Desde la pandemia, el insomnio se ha disparado entre la población y un 10 % ya padece este problema de forma crónica
17 jun 2024 . Actualizado a las 13:06 h.Según datos de la Sociedad Española de Neurología, entre un 20 y un 48 % de la población adulta sufre dificultades para conciliar o mantener el sueño. Al menos un 10 % de estos casos son trastornos crónicos o graves. «Puede parecer poco, pero es muchísimo. Y cada día está creciendo más. Puede que hace una década, los disgustos —que son capaces de quitarnos el sueño, literalmente— fuesen los mismos que hoy en día, pero lo que ha cambiado, sobre todo en la población joven, es el uso de pantallas, de la tecnología, el estar constantemente conectado y alerta. No desconectar en 24 horas está disparando la estadística. Es por eso también por lo que nos reunimos y lo que nos preocupa a los especialistas», quien valora estos datos es Emilio Gómez Cibeira, neurólogo responsable de la unidad del sueño del hospital Ruber Juan Bravo de Madrid. De todo este porcentaje de afectados por el mal de no dormir, solo unos cuantos acabarán en una unidad especializada en sueño. La mayoría de ellos tendrán la puerta de entrada a su problema —y también la de salida— en las consultas de atención primaria. ¿Pero están los médicos de familia preparados para afrontar un problema de semejante magnitud?, ¿qué alternativas hay más allá de salir de consulta con una benzodiazepina en nuestra receta electrónica? La situación preocupa, por eso el abordaje que se debe realizar de los problemas de sueño centró parte del Congreso que la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) celebró en A Coruña.
Pero más allá de un estudio con unas cifras frías, ¿cuál es la realidad de lo que pasa en el día a día de una consulta?, ¿tenemos realmente un porcentaje que podría acercase a entre un 20 y un 48 % de personas afectadas por insomnio y otros problemas de sueño? «Es mucha gente la que se acerca por este motivo. El sueño, como patología principal, es un motivo de consulta muy importante, pero también como patología secundaria, unido al dolor, por ejemplo. Actualmente, España es un país donde se duerme muy mal, donde el índice de insomnio supera a todos los países de nuestro entorno», confirma Lorenzo Armenteros, portavoz de la SEMG y médico en atención primaria.
«Doctor, no duermo»
Se abre la puerta de la consulta, entra el paciente y le dice a su médico «tengo problemas para dormir». Ante este escenario, hasta qué punto nos puede ayudar nuestro médico de familia, cuándo debemos consultar algo así y qué tratamiento debemos esperar que nos prescriban. El abordaje no es sencillo, la patología del sueño es, como señalan los expertos, «multifactorial». De hecho, demasiadas veces pensamos en el insomnio como el todo, cuando solo es parte. «Es verdad que dentro de la medicina del sueño el problema fundamental con el que nos encontramos es el insomnio, que en ocasiones es esporádico y otras veces crónico. Pero hay otros tipos de trastornos del sueño que son respiratorios, problemas de falta de aire o de inquietud en las piernas», explica Emilio Gómez.
Por tanto, para poder tratar, antes deberemos diagnosticar; y para poder diagnosticar, deberemos definir qué es un problema. Porque el insomnio no es solo la incapacidad para quedarnos dormidos; un sueño que no es reparador también es un problema. «Estadísticamente, lo que más se consulta con diferencia es el insomnio, la falta de horas de sueño. Pero hay un porcentaje para nada desdeñable que refiere que duerme mal. Por definición, el insomnio no solo son las horas que uno duerma o deje de dormir; son las horas y/o la calidad de ese sueño. Hay gente que consulta porque, aunque duerme x horas, son de mala calidad. No se levantan descansados, su sueño no es reparador. Y es algo que nos encontramos cada vez más en consulta», aclara el especialista. Y esto puede suponer un problema para el paciente, ya que la fatiga es un síntoma común de un buen puñado de problemas médicos como una anemia o un hipertiroidismo, por lo que será labor del facultativo descartar una causa orgánica.
«Lo primero es diagnosticar qué tipo de insomnio es, porque hay cuadros muy diferentes. Hay insomnios intermitentes, no todos son crónicos. Y no todo son insomnios. Podemos encontrarnos una calidad de sueño peor o un ritmo circadiano roto», constata Armenteros que remite a la anécdota de un paciente que se le presentó con el problema de que se despertaba todos los días a las cinco de la mañana. «Pero es que se acostaba a las ocho, estaba durmiendo nueve horas», recuerda. Por tanto, el insomnio será motivo de consulta en según qué situaciones. «Verdaderamente, el insomnio crónico es el que afecta a tu vida diaria posterior. Ese, junto a la falta de sueño, son dos de los requisitos fundamentales. A partir de que tienes el diagnóstico empezaremos con las técnicas terapéuticas adecuadas».
