Lidia Maroñas, dermatóloga especializada en maternidad: «No hay un jabón que sea bueno. Todos lo hemos comprobado lavándonos tanto las manos en la pandemia»
LA TRIBU
La experta señala que la piel durante el embarazo es más sensible e insiste en que «es tan malo limpiar mucho como limpiar poco»
27 may 2022 . Actualizado a las 09:00 h.El embarazo es una etapa de cambios tan radicales a nivel físico que, a menudo, representa una verdadera reconfiguración de la identidad. Para muchas mujeres, las prioridades se ven totalmente alteradas y el cuidarse puede quedar relegado a un segundo plano. Pero la maternidad no tiene que significar dejarse a una misma de lado. Lejos de sostener una presión social por verse bien, el cuidado de la piel puede tener otras connotaciones: está presente en las caricias que le dan las mamás a sus bebés y tiene el poder de ayudar a las mujeres a reencontrar una conexión con su cuerpo mientras atraviesan este proceso. Después de todo, la piel es nuestra barrera frente al mundo y es nuestro primer contacto con él.
Con el embarazo, pueden aparecer ansiedades que nos hagan sentir que tenemos que hacerlo todo de forma perfecta. En realidad, la crianza se trata, ante todo, de dar amor. Así lo entiende la dermatóloga Lidia Maroñas, autora del libro Dos corazones bajo una misma piel (Esfera). En el libro, la autora, que divulga información para futuras mamás a través de su cuenta de Instagram @oneskinmum, cuenta cómo fue atravesar sus dos embarazos, que sucedieron casi uno a continuación del otro, durante la pandemia.
«Muchas estamos acostumbradas a ser las mejores en nuestro trabajo, exigirnos a tope en casa, y luego, cuando tienes tus hijos, te desequilibras, porque tu tiempo es menor. Entonces, hay que asumir que no se llega a todo y no pasa absolutamente nada, y te cambian las prioridades y te puede cambiar la vida tanto a nivel profesional y personal. Y no pasa nada, no te tienes que justificar ante nadie más que ante ti misma y seguir tu intuición y tu corazón», dice Maroñas. Con información rigurosa y mucha dedicación y paciencia, la especialista acompaña a las mujeres en ese camino que está cargado de ilusiones, pero también de temores e incertidumbres.
—Tu trabajo de difusión ha sido siempre a través de las redes. ¿Cómo te propusiste escribir el libro?
—La idea del libro surgió un poco de forma inesperada. Yo tuve dos embarazos seguidos, el primero en el 2019, y ahí, a pesar de ser dermatóloga, a mí misma me surgieron dudas sobre cosas que me podía seguir aplicando o no. Yo utilizaba siempre retinol y dije: vamos a ver si es verdad que lo tengo que suspender. Me preguntaba cuánto riesgo tenía de aparición de manchas. Me quedé embarazada del segundo a tres meses de haber tenido la primera. Estaba en plena pandemia y me empezaron a llegar por Instagram un montón de consultas de dermatología, pero con este nicho. Como yo estaba embarazada por aquel entonces, varias mujeres me preguntaban en concreto esas preocupaciones del embarazo. Me propuse escribir el libro con mi experiencia.
—¿Qué es lo que más preocupa a las futuras mamás?
—Lo que estoy viendo en la consulta son varias patologías. Una son enfermedades de la piel, dermatosis específicas, que solo aparecen en la mujer embarazada, por ejemplo, la erupción polimorfa, que son una serie de granitos que aparecen en la región abdominal en el tercer trimestre habitualmente. Pican muchísimo y hay veces que incluso dificultan conciliar el sueño. Las mujeres se alarman bastante porque se les llena la tripa de algo que es como una alergia, pero no lo es. Luego, otra de las grandes preocupaciones son enfermedades de la piel que aparecen en cualquier persona pero que pueden empeorar en el embarazo. A la cabeza está el acné, porque en el embarazo hay un aumento de la secreción de las glándulas sebáceas. sobre todo en el primer trimestre, que hace que la piel se vuelva más grasa. Las mujeres me consultan porque aparecen brillos, poros. Y luego, rebrotan esos granos de acné que son rojos e inflamatorios. La segunda sería el melasma, es decir, las manchas. Son uno de nuestros caballos de batalla, porque hay veces en las que el melasma que se prolonga muchos meses después del posparto, incluso hay mujeres que lo arrastran durante años y es muy difícil de eliminar. Se requiere varios tratamientos durante un tiempo prolongado. Y la tercera preocupación sería a nivel corporal. La flacidez abdominal y las estrías posparto. Estas patologías tienen especial relevancia para nosotras.
