La historia de Paula Frías: «Los pensamientos suicidas son una parte mi vida»

Uxía Rodríguez Diez
Uxía Rodríguez LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

Paula C. Frías sufre depresión, ansiedad y un trastorno de la alimentación.

Paula pone cara y voz a la vida con trastornos mentales: «A los doce años quise tirarme por el balcón de un piso 17», recuerda

24 oct 2023 . Actualizado a las 18:06 h.

Una conversación con Paula C. Frías (1979) debería ser obligatoria. Si la salud mental de la que, por suerte, tanto se habla ahora tuviera una voz podría ser la de ella. Para escucharla solo tienes que darle al play y continuar leyendo. Paula nos cuenta su viaje hacia la locura con ese humor que ayuda a seguir viviendo. Da una lección de psicología y psiquiatría con la autoridad de quien convive con varias enfermedades mentales. 

«A los doce años quise tirarme por el balcón de un piso 17. A partir de entonces cambió mi vida. Pasito a pasito, sin yo saberlo. Puede que me bajara de la barandilla, pero hay algo en mi mente que se quedó agarrada a ella», así comienza su historia. Una historia clínica a la que Paula Frías no solo le pone cara. Ella misma la cuenta paso a paso, año a año, día a día y capítulo a capítulo. Escribir ha funcionado, en su caso, como un complemento a su terapia y el resultado es, según el psiquiatra Luis Ferrer, «uno de esos documentos literarios que nada tienen que envidiar a cualquier texto de fenomenología psiquiátrica». 

Con un ejemplar de Historias para vivir, mi viaje hacia la locura en nuestras manos, invitamos a Paula a hablar de las cosas que todavía mucha gente oculta. Pensamientos suicidas, atracones, insultos a una misma, desesperanza... pero también superación. La depresión, la ansiedad y un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) la acompañan cual «Santísima Trinidad, tres que en realidad son una», dice con ese humor que formará parte de toda la conversación. Hasta de los momentos más duros. 

«Empezó de una forma muy terapéutica, mi médico de cabecera, Rafael Juanes, y mi psiquiatra de entonces, Luis Ferrer, me animaron a escribir. Yo estaba inmersa en una depresión, con mucha ansiedad y con un trastorno de la conducta alimentaria. Les hice caso y cogí el bolígrafo para desahogarme, pero pronto me di cuenta de que estaba escribiendo un libro y que mi historia podría ayudar a otras personas», explica Paula. 

Vivir con esos tres monstruos no es fácil. En su caso, los tres se entrelazan y se retroalimentan. «La depresión te aísla, te hunde, te baja la moral, no quieres hacer nada ni ver a nadie, te mete en una cueva. Son los pensamientos del pasado, lo que has hecho mal; el arrepentimiento y la desazón. La ansiedad es mucho más vital, estás pensando en el futuro, en lo que harás, en si pasará o no pasará, eso te crea mucho movimiento. La depresión y la ansiedad pueden estar juntas. Una causa de estas dos es el trastorno alimenticio, el no saber comer, comer demasiado por emociones o dejar de hacerlo por este mismo motivo», dice. 

La depresión es uno de los trastornos de salud mental más frecuentes en todo el mundo, pero tiene muchas caras y los síntomas pueden ser muy distintos de una persona a otra. También la ansiedad puede presentarse de formas muy dispares. En el caso de Paula se manifiestan así: 

Ansiedad: «Noto que me acelero y empiezo a pensar. Tengo un hámster dentro de la cabeza, que va a toda pastilla, ahí es cuando veo que tengo que frenar, que voy demasiado deprisa, que hay algo que no funciona, porque empiezo a respirar más fuerte. Cuando estoy en un estado de atracón o de bulimia tengo más ansiedad con la comida, como más y más deprisa. Cuando he estado en un estado de anorexia, la ansiedad me quitaba el hambre y hacía deporte como una exagerada. Ahora, cuando veo que me acelero mucho y que mi cabeza va mucho más allá del presente, intento respirar, dar un paseo, leer, hacer cosas que van a parar mi mente. No se trata de dejar de pensar porque no puedes dejar de pensar nunca, pero sí ponerlo en un ladito, en una cajita, para luego».