Como especialista en sueño, pese a todas las limitacones que puedan existir, Emilio Gómez Cibeira sí cree que el médico de cabecera juega un papel fundamental para tratar los problemas de sueño de la población. «La atención primaria, como primera diana de atención es donde más resolución se tiene que dar a los trastornos de insomnio, eso evita una sobrecarga de los especialistas y los médicos de familia tienen unas competencias totales. En un porcentaje muy alto, cercano al 70 o al 80 %, el médico de atención primaria consigue manejar el problema de manera independiente». Pero frente a la teoría, la realidad que expone Armenteros: «Hay herramientas que son muy útiles pero que precisan de mucho tiempo, y a veces en primaria no disponemos de tiempo. Por ejemplo, es muy útil hacer un diario del sueño. Saber cuándo se duerme, cuándo se desvela, cuándo se vuelve a dormir o que es lo que hace antes de dormirse».
¿Por qué no dormimos y qué hacer para volver a hacerlo?
El porcentaje de casos de insomnio que tienen detrás una causa genética es mínimo. La inmensa mayoría de las veces, si no dormimos, es porque estamos haciendo algo mal. Y las causas más habituales, según Gómez Cibeira, están claras: «Lo que más influye en los problemas de insomnio son factores como los disgustos, problemas laborales, preocupaciones, ansiedad. La mayoría de insomnios tienen un disparador, algo que lo desencadena y se perpetúan por múltiples factores. Los insomnios, en muy pocos casos, tienen un origen genético; se desarrollan a partir de factores estresores».
Es decir, un evento angustiante empieza a hacer que no durmamos, pero después aparece lo que los profesionales de la medicina del sueño conocen como el factor perpetuante, el que convierte el problema en crónico. «Normalmente son la mala higiene del sueño. El paciente no duerme bien, el insomnio se le dispara, y a partir de ahí empieza a adquirir determinados vicios como estar expuesto a luz; comienza a ver la televisión, se expone a sustancias excitadoras como el café o el tabaco, comienza a cenar a deshora, a tener malos horarios de ejercicio o a no hacerlo en absoluto. Eso es lo que ya instala el insomnio crónico», comenta Gómez que apuesta por realizar, desde las consultas de primaria, promoción de la higiene del sueño: «Es algo que no requiere tantísimo tiempo en la consulta, básicamente es darles un papel en el que figuren una serie de consejos pueden ayudar de forma importante. Si con eso no logramos avances, podemos pasar a la terapia farmacológica que no se limita a las benzodiazepinas, hoy estamos por suerte en el que acaban de salir nuevos medicamentos para el sueño, desde hace un año, que van por otras dianas y que no tienen efectos secundarios. Ahora mismo, la medicina del sueño se está revolucionando».
Lo último en fármacos
Según el experto, la medicina de sueño está viviendo su mayor revolución desde los últimos cincuenta años, cuando salieron las benzodiazepinas. La aparición de los antagonistas de hipocretinas, fármacos que van directamente dirigidos a controlar el insomnio. Es cierto que no están dirigidos a ser dispensados a todo el mundo, pero han demostrado ser fármacos con un perfil muy seguro. «Solucionan parcelas que hasta ahora no se habían conseguido abordar». De momento, no son accesibles para todo el mundo porque no están dentro de la financiación pública.
Pero las pastillas para dormir podrán ayudarnos en momentos puntuales a tratar los síntomas; no resolverán el problema. «Se puede valorar el uso de benzodiazepinas por períodos cortos, valorar un posible tratamiento con melatonina si es posible o utilizar fármacos por un período concreto y sintomático. Pero lo que te va a curar es que cambies la conducta que tenías hasta ese momento y que, en caso de haberlo, trates el problema orgánico», recalca Lorenzo Armenteros. El médico recuerda que la terapia que más evidencias ha mostrado para resolver problemas de sueño es la terapia congnitivo-conductual.
De la consulta del médico a una unidad especializada, ¿qué pacientes son aptos para el especialista?
«Hay, básicamente, dos tipos de pacientes que deben ser derivados a las unidades del sueño. El primero, cuando se sospecha que tras la queja del paciente de que no descansa bien hay algo más; que no es un insomnio sin más. Hablo de pacientes que sufren picores, dolores, que tienen reflujo o porque tienen otros trastornos del sueño que no son insomnio como apnea del sueño o piernas inquietas. Todos esos trastornos que no son insomnio puro y duro muchas veces acaban en la consulta del especialista. Y luego también los casos de insomnio rebeldes al tratamiento, que no consiguen manejarse con la medicación habitual. Pero eso es la punta del iceberg, lo grueso son los pacientes con insomnio puro y duro que los médicos de atención primaria logran manejar», explica Gómez.
Algunos consejos para una mejor higiene del sueño
- Utiliza la meditación previa al sueño con cualquier técnica que te relaje
- No tomes sustancias estimulantes en las cinco horas previas de irte a la cama
- En las dos horas previas a irte a la cama, no utilices aparatos de estímulo luminoso. Van a inhibir la secrección de melatonina, la hormona que induce el sueño
- Utiliza baños calientes
Según admiten los propios profesionales, los problemas de sueño son complicados. «El sueño tiene un componente multidisciplinar. No solo es un profesional, hay todo tipo de personal involucrado: atención primaria, neurólogos, psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales. Es algo que se debe tratar entre todos porque a veces puede ser una patología concreta, muy frecuente y no disponemos de todas las herramientas para tratarla correctamente», admite Lorenzo Armenteros. Un problema que los médicos generales han puesto sobre la mesa, que siempre es el primer paso para solucionar los problemas.