Cuando el sudor condiciona la vida: así es la hiperhidrosis, la enfermedad que padece David Broncano

Ir a una entrevista de trabajo y que el sudor sea perceptible en la ropa. Acudir a un examen importante y no ser capaz de realizarlo porque el sudor nos impide agarrar el bolígrafo con las manos. Tener que ir siempre acompañado de un pañuelo, porque nuestra frente chorrea. O dar la mano a alguien y que esta se encuentre empapada. Son muchas las situaciones incómodas que tienen que sufrir las personas con hiperhidrosis. Una patología que desencadena una sudoración excesiva, que causa un fuerte impacto en la vida social y laboral de las personas que la sufren y que se ha visibilizado en los últimos años gracias a testimonios como el del televisivo David Broncano. 

«Sudar cuando aumenta la temperatura, es una respuesta fisiológica que nos permite liberar calor. Por tanto, sudar no es malo, todo lo contrario», comenta Ángela Hernández, dermatóloga de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y miembro del Instituto de Medicina y Dermatología Avanzada en Madrid. «Lo que pasa es que en algunas personas, esta sudoración es excesiva y no depende del aumento de calor. Está motivado por impulsos nerviosos incontrolables que aumentan la sudoración», precisa. 

Esta sudoración patológica puede ser generalizada, si bien lo más frecuente es que sea localizada en algunas zonas del cuerpo como pueden ser las plantas de los pies, las palmas de las manos, las axilas o la frente. Es lo que se conoce en términos médicos como hiperhidrosis focal primaria.

¿Qué es la sudoración excesiva y por qué se produce?

Primero de nada, cabe diferenciar la hiperhidrosis focal primaria de la secundaria. Porque esta última, está originada por trastornos neurológicos, endocrinos, infecciones, tumorales, o por posibles efectos adversos del consumo de múltiples fármacos como opioides, ciertos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), antidepresivos, calcioantagonistas o quimioterápicos. 

Realizada esta distinción, ¿por qué se produce esta hiperhidrosis focal primaria? Las glándulas que producen el sudor están distribuidas por todo el organismo, su concentración es mayor en las palmas, plantas, axilas y tercio superior facial —zona de la frente—. Estas se encuentran inervadas por el sistema nervioso simpático, que en condiciones normales responden al calor, el estrés, estímulos del olfato y el gusto. No obstante, cuando la persona padece hiperhidrosis, existe una disfunción autónoma en esta inervación, provocando esta patología.

«Existe una hiperestimulación del sistema nervioso autónomo y suele ser hereditario», asegura la dermatóloga Hernández. Aproximadamente entre un 30 y 35 % de los pacientes con hiperhidrosis primaria presentan antecedentes familiares de la enfermedad, por lo que se baraja que exista un cierto componente genético. 

¿Cuándo debo preocuparme por mi sudor? Criterios diagnósticos de hiperhidrosis

Sobre todo en estas épocas del año, es normal que nuestros cuerpos suden para regular la temperatura corporal. Sin embargo, esto no tiene nada que ver con la hiperhidrosis: «Puede ser mayor con el calor, pero no se produce por él. Habitualmente se desencadena por estímulos que tienen que ver bastante con el factor emocional. Por ejemplo, una entrevista de trabajo, ver a la persona que te gusta, hacer un examen importante... todo aquello que te produce un cierto estrés emocional». 

Sobre la edad de inicio de esta patología, Hernández apunta que «empiezo a ver pacientes sufriendo hiperhidrosis en edad escolar. Tengo pacientes de ocho años que tienen mucho sudor en las manos». Además, la dermatóloga asegura que, a diferencia de la adolescencia y la juventud, a partir de las edades medias de la vida «es menos invalidante». 

No existe cura, pero sí tratamientos que la mejoran

 «Hay tratamientos que la mejoran, cura no. Cuando tienes una enfermedad con la que has nacido, habitualmente hay un gen que no se conoce. Pero sí hay tratamientos que lo mejoran», considera Hernández.

«Existen productos tópicos que habitualmente tienen sales de aluminio y que son antisudorales. La iontoforesis consiste en meter las manos en agua y se proporcionan corrientes eléctricas que disminuyen la sudoración. Afectan a la glándula sudorípara y se suda menos. También existe tratamiento oral, infiltraciones con toxina botulínica —bótox—, láseres que destruyen la glándula sudorípara y por último, una operación que lo que hace es anular la transmisión del sistema nervioso autónomo», explica Hernández. Esta útima sería a la que se ha sometido el presentador David Broncano para la sudoración excesiva que sufría en sus manos. 

Optar entre uno u otro tratamiento dependerá de la localización de la parte del cuerpo donde se produzca sudoración excesiva y la edad del paciente. Pero también «de lo que se pueda hacer en cada caso, porque no todas las técnicas están disponibles en todos los centros». Además, la elección se basa en la escala terapéutica: «Darte una crema es lo primero que intentamos y quizás la operación, que la hacen los cirujanos torácicos, queda para el final». 

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