Depresión: «Los episodios depresivos son un bajón, son muy fuertes. Yo tuve uno muy heavy hace cuatro años. Vivía en Londres desde hacía diez años y me tuve que venir a A Coruña, donde vive mi madre, para intentar sanarme. Mi cabeza explotó, no podía estar más sola. Te metes muy en tu mundo y crees que no le importas a nadie, tu mente es muy dañina, la mente es muy fea contigo misma. Te dices cosas muy malas. Entonces, te aíslas y no quieres saber nada de nadie».

Vivir entre el pasado y el futuro sin pensar en el presente es algo muy común en las personas con enfermedades mentales. Paula vuelve a ese pasado para recordar el momento en el que, por primera vez, pensó que era mejor desaparecer. Como en la gran mayoría de los casos, sus circunstancias vitales precipitaron los acontecimientos. Ella tenía doce años, sus padres estaban separados y la relación con su progenitor era cada vez más difícil. Su cabeza colpasó y decidió subirse a la barandilla de un piso 17. «No sé cuanto tiempo estuve ahí, no tengo ni idea, pero de repente me acordé de mi madre y entonces me bajé. Ahí hay un antes y un después, eso te marca. Primero, porque luego es más fácil que tengas pensamientos suicidas, es como si abrieses la caja de Pandora. También estoy hablando de hace 30 años, había mucha menos información, la gente no hablaba de esas cosas. Una niña de 12 años con un trastorno alimenticio, ansiedad y principios de depresión, se ocultaba», recuerda. Pero esa caja de Pandora ya estaba abierta: «los pensamientos suicidas, desde entonces, han sido reiterados en mi vida. Una cosa es el pensamiento y otra es el acto, el amago o que lo vayas a hacer. Por eso hablar de ello es tan importante. Cuando un suicida habla y verbaliza lo que se le está pasando por la cabeza, sea lo que sea, se difumina un poco».

Paula C. Frías y Uxía Rodríguez durante la entrevista para La Voz de la Salud.
Paula C. Frías y Uxía Rodríguez durante la entrevista para La Voz de la Salud.

Pero no fue la única vez. «Lo primero que necesitaba era información y no hay nada mejor que el dios de los dioses: Google. Tecleé claramente: "cantidad gramos lorazepam sobredosis". Empecé a leer», así comienza la narración de la segunda ocasión en la que Paula se planteó acabar con su vida décadas después. Ella tenía pautada la medicación, era su madre la encargada de dársela, pero un día, por despiste, las pastillas se quedaron a la vista. «Cuando yo vi esa bolsa me volví loca, no era porque quisiera morir, era porque estaba cansada. La depresión, la ansiedad, los trastornos alimenticios, te cansan. Te cansas de levantarte, de hacer cosas, de tener que sonreír. Entonces llega un momento en el que no quieres sufrir más. Pero si le dejas cinco minutos a ese pensamiento, se va. Lo que pasa es que hay gente que no espera esos cinco minutos. Yo le digo a todos ellos: si se espera, desaparece».

Bulimia, anorexia y atracones. Paula también sabe mucho sobre trastornos de la conducta alimentaria. «Un TCA es algo que te acompaña siempre. Siempre lo comparo con un exdrogadicto o exalcohólico, sé que es muy difícil dejarlo, pero ellos no tienen que tomar drogas o alcohol cada día, no se lo encuentran a cada paso. Yo tengo que comer todos los días, me tengo que enfrentar a mi monstruo todos los días, la comida es el 95 % de tus pensamientos y es agotador», explica Paula que ahora mismo encuentra su apoyo en la Asociación de Bulimia y Anorexia de A Coruña (ABAC) donde ha aprendido que hay que trabajar como una mesa de cuatro patas en la que una es el paciente y las otras tres la forman psicología, psiquiatría y nutrición: «Soy como un bebé con pañales, necesito aprender a comer, hasta acostumbrarme a las texturas, las cantidades...». 

