Ángel Carracedo, genetista: «En el cáncer influye más el ambiente que los genes»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Ángel Carracedo, catedrático de Medicina Legal y experto internacional en genética.
Sandra Alonso

El experto, uno de los más reconocidos en el terreno de la genética, explica que su equipo está desarrollando pruebas para la detección precoz del trastorno del espectro autista en mujeres

25 may 2024 . Actualizado a las 16:14 h.

El impacto que la genética tiene en la medicina crece a pasos de gigante y los zapatos los lleva Ángel Carracedo (Santa Comba, A Coruña, 1955), uno de los mayores expertos mundiales en genética, catedrático de Medicina Legal y Director de la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica, entre otros cargos. 

Su presencia en esta rama de la medicina, y no en otra, es fruto de la curiosidad y «de no querer ver sufrir a los pacientes» porque, dice, lo pasaba muy mal. «El motivo no lo sé muy bien» —responde tímidamente— «siempre me había gustado la genética, pero también otras áreas», explica. 

Su deseo de no querer ver cómo otros lo pasaban mal no duró mucho tiempo, ya que parte de su trabajo actual lo dedica al asesoramiento genético. «Se me debió expresar un gen con el paso de los años», bromea. Su investigación supone el alivio de muchos pacientes de enfermedades raras y poco frecuentes, que acuden a su laboratorio buscando desvelar las incógnitas que encierran sus trastornos. «Sufro con ellos y creo que no lo hago bien porque me involucro muchísimo. Como o ceno con ellos, los veo durante el fin de semana», reconoce. No sirve para no llevarse el trabajo a casa aunque en su tarea le beneficia. «Al final, creo que les comunico bien, les doy cariño y es una rama que me está gustando», indica. 

Siempre quiso «entender cómo un libro determina la vida de cada especie», cuenta en referencia a la genética. Especialmente, en un ámbito en el que, cuando empezó, todavía quedaba mucho por escribir. Ángel Carracedo cogió el bolígrafo y fue capaz de hacerlo con su propia letra: «Ha sido muy bonito tener la oportunidad de vivir el desarrollo de la genómica», concluye en una charla mantenida durante el encuentro Genómica y Medicina de Precisión en España. Presente y Futuro, organizado por la Fundación Bamberg con el apoyo de Pure Storage

—En alguna ocasión dijo que los humanos somos 50 % genes y 50 % ambiente. ¿Cómo nos influyen uno y otro?

—Eso es una estimación que se llama heredabilidad, que establece cuánto es la varianza genética en el total de la varianza compuesta por genes y ambiente, porque siempre somos una mezcla de ambos. Depende de la enfermedad. En trastornos psiquiátricos, normalmente, influyen más los genes que el ambiente; en cáncer influye más el ambiente que los genes, aunque los hay hereditarios. Esto se hace con estudio en familias de gemelos univitelinos separados de ambiente, y muchos proceden de cohortes grandes que sobre todo las tienen en Reino Unido y en países escandinavos. Así se predice. 

—El cáncer no siempre es hereditario, ¿pero sí genético?

—El cáncer son siempre mutaciones en los genes, pero mutaciones somáticas. No significa que se hereden, solo sucede en un porcentaje de casos de cáncer de colon y de mama, sobre todo, entre otros. Pero es un pequeño porcentaje el que supone el cáncer hereditario. Además de esto, hay una predisposición genética al cáncer, que es una variación común que todos tenemos. La predisposición media genética en el cáncer es un 25 %; así que el ambiente, que vamos entendiendo poco a poco en cada tumor, influye mucho. 

—Ahora está en boca la epigenética. 

—Lógicamente, la manera que tiene el ambiente de inducir cáncer es a través de mutaciones —lo cual es más raro—, o a través de epigenética. 

—¿En qué enfermedad se observa de manera clara la influencia del ambiente?

—Por seguir el tema, el cáncer de mama. Este tiene un 25 % de heredabilidad, lo que significa que los genes influyen un 25 % y el ambiente un 75 %. De ese 25 %, un 5 % más o menos  corresponde a cánceres familiares. Vemos que, cuando uno tiene mutaciones en genes como BRCA u otros, presenta unas probabilidades bastante altas de padecer cáncer de mama. Eso es cáncer familiar, que tienen mutaciones en línea germinal. El resto es predisposición genética al cáncer, es lo que se llama variación común, que vamos entendiendo cada vez más. En lo que respecta al ambiente, sabemos que hay factores que influyen en cáncer de mama, como por ejemplo, la obesidad, la nuliparidad —no tener hijos— o las dietas estrogénicas. Influyen una serie de factores que aumentan el riesgo, y si tienes ya un riesgo individual alto y aún por encima tienes un riesgo epidemiológico elevado, tus probabilidades de tener cáncer aumentan. Por el contrario, si disminuyes tu riesgo epidemiológico, que es el ambiental, minimizas el riesgo individual de predisposición. 