—¿Las estrías en el embarazo se pueden prevenir?
—Para la prevención de las estrías en el embarazo, hay que aplicarse cremas desde el minuto uno en el que una se entera de que está embarazada. No hay que esperar al tercer trimestre o a tener barriguita. Porque el factor mecánico es uno de los que influyen en su desarrollo, pero no es el único. Los estrógenos y el aumento de la progesterona que hay al inicio del embarazo también producen una degradación de las fibras del colágeno en la dermis, con lo cual, desde el inicio hay una pérdida de fibras elásticas y colágeno que favorece el desarrollo de la estría. Y luego, está el factor genético. Hay mujeres que aunque no se echen cremas tienen embarazos donde nunca desarrollan estrías, porque sus fibras, sus proteínas, el colágeno y la elastina de la piel son más fuertes y no se rompen, y hay otras mujeres que incluso con menos distensión las desarrollan. Por lo tanto, está el factor mecánico, el hormonal y el genético.
Mi recomendación es hidratación desde el minuto uno. No solo de la barriguita, sino también la zona de las caderas, el culo, los pechos, los flancos y toda la región abdominal. Y es importante que esas cremas contengan los activos que más han demostrado prevenir las estría, que son la vitamina E y la centella asiática. Esa prevención tiene que durar todo el embarazo. Y en el posparto, seguir hidratando la piel con esas cremas, pero podemos sumarle más tratamientos terapéuticos para eliminarlas. Cuanto antes las tratemos, mejor. Y estos tratamientos serían ya cremas con retinoides, que sabemos que exfolian la piel a nivel de superficie y, según la estría, se pueden combinar con distintos tipos de láseres, o ya con tratamientos inyectables, como la inyección por mesoterapia de factores de crecimiento, vitaminas, inductores de colágeno, ultrasonidos focalizados. Depende mucho de la anchura y la profundidad de la estría.
—¿Es peligroso el melasma?
—El melasma no es maligno, no es una mancha que vaya a desarrollar un cáncer, sino un tema estético. El factor hormonal es clave, y luego la exposición solar. El problema de la exposición solar es que no solo la produce la luz ultravioleta, sino simplemente el hecho de que te dé la luz del día. Hay mujeres con fototipos altos, pieles más morenas, que favorecen el melasma. Si estás embarazada y en verano tiendes a tener manchas, tienes que reforzar tu rutina compatible con el embarazo para prevenirlas en la medida de lo posible.
—¿A qué te refieres cuando hablas de una rutina compatible con el embarazo? ¿Hay productos que debamos evitar en esa etapa?
—Sí, fundamentalmente, dos grandes grupos. Es muy difícil que un cosmético (que no medicamento tópico) se absorba en cantidad suficiente como para que produzca malformaciones en el feto, pero, por prudencia, todo el grupo de los retinoles estaría contraindicado. Y también la hidroquinona, que sí que ha demostrado absorberse en un 20 % aproximadamente a través de la piel. Y luego, a nivel de cremas corporales, todo lo que contenga cafeína. Las cremas anticelulíticas que tienen extracto de cafeína están contraindicadas en el embarazo, porque ahí sí que habría más riesgo de absorción.
Luego, hay muchas cremas que se venden como naturales que el consumidor cree que automáticamente es algo mejor. Y el problema de estas cremas naturales es que contienen aceites esenciales, que están contraindicados en el embarazo por el riesgo de alergias cutáneas, ya que la piel está mucho más sensible, y no declaran todo el INCI del producto, no desgranan toda su composición.
—¿Cómo ha de ser la rutina facial de una embarazada?
—Fundamentalmente, sería limpieza facial mañana y noche con un limpiador que no irrite, porque la piel suele estar un poco más sensible. Luego, lo ajustamos en función de las necesidades. Por ejemplo, si una mamá tiene acné, le meto unos ingredientes para acné. Si tiene tendencia al melasma, le meto algo para el melasma. Pero una rutina glow general para tener la piel luminosa sería hacer limpieza facial mañana y noche, a continuación, por la mañana, unas gotitas de sérum de vitamina C, que está permitido y te da esa luminosidad, y a continuación, fotoprotector. Por la noche, haríamos limpieza y aplicaríamos el activo según lo que quieras conseguir. Si quieres rellenar pequeñas arruguitas, cremas o sérums con ácido hialurónico, que es súper hidratante. Si queremos prevenir manchas, algo que contenga ácido tranexámico, o el ácido acelaico para el acné.
