Síndrome postvacacional: «El malestar no debe prolongarse más allá de una semana»
SALUD MENTAL
Irritabilidad, insomnio y dolor de cabeza. Para muchas personas, la vuelta al trabajo conlleva un cuadro similar al de la depresión
29 ago 2022 . Actualizado a las 15:39 h.Qué bien sientan las vacaciones de verano, ¿a que sí? Sol, tiempo libre y quizás un viaje a la playa o, para otros, actividades a tope, senderismo y deporte al aire libre. Unos días de descanso sí que dan gusto. Pero la otra cara de la moneda es el retorno al trabajo, a las obligaciones y a la rutina. Retomar aquello que habíamos aplazado para después del descanso. El madrugar, las prisas, el ruido y el estrés se hacen cuesta arriba para algunas personas. Pero cuidado: si esto se convierte en una serie de síntomas más parecidos a los de la depresión, podrías estar experimentando el llamado síndrome postvacacional.
Qué es el síndrome postvacacional
El síndrome postvacacional comprende «todo un conjunto de sintomatología que padece la persona cuando se reincorpora a su puesto de trabajo. Es un reajuste, una fase de adaptación a un nuevo cambio». Así lo explica la psicóloga Júlia Pascual. Aunque no está incluido en el DSM-5 (el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales que es referencia a nivel internacional), se trata de un fenómeno ampliamente documentado. «Es un proceso de adaptación necesario cuando se entra de nuevo en contacto con la vida activa. Cuando ese proceso de adaptación fracasa, entonces se generan una serie de molestias», explican desde la Clínica Universidad de Navarra (CUN).
«Este síndrome puede cursar de diversas formas. Lo habitual es padecer a la vuelta de vacaciones un cuadro de debilidad generalizada y astenia. Puede haber problemas de insomnio que conviven con una somnolencia importante a lo largo del día. La capacidad de concentración se ve limitada así como la tolerancia al trabajo», detalla la CUN. En su manifestación más extrema, el síndrome provoca sensaciones de desidia y hastío, y una angustia vital que puede bloquear a la persona afectada.
«La concentración, así como la capacidad de tomar decisiones, está deteriorada. Puede ser imposible ordenar la agenda y poner en marcha todas las gestiones o encargos propuestos. Por ello, puede iniciarse un verdadero círculo vicioso en el cual el trabajo se va acumulando, con lo cual se une al nuevo trabajo por realizar, aumentado por el retraso de toda la labor acumulada a lo largo del período vacacional», describe la CUN. Como veremos, interrumpir este círculo vicioso es una cuestión de hábitos que podemos incorporar unos días antes de la vuelta al trabajo.
Factores de riesgo
Aunque volver a trabajar se pueda hacer un poco pesado para cualquiera, lo cierto es que este problema se agrava cuando se trata de personas que perciben de forma negativa su trabajo, ya sea por las condiciones, por la exigencia o el estrés que el puesto pueda conllevar. «Por ejemplo, muchas personas sienten angustia, creen que hagan lo que hagan no van a llegar a poder cumplir con todo; otros se sienten condenados y poco motivados a volver al trabajo, otros se sienten enfadados o frustrados por la vuelta», caracteriza Pascual.
«Es posible que a algunas personas les resulte difícil volver al trabajo y que les produzca cierto malestar recuperar la rutina, sobre todo cuando implica condiciones laborales desagradables como un horario nocturno, mucho desgaste físico o aguantar a determinados compañeros o superiores. También hay quien, por desgracia, padece situaciones de acoso laboral, por lo que es lógico que sufra por volver a un lugar donde se siente maltratado o ignorado», señala la psicóloga educativa Conxita López Martín, del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia.
Entre los estudiantes, López observa que esta también es una tendencia muy común: los jóvenes pueden presentar «alguna dificultad en la reincorporación a las aulas, ya que tratan de exprimir el tiempo de ocio al máximo, restándole horas al sueño y viviendo despreocupadamente en el verano», aunque asegura que esta falta de ganas de volver al centro educativo no está asociada generalmente a un problema psicológico.
Personas de alto riesgo
A partir de su trabajo clínico, la psicóloga Júlia Pascual ha desarrollado una tipología de los cuatro grupos de personas que son más propensas a desarrollar esta sintomatología ansiosa en el momento de retomar las tareas laborales:
- El planificador. Una persona que antes de empezar a trabajar ya está pensando y planificando hasta el más mínimo detalle. Cualquier imprevisto les genera tensión e irritabilidad porque no se ajusta a su agenda. Los cambios le suponen estrés.
- El fóbico: El tipo de persona que tiene miedo de afrontar su situación laboral por miedo a equivocarse o no estar a la altura. Suelen evitar y delegar sus responsabilidades.
- El controlador: Caracterizada por el perfeccionismo, se trata de un tipo de persona obsesiva-compulsiva, que revisa varias veces las tareas que realiza por miedo a cometer un error. Acaba siempre haciendo horas de más en el trabajo.
- El profeta negativo: Aquel que continuamente piensa de forma catastrófica y negativa, lo que le provoca angustia, irritabilidad, cansancio y tristeza.
Patologizar la vida cotidiana
A pesar de que el síndrome postvacacional está documentado y se han estudiado sus características, el hecho de que no esté catalogado como enfermedad en el manual DSM-5 implica que no hablamos de una patología en sí misma, sino de un conjunto de síntomas que pueden observarse y que afectan a la calidad de vida de las personas, pero que se deben no a un trastorno, sino a un esfuerzo de nuestro organismo por volver a adaptarse a la rutina.
Esta adaptación está atravesada por cuestiones sociales y culturales. «Parece ser que este período de adaptación al puesto de trabajo por lo general es más duro para las mujeres, ya que tienen que conciliar la vida laboral con la familiar y las tareas del hogar», señala López.
Para los expertos que atienden a pacientes con este problema, la clave está en la perspectiva desde la que se vea. «La buena noticia es que si padeces síndrome postvacacional, eso indica que has hecho vacaciones. Hayan ido mejor o peor, lo que está claro es que has logrado cambiar horarios y rutinas. Y esto te indica que realmente has podido desconectar del trabajo», señala Pascual.
«Los malestares que pueden aparecer en los primeros días, como dolor de cabeza, irritabilidad, insomnio o falta de concentración no deben prolongarse más allá de una semana. Si se prolongan más en el tiempo o se intensifican, debemos consultar con un profesional de la salud», india López.
Consejos para una vuelta al trabajo más amena
Lo primero es tomarse las cosas con calma. «Hay que retomar la rutina despacio, por lo que resulta recomendable regresar al domicilio familiar un par de días antes para adaptarse a los horarios y al ritmo habitual de vida», propone López. «Regresar el día anterior o el mismo día del viaje hará que no sintamos agotados y sin fuerzas para encarar una jornada laboral o escolar», explica.
Otro consejo es retomar los hábitos anteriores a las vacaciones unos días antes del regreso, «en especial los del sueño», apunta López. De esta manera, el cambio no será tan brusco cuando la vuelta sea inevitable.
También hay que tener en cuenta que, aunque sea tentador aprovechar los días libres al máximo y dejar de hacer todo, es bueno tomarse un momento para dejar las cosas preparadas para el regreso al trabajo. «Dejar todo preparado el día anterior para no andar con prisas a última hora: tener preparada la ropa que vamos a llevar, tener combustible en el coche, acostarnos a una hora razonable. En definitiva, tener una cierta previsión que nos permita comenzar el día con tranquilidad y sin estrés», recomienda López.
Claves para levantar los ánimos de cara al trabajo:
- Apuntarse a actividades nuevas, como clases de baile o de pintura.
- Comenzar las primeras jornadas laborales con las tareas menos complejas o más agradables en la medida de lo posible.
- Organizar planes y quedadas con amigos para los ratos libres.
- Potenciar los aspectos positivos del trabajo, ponerse objetivos laborales que motiven.
- Aprovechar el momento de la comida para fomentar las relaciones sociales.
- Evitar postergar tareas.
Al mismo tiempo, si te agobia volver al trabajo, no tienes por qué culparte o intentar escapar de esa sensación. Hay que recordar que este período adaptativo será, en cierta medida, inevitable. «No quieras huir ni dar la espalda al estrés y la ansiedad, porque es inevitable que lo sientas. Necesitamos cierto estrés y niveles de ansiedad adaptativa si queremos ser competentes en el trabajo», dice Pascual.