperie
08 ago 2023 . Actualizado a las 12:23 h.El tétanos es una enfermedad olvidada gracias a la acción efectiva de la vacuna antitetánica, pero eso no significa que podamos relajarnos. Sigue siendo una enfermedad grave y con secuelas importantes. Es causada por una toxina que producen las bacterias llamadas Clostridium tetanii. Se trata de unos patógenos muy abundantes que se pueden encontrar en todo tipo de ambientes. Es por eso que, ante cualquier pinchazo con materiales oxidados, saltan las alarmas: un objeto oxidado ha estado expuesto a la intemperie durante un tiempo suficiente como para que las probabilidades de que contenga esporas de esta bacteria sean altas y, al penetrar la piel, pueden llegar de manera rápida al torrente sanguíneo.
Una infección grave
«Esta bacteria es muy resistente porque forma esporas cuando no tiene condiciones óptimas para desarrollarse. Las esporas se esparcen muy fácilmente, son muy estables, no se degradan fácilmente y aparecen en heces de animales, están en el suelo, tierras de cultivo u objetos sucios. Si, a través de heridas, mordeduras o quemaduras que no se desinfectan adecuadamente, entran en contacto con nuestro cuerpo, que es un ambiente propicio para reproducirse, las esporas dan lugar a las bacterias capaces de producir la toxina», explica María Mercedes Jiménez Sarmiento, investigadora del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB - CSIC) y divulgadora científica especializada en bioquímica.
La enfermedad se produce a medida que las bacterias que han entrado a través de la herida en forma de esporas se van activando, crecen y se dividen. Es en este proceso cuando van liberando la toxina llamada tetanospamina, que tiene la capacidad de afectar a los nervios del cuerpo encargados de controlar los músculos.
Aunque no se contagia de persona a persona, es fácil contraer la infección si estamos expuestos a esta bacteria y en ese caso, los síntomas aparecen tras un período de entre 7 y 21 días de incubación. «Esta toxina es una proteína con características neurotóxicas. Ataca al sistema nervioso produciendo espasmos y síntomas neurológicos que, si no se tratan a tiempo, desencadenan en una enfermedad grave», detalla Jiménez. La enfermedad produce contracciones musculares, especialmente en la mandíbula y los músculos del cuello.
Existen distintas clasificaciones del tétanos. La versión más común de la enfermedad es la infección generalizada, en la que los síntomas aparecen progresivamente empeorando a lo largo de dos semanas. Generalmente, suele presentarse primero la contracción muscular de la mandíbula y, paulatinamente, los síntomas van avanzando hacia abajo en el cuerpo.
Finalmente, se producen espasmos graves desencadenados por eventos que estimulan los órganos sensoriales, como ruidos, el contacto físico o hasta la luz. Son espasmos repetidos y dolorosos que duran varios minutos y son generalizados a nivel orgánico, lo que hace que puedan confundirse con una convulsión. En estos casos, la rigidez muscular en el cuello y el abdomen puede causar dificultades respiratorias.
Algunos signos y síntomas del tétanos generalizado son:
- Espasmos musculares dolorosos y músculos rígidos y que no se pueden mover (rigidez muscular) en la mandíbula
- Tensión de los músculos alrededor de los labios, que a veces causa una mueca persistente
- Espasmos dolorosos y rigidez en los músculos del cuello
- Dificultad para tragar
- Músculos abdominales rígidos
A medida que la enfermedad avanza, otros signos y síntomas pueden ser:
- Presión arterial alta
- Presión arterial baja
- Frecuencia cardíaca acelerada
- Fiebre
- Sudoración extrema
Fuente: Mayo Clinic
Otra forma de la enfermedad que es poco común es el tétanos localizado. Esta infección provoca espasmos musculares cerca de la zona de la herida y, si bien no es tan grave como el tétanos generalizado, puede evolucionar hasta abarcar el cuerpo entero. También existe una forma rara del tétanos que se produce cuando la herida por la que entran las esporas se encuentra en la cabeza. Produce un debilitamiento de los músculos de la cara y espasmos de los músculos de la mandíbula, y también puede evolucionar a un tétanos generalizado.