A nivel corporal, utilizar en la ducha un jabón syndet, aceite limpiador o crema lavante, exfoliantes suaves para piel sensible para toda la zona de las piernas, una vez por semana o dos para no irritar la piel. Al salir de la ducha, una crema hidratante. Si puede contener ácido hialurónico o ceramidas, muchísimo mejor. Y luego, para la zona de la barriga, el pecho y los flancos, utilizar una crema antiestrías que contenga centella asiática y/o vitamina E.
—¿Qué protectores solares recomiendas?
—A mí me gustan mucho los minerales, porque la protección sería como lo que antiguamente se llamaba pantalla total. Y luego, los químicos que se absorben a través de la piel que contienen ácido tranexámico, fotocorrectores, por esa tendencia a las manchas de las mamás. Las grandes compañías de laboratorio suelen indicar si son minerales. Si no, hay que consultar al dermatólogo. En algunas marcas que no son de farmacia, que son a lo mejor de perfumería o de centros comerciales, necesitaremos leer el INCI del producto.
—¿Qué tenemos que tener en cuenta de cara al cuidado de la piel del bebé recién nacido?
—Es difícil, yo misma hasta como dermatóloga he tenido que a veces consultar a mis compañeros porque necesitaba una opinión objetiva. Cuando eres mamá se te nubla la vista y tienes que reafirmarte, entonces te surgen dudas con respecto a qué le pasa al bebé. Los niños, cuando nacen, tienen ciertas erupciones que son normales en la piel por inmadurez, el acné neonatal, por ejemplo, aparece por esa explosión de hormonas del nacimiento. Les aparecen rojeces transitorias que son normales por la inmadurez cutánea. Les aparecen incluso lesiones de nacimiento que son congénitas y son benignas.
Y respecto a los cuidados, una pregunta súper frecuente es: ¿Le puedo aplicar crema hidratante desde el nacimiento? La respuesta es que sí. Otro es el tema de los cuidados del culo y del ombligo. El ombligo fundamentalmente hay que mantenerlo limpito y seco. Se tiende a caer en los primeros 15 días solo. En el culete, la dermatitis del pañal yo la estoy viendo con mis bebés ahora que tienen dos y tres años. Lo tienen porque se irritan más fácilmente con la alimentación complementaria, cuando los niños se ponen malitos, y es importante mantener unos cuidados. Fundamentalmente, no pecar de limpiar de más. Hay veces que las mamás nos obsesionamos con la limpieza y les frotamos demasiado. Es tan malo limpiar mucho como limpiar poco. Para evitar la irritación, evitar las toallitas húmedas. Yo prefiero limpiar con agua, poner el culete debajo del grifo y secarlo bien con una toalla de paño que tenemos todos en casa. A continuación, poner una crema barrera para proteger sobre todo del pis y las cacas, que es algo muy frecuente. Y ya cuando está irritado, en algunos casos a lo mejor es necesario poner alguna crema de medicamento con corticoides o antifúngicos, pero eso siempre lo tiene que valorar el dermatólogo.
—En cuanto a la higiene, mencionas en el libro que es mejor procurar no usar demasiado jabón, tanto en el embarazo como para la higiene del bebé. ¿Qué recomiendas en este sentido?
—No hay un jabón que sea bueno. Si el agua desgasta las rocas, imagínate la piel de un bebé que es súper sensible o la piel de una embarazada, que también lo es. Todos lo hemos comprobado lavándonos tanto las manos durante la pandemia. Hay que intentar no frotar demasiado con esponja. Mejor que corra bien el agua jabonosa sobre la piel. Y utilizar jabones syndet, que tienen tensioactivos que son más respetuosos, o cremas lavantes. Suelen ser de dermofarmacia. Dentro de que todos los jabones resecan la piel, si tienen ese componente oleoso o hidratante, es más respetuoso con la piel. Y al salir de la ducha, siempre es importantísimo aplicar una capa de crema hidratante.
—¿Cómo se puede proteger el pezón durante la lactancia?
—Aquí es fundamental trabajar tanto con el pediatra como con la matrona, porque gran parte de las alteraciones que aparecen en el complejo areola-pezón ocurren por un mal enganche o hasta que se estabilice la lactancia materna. Entonces, yo recomiendo mucho utilizar cremas con lanolina para mantener la zona hidratada. Hay veces que el exceso de humedad puede reblandecer demasiado toda la areola y que incluso se sobreinfecte. Entonces, es fundamental drenar bien la mama, estimularla, ponerle a menudo el pecho al bebé, porque eso favorece al enganche, y drenar el exceso en la ducha. Conviene mantener el área lo más seca posible. Hay veces que tienes que incluso estar en casa con las areolas al aire porque el exceso de humedad te reblandece. Y si hay algunas alteraciones, hay que consultar de inmediato.