—¿Existe alguna enfermedad en la que la genética no tenga un papel relevante?

—Sí, hay cánceres en los que la genética influye muy poquito, como en el de pulmón. Ahí, el ambiente importa muchísimo, sobre todo, por lo relacionado con el tabaco y otros factores ambientales. Por el contrario, hay enfermedades con una mayor predisposición genética, como por ejemplo, el autismo o algunos trastornos psiquiátricos, que tienen muchísimo componente genético. Habitualmente, en estos casos no conocemos bien cuáles son los triggers o determinantes ambientales. 

El doctor Carracedo, durante el encuentro mantenido sobre genómica.
El doctor Carracedo, durante el encuentro mantenido sobre genómica.

—Uno de sus trabajos más citados fue la relación que encontraron entre la esquizofrenia y la autoinmunidad. ¿Cuál es?

—Excepto para el autismo y las discapacidad intelectual, que son dos problemas del neurodesarrollo donde las mutaciones son importantes y por eso es importante el diagnóstico para consejo genético, en el resto de los trastornos psiquiátricos, la variación que predispone a la enfermedad es variación común. Es decir, no hay nada malo en el genoma, sino que simplemente son combinaciones de cosas que todos tenemos que acaban produciendo un problema. Para encontrar esa variación común se hacen estudios que recogen a centenares de miles de personas con, por ejemplo, adicción, y a centenares de miles que no la tienen; o a gente que tiene depresión y a gente que no la tiene. Precisamente, uno de los primeros estudios de este estilo de asociación tan grande en el mundo se centró en la esquizofrenia y lo hicimos nosotros con otros grupos europeos. Comparamos los genomas de estas personas y vimos qué había de distinto. Por qué algunos tenían esquizofrenia y otros no. Pues bien, los genes que encontramos asociados eran casi todos de inmunidad, ¿quién podía suponer que un componente importante en la predisposición a la esquizofrenia tenía que ver con la inmunidad? De hecho, ahora ya hay tratamientos para ello que regulan la inmunidad. Es uno de los trabajos de los que más orgulloso y contento estoy. 

—Se están intentando encontrar marcadores biológicos que puedan diagnosticar otros trastornos psiquiátricos. ¿Cree que el camino va por ahí?

—La definición del trastorno psiquiátrico es clínica, no genética, y tiene que estar definida por criterios clínicos; el DSM 5 es un estándar. El trastorno del espectro autista, por ejemplo, es una definición puramente clínica. Es cierto que en esos casos es importante hacer un análisis genético, pero el diagnóstico siempre es clínico. Es fundamental que esto se entienda. Pero al mismo tiempo, pienso que hace falta una revolución en la clasificación de los trastornos psiquiátricos. Tienen mucho solapamiento unos con otros, no es nada fácil, es tremendamente complejo, pero creo que hay que progresar mucho en la clasificación. 

—¿Cómo influye la genética en el autismo? Otros de sus trabajos lo tuvo como foco, en especial, su prevalencia en las mujeres 

—No solo en el autismo, en otros trastornos del neurodesarrollo como es el TDAH, pasa lo mismo. Son mucho más frecuentes en hombres que en mujeres, con una proporción de 4,5 a 1. No obstante, en la edad adulta, casi se equilibra y en la mujer, a veces, es más grave. Por lo que sería importante detectarlo precozmente, porque cambia completamente la perspectiva si está bien llevado y bien tratado. Sabemos que esto tiene mucho que ver con el camuflaje en la mujer. Por ello estamos desarrollando tests para poder detectarlo precozmente en la población femenina. Son trabajos muy bonitos e importantes, porque anticiparse al problema hace que después las consecuencias sean menores. El autismo es un trastorno que tiene un componente genético muy alto, el 83 % exactamente. Y alrededor de un 40 % son mutaciones en genes, por eso hay mucha comorbilidad. Los TEA no siempre son como en las películas, que tienen un Asperger. Hay autistas de altas capacidades, pero hay otros que tienen discapacidad intelectual, esquizofrenia, epilepsia o problemas cardíacos. Esto suelen ser mutaciones en genes, y por ello, es importante identificar. Pero aún así, la variación común en autismo es más importante que la variación de mutaciones, la mutación rara funcional. Es una de las excepciones en medicina en donde hay muchísima. 

Lucía Cancela
Lucía Cancela
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Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.