Cuándo acudir al médico
Dado que el tétanos es una enfermedad que potencialmente pone en riesgo la vida, es importante no esperar a que se presenten los síntomas si tenemos una herida y hemos estado en contacto con elementos que puedan estar contaminados. En particular, el riesgo se incrementa si han pasado más de diez años desde la última dosis de la vacuna contra el tétanos o si tenemos una herida punzante, un objeto extraño en la herida, un corte profundo o una mordida de animal.
Sobre todo, se debe consultar si la herida está contaminada con suciedad, tierra, heces, óxido o saliva. Esto es importante, ya que las heridas contaminadas o más graves requieren un refuerzo de la vacuna si han pasado cinco años o más desde la última vacuna antitetánica.
En estos casos, un médico de Urgencias podrá diagnosticar el tétanos en base a los antecedentes médicos y de vacunación, además, por supuesto, de los síntomas. Sin embargo, aunque se confirme que se trata de una infección por tétanos, no existen tratamientos curativos para la enfermedad. Solo será posible administrar cuidados a nivel de las heridas, medicamentos para el alivio de los síntomas y otros apoyos que puedan ser necesarios mientras que la enfermedad progresa, como sondas de alimentación. La recuperación puede demorar hasta un mes.
Algunos medicamentos utilizados para tratar el tétanos son:
- La terapia antitoxina. Va dirigida a las toxinas que todavía no han atacado a los tejidos nerviosos. Este tratamiento se denomina inmunización pasiva y funciona como anticuerpo frente a la toxina.
- Sedantes. Buscan reducir la función del sistema nervioso para ayudar a controlar los espasmos musculares.
- Antibióticos. Ayudan a combatir la infección bacteriana que ha liberado toxinas.
- Vacunación. Se puede aplicar una dosis de la vacuna antitetánica para contribuir al trabajo del sistema inmunitario combatiendo las toxinas.
Vacunación
La vacuna antitetánica es la principal herramienta con la que contamos para hacer frente a esta enfermedad, teniendo en cuenta que no existe inmunidad natural contra el tétanos y haber padecido la enfermedad tampoco confiere protección a largo plazo. Por eso se considera imprescindible revacunarse cada diez años durante toda la vida. Esta, junto a las medidas higiénicas, es la única forma de prevenir la infección.
¿Cómo funciona? «La vacuna contra el tétanos es la propia toxina inactivada químicamente y con calor, no produce ningún daño, pero activa nuestro sistema inmune para que produzca anticuerpos», explica Jiménez. La formulación se basa en un toxoide, es decir, una versión inactivada de las toxinas que producen las bacterias Clostridium tetanii. El toxoide activa el sistema inmune frente a la toxina, sin causar la enfermedad. Esta vacuna tiene una tasa de efectividad cercana al 100 %, aunque la protección disminuye con el paso del tiempo. Es por eso que se debe volver a aplicar la vacuna cada diez años.
«Según el calendario de vacunación vigente, combinada con vacuna de difteria y tosferina (DTT), se administran tres dosis durante el primer año de vida, otra dosis a los seis años, otra a los 14 años y después una vez cada 10 años. En casos de riesgo, como los accidentes, la pauta puede variar, pero siempre se recomienda mantener una cobertura porque al cabo de los años se pierde eficacia en la respuesta inmune. Los factores de gravedad de la enfermedad, la pérdida de eficacia con el tiempo y la gran exposición por ser un patógeno ubicuo son los que determinan el patrón de prevención. En el embarazo también se administra junto con la vacuna de la tosferina a partir de la semana 27, no antes», detalla Jiménez.
¿Y si me pincho con un clavo oxidado? Con respecto a exposición o riesgos, que no vectores (estos serían los casos de organismos vivos que pueden contagiar enfermedades a las personas, como mosquitos), si hay situaciones como heridas no bien desinfectadas y profundas o quemaduras, «si se desconoce la pauta de vacunación previa, o los años transcurridos de desde la última dosis, se puede administrar la vacuna, pero lo más rápido y efectivo es administrar inmunoglobulina antitetánica, es decir, directamente anticuerpos contra la toxina para desactivarla y también antibióticos para evitar que la bacteria se reproduzca», apunta la experta.