En su caso, terapia y medicación han ido de la mano para ayudarla a salir. «El medicamento es lo que te va a estabilizar, te  ayuda a sacar la cabeza de ese túnel. El psicólogo o psicóloga te van acompañando poco a poco, para ver de dónde viene el problema y qué se puede hacer. Hay muchos tipos de psicología y yo aconsejo a todo el mundo que para la primera consulta, acudan a alguien recomendado, por un amigo, un pariente o quien sea. Hay que tener química, si haces match, como en Tinder, bien. Si no, hay que seguir buscando. Es muy importante que tengas una conexión con esa persona, le vas a contar tus más íntimos sentimientos, tienes que estar a gusto. Es esencial tener esa base». 

Lo que no debes decir

El entorno, el papel de las personas que rodean a alguien con problemas de salud mental, es primordial, pero no siempre es fácil el rol de acompañante. «La paciencia es esencial. La gente, cuando sabe que tienes un trastorno, se empeña en decirte que van a hacer todo lo posible para curarte. Pero es que es una enfermedad mental, esto es muy largo, es un bosque muy frondoso. Lo primero que le viene a la mente a las personas que te rodean es preguntar qué tal estas, "anímate", "vamos a dar una vuelta", "si lo tienes todo". A mí estas cosas me han matado, porque te dan un cargo de culpa. Si yo pudiera quitarme toda la mierda que tengo en la cabeza, lo haría ahora mismo, pero no puedo. Ese "qué tal estás", tan inocente, es mortífero. Pero se puede cambiar por un "estoy aquí", "te quiero", "si te apetece hacer algo, cuenta conmigo". Hay que acompañar, no hay que coger de la mano y llevar». 

A ti, que estás deprimido, que tienes ansiedad, que te refugias en la comida: «Es lo más difícil que se puede hacer, pero hay que pedir ayuda. Verbalizar, no ser tan malos o malas con nosotros mismos. No hemos hecho nada malo. Estamos en una circunstancia X y nos ha tocado,. Si no tienes a nadie, un amigo o un conocido, recurre a una asociación, un teléfono de esperanza… Lo más importante es verbalizar. El enfermo también tiene que tener mucha paciencia, no se va a solucionar de la noche a la mañana, pero llegará». 

Línea de atención a la conducta suicida: 024

 A sus 44 años, Paula ha vivido en Carolina del Norte (Estados Unidos), Londres, Madrid y se recupera en A Coruña. Ha trabajado como ayudante de dirección en grandes películas de Hollywood y dirigido varios cortometrajes. Ahora mismo, hay días mejores y otros peores. Los pensamientos negativos siguen ahí, «mismamente de camino a esta entrevista, estaba segura de que lo iba a hacer fatal», reconoce. Pero si has llegado hasta aquí, te habrás dado cuenta de que no hay que adelantarse a los acontecimientos, ni preocuparse en vano porque hoy Paula nos ha dado una lección. 

Uxía Rodríguez Diez
Uxía Rodríguez Diez
Uxía Rodríguez Diez

A Rúa, Ourense (1986). Coordinadora de La Voz de la Salud con una misión, que todos nos cuidemos más y mejor. La pandemia de covid-19 no solo la viví, también la conté en La Voz de Galicia. Mucho antes de todo esto trabajé en Vtelevisión durante casi una década como redactora, reportera y presentadora. Allí dirigí y presenté el programa Sana sana, sobre sanidad, bienestar y nutrición.

A Rúa, Ourense (1986). Coordinadora de La Voz de la Salud con una misión, que todos nos cuidemos más y mejor. La pandemia de covid-19 no solo la viví, también la conté en La Voz de Galicia. Mucho antes de todo esto trabajé en Vtelevisión durante casi una década como redactora, reportera y presentadora. Allí dirigí y presenté el programa Sana sana, sobre sanidad, bienestar y nutrición.