¿Qué es la psicosis?, ¿cómo se produce una crisis?

La Voz de la Salud

SALUD MENTAL

¿Qué es un episodio de psicosis?
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Por definición, no se trata de una enfermedad en sí, sino de un conjunto de síntomas que pueden acompañar a otros trastornos

04 abr 2024 . Actualizado a las 15:07 h.

La psicosis es una experiencia, que suele ser transitoria, en la que se produce una alteración de la percepción, pensamiento, estado de ánimo y conducta de la persona, lo que da lugar a los conocidos síntomas psicóticos. Cada paciente tendrá su propia combinación de experiencias y manifestación clínica, que variarán en función de sus circunstancias particulares. 

Según explicaba Edorta Elizagarate, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Clínica, en este reportaje, el término en sí no hace referencia a ninguna enfermedad, «sino a un conjunto de síntomas en las esferas, sobre todo, de la percepción (alucinaciones) y pensamiento (delirios)». En otras palabras, supone una alteración en la forma de comprender la realidad. 

¿Cómo empieza?

En la mayoría de pacientes con cuadros de esquizofrenia, existe un período prodrómico, que habitualmente se materializa en un deterioro del funcionamiento personal. Según la Guía de Práctica Clínica de la Psicosis y la Esquizofrenia, esto se traduce en problemas de memoria y atención, aislamiento social, comportamiento inusual, alteración de la comunicación y el afecto, falta de higiene personal, disminución del interés en las actividades cotidiana e, incluso, experiencias perceptivas que se salen de lo común y se acompañan de ideas extrañas. Todos estos cambios pueden, como resultado, perjudicar la capacidad de la persona en los estudios, trabajo o relaciones sociales. 

Con todo, el doctor Elizagarate aseguraba que son díficiles de detectar. Precisamente, al pasar desapercibidos para el protagonista, es la familia quien se da cuenta. «Otro tipo de síntomas están relacionados con el aislamiento, sobre todo cuando son personas jóvenes. Encerrarse en el cuarto, en definitiva, un cambio de conductas y aficiones, así como del comportamiento. Estos son problemáticos, porque no suelen dar señales de alarma claras», añadía el experto. 

Esquizofrenia y violencia.

Los expertos recuerdan que los pacientes de patologías mentales son mucho más frecuentemente víctimas que victimarios de violencia. 

¿De qué forma continúa?

A continuación, llega una fase aguda con síntomas como alucinaciones —oír, ver o sentir cosas que otros no perciben—, delirios, trastornos del comportamiento o del pensamiento. Si esta etapa remite, lo que generalmente sucede después de un tratamiento, los síntomas pueden desaparecer aunque no es raro que se mantengan otros signos de alerta como la falta de motivación, el deterioro de la atención, la memoria y el autocuidado. 

¿Cómo aparecen los síntomas?

Todos ellos pueden tener lugar de manera aislada, es decir, con un único episodio; o conjuntamente a otros trastornos de corta o larga duración. De esta forma, el paciente puede experimentar una época libre de síntomas —de mayor estabilidad—, y otras con mayor presencia de ellos, denominados crisis. 

Se estima que la mayoría de pacientes se recuperarán de la fase aguda, «solo del 14 al 20 % lo hará completamente», indica el documento. Otros podrán mejorar pero volverán a experimentar recaídas, «relacionadas con el estrés, la adversidad, el aislamiento social y la mala adhesión a los tratamientos». Mientras que unos pacientes reconocen tener, únicamente, «una breve experiencia desconcertante», otros podrán vivir con ella durante meses o años. 

¿Por qué se producen estos síntomas?

El origen de la psicosis no está claro, y de hecho, hay varias líneas de investigación abiertas. Una de las que cuenta con mayor evidencia es el modelo de vulnerabilidad-estrés. Según esta teoría, la persona que desarrolla los síntomas tiene una predisposición innata, como la propia genética, o adquirida, como complicaciones al nacer o experiencias difíciles en el desarrollo, que la hacen más vulnerable. Esto, sumado al estrés (causado tanto por drogas como por situaciones traumáticas), termina dando lugar a la psicosis. 

¿Tomar la medicación asegura no tener una crisis?

En la mayoría de las ocasiones, la medicación previene las crisis. Ahora bien, es posible que por el propio curso de los síntomas, haya excepciones. Esto haría necesario reajustar la dosis y la terapia. 

¿Qué puede pasar después del primer episodio psicótico?

Existen tres escenarios. El primero, que la persona alcance la estabilidad y nunca vuelva a tener otro. Para ello, es de suma importancia que se primen los factores protectores y se eviten los de riesgo. El segundo, que el paciente llegue a estar estable a mayor parte del tiempo, pese a tener alguna crisis. Por último, que los síntomas se mantengan en el tiempo. 

Protección y riesgo

Entre los factores protectores se encuentran la correcta ingesta de la medicación, según lo paute el médico; acudir a las citas con el terapeuta; y buscar la estabilidad mediante el entorno. En la situación contraria se clasifican los factores de riesgo. Destacan tres: abandonar la medicación pautada, someterse a mucho estrés o consumir drogas. 

¿Con qué otros trastornos puede manifestarse?

Si bien un individuo puede tener un brote psicótico aislado, que nunca más vuelva a repetirse; este tipo de episodios suelen convivir con otros trastornos psiquiátricos. Entre ellos, la depresión, el trastorno bipolar, el trastorno psicótico breve, la psicosis tóxica (atribuida al consumo de drogas u otras sustancias); a la esquizofrenia; el trastorno esquizoafectivo y la psicosis no especificada. En la mayoría de los casos, el diagnóstico definitivo se establece cuando han transcurrido, como mínimo, seis meses desde el comienzo de los síntomas. 

¿Cuál es el tratamiento?

Es frecuente que el abordaje farmacológico incluya psicofármacos, que actúan sobre el sistema nervioso, y ayudan a compensar o a reparar los desajustes que provocan los síntomas. No todos son igual de efectivos ni se indican para lo mismo, por eso, es importante seguir las indicaciones de los especialistas. Así, los más habituales son antipsicóticos o neurolépticos, estabilizadores del humor o eutimizantes, antidepresivos, ansiolíticos, hipnóticos o sedantes y correctores, anticolinérgicos o antiparkinsonianos. 

Todo ello, debe ir acompañado de psicoterapia que permitirá al paciente comprender mejor lo que le ocurre, establecer estrategias para sentirse mejor y adaptarse a las nuevas circunstancias. 

Esta información ha sido elaborada con la guía Piensa, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam).