Isabel Silva, ginecóloga: «Ahora se usa mucho el implante, es comodísimo y tan seguro como una ligadura de trompas»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

La doctora Isabel Silva Reus es vicepresidenta de la Sociedad Española de Contracepción.

En el Día Mundial de la Anticoncepción, la vicepresidenta de la Sociedad de Contracepción repasa cómo ha cambiado el panorama en la prevención de embarazos

27 sep 2022 . Actualizado a las 17:09 h.

Hablar de anticoncepción es hablar de un tema que parece simple, pero esconde complejidades. Muchas veces, lo vemos reducido a algunos pocos elementos básicos: píldoras hormonales, DIUs, preservativos y algunas otras opciones menos populares que muchas personas no conocen: el anillo, o tal vez el diafragma. La realidad está lejos de esa escala de grises.

Hoy, contamos con una amplia variedad de métodos que se ajustan a las necesidades de cada individuo o pareja de maneras cómodas y sencillas. Y hoy entendemos, también, que un método anticonceptivo no es algo que se elige de una vez y para siempre, sino que se puede ir cambiando, adaptando el método de elección a las circunstancias vitales en cada etapa. Lo importante es encontrar un método que sea seguro, lo más cómodo posible y, por supuesto, eficaz. Por eso, en el Día Mundial de la Anticoncepción, la doctora Isabel Silva Reus, vicepresidenta de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), explica todo sobre cómo evitar un embarazo y cuidar de nuestra salud reproductiva.

—¿Cómo han evolucionado los métodos anticonceptivos a lo largo de los años?

—Es un tema que da para hablar horas. Por ejemplo, antes, teníamos preservativos de tripa de animal. Teníamos, en vez de diafragma, un limón que se partía en dos y se utilizaba como diafragma. La primera píldora anticonceptiva tenía mucha más dosis que hoy y ahora tenemos unas que tienen muy poquita carga hormonal, por lo tanto, con muchísimos menos efectos secundarios de los que teníamos al principio. Luego tenemos los dispositivos intrauterinos, que han ido evolucionando. Antes teníamos solamente el DIU de cobre y ahora disponemos de varias opciones de DIUs hormonales, con más o menos carga. Hoy tenemos muchísimos modelos. Antes, si una chica tenía reglas dolorosas, no se los podíamos poner. Hoy en día, afortunadamente, si tiene reglas dolorosas, le podemos poner un DIU hormonal que le va a quitar el dolor. Si tiene ciclos irregulares, no nos va a preocupar, porque sabemos que con el DIU hormonal va a tener poquita regla o no la va a tener.

En anticonceptivos se investiga continuamente. Incluso, respecto a los preservativos, están estudiando unos especiales para veganos. Como novedoso, lo que hay que hacer es insistir en aquellos métodos que no conoce tanto la gente, como los de larga duración. El implante anticonceptivo, que hay gente que no lo conoce, es una varilla que va en el brazo y que dura tres años. Hay gente que no conoce el anillo anticonceptivo, o el parche anticonceptivo. Y hay una píldora combinada, que tiene estrógenos y gestágenos, pero hay también una mini píldora que lleva solamente gestágenos. Y dentro de estas, acaba de salir una nueva con otra composición.

—Las opciones son tantas que puede ser difícil elegir. ¿Qué se tiene en cuenta a la hora de recomendar un método a una persona?

—Nosotros, desde la Sociedad Española de Contracepción, insistimos mucho en la importancia de darle información a la usuaria o a la pareja que viene a buscar el método anticonceptivo. Una vez que le hemos dado todo el abanico de posibilidades, es la persona la que tiene que decidir qué método anticonceptivo va a utilizar. Nosotros nunca decidimos por la usuaria. De hecho, no la llamamos paciente en esa situación, porque no es una persona que viene por una enfermedad, es una persona o una pareja que viene a cuidar de su salud sexual y reproductiva. Es muy importante tener esto en cuenta. Y el método va a ir variando a lo largo de su vida reproductiva. Va a elegir un método u otro. Yo siempre digo que no se casan con un método, sino que tienen que decidir cuál es el más adecuado para este momento vital. Pero igual dentro de unos meses o unos años cambia a otro.

Se hace en función de la mujer que tenemos delante, de su edad, de sus condiciones, y el tipo de pareja que tienen. Hay mujeres a las que les aconsejamos la doble protección, es decir, tú tomas la píldora para evitar el embarazo y debes usar un preservativo en tus relaciones para evitar las infecciones de transmisión sexual. El doble método es algo que aconsejamos bastante. Incluso en las mujeres que tienen la menopausia, que no necesitan un método anticonceptivo, pero sí que necesitan evitar las infecciones de transmisión sexual, y entonces, les aconsejamos el preservativo. Para cada persona, para cada pareja, vamos a utilizar un método.

—¿A qué edad se pueden empezar a utilizar los métodos?

—Actualmente, la ley dice que se pueden dar métodos anticonceptivos a partir de los 18 años. Pero realmente, la mayoría de edad, a nivel médico, es a los 16 años. Una pareja joven o una chica puede decidirse por un método anticonceptivo, pero, como la edad legal para tener relaciones sexuales es a los 16, nos tenemos que atener a esa edad. Pero si una persona tiene relaciones antes, hay que ver posibilidades, porque lo importante es que la persona no se quede embarazada si no desea un embarazo. Se puede recurrir a la autorización de los padres, por ejemplo.

—¿Las nuevas generaciones han cambiado los métodos más elegidos?

—Sí. Ahora usan mucho el implante, que es comodísimo y tan seguro como una ligadura de trompas. Es para tres años, lo ponemos y se olvidan. Luego, tenemos el DIU, que es para cinco años, tanto el de cobre como el hormonal.

—Hay mucho que no entendemos sobre el funcionamiento de la píldora. ¿Cómo cambia nuestro ciclo menstrual?

—La píldora lo que hace es engañar a la hipófisis. La hipófisis engaña entonces al ovario para que no ovule. En realidad, la fisiología de esto es muchísimo más complicada, pero básicamente, es eso. El ovario se relaja, porque piensa que no tiene que ovular. Pero igualmente, la hipófisis manda una orden al útero para que crezca el endometrio, que es la capa que se descama todos los meses. Entonces, la mujer que toma la píldora va a tener un sangrado todos los meses, porque va a haber esa descamación, y va a ser o bien durante los días de placebo, o bien durante los días de descanso de la píldora. Es un sangrado provocado por la píldora, no es una menstruación.

Por eso, realmente no nos preocupan las mujeres que con el placebo o en la semana de descanso solo manchan un día o dos, porque sabemos que ese sangrado va en función del endometrio que se ha formado en ese útero. Hay veces que se forma poquito, entonces se sangra poquito. De hecho, por eso es que se les da la píldora a mujeres que tienen sangrados importantes, para regular esos sangrados y que no tengan una anemia. Entonces, la píldora tiene usos terapéuticos. La píldora anticonceptiva combinada, además, protege del cáncer de endometrio y el cáncer de ovario. Tiene unos efectos beneficiosos de los que desgraciadamente no se habla mucho.

—¿Esas hormonas pueden provocar alteraciones en el estado de ánimo?

—Realmente, no deberían provocarlas. Pero si ocurre, podemos buscar unas píldoras que hay para ese síndrome disfórico premenstrual que puede haber, es decir, que también existen píldoras para esto. Una mujer que entra en depresión por tomar la píldora debe comentarlo con su ginecólogo o su médico para que se la cambie. A lo mejor la píldora lleva una sustancia que se lo está provocando y hay que recurrir a otra combinación anticonceptiva u otro método como el anillo o el DIU.

—¿Qué pasa tras dejar la píldora cuando la hemos tomado por años?

—No pasa nada. Hay mujeres que tienen la regla enseguida y otras que tardan unos meses en recuperarla. Depende de la mujer. A diferencia del gestágeno inyectable, en el que sí que se observa que tras dejar el inyectable, las mujeres pueden tener un período de tres o cuatro meses sin regla.

—¿Por qué hay un porcentaje signiticativo de personas que usan el método de la marcha atrás?

—Mucha gente tiene lo que llamamos hormonofobia. Todos tenemos hormonas, y pobre del que no las tenga. Una persona puede tener problemas de tiroides y tomar la hormona tiroidea, y no pasa nada. La marcha atrás es un método que falla mucho, realmente, nosotros no lo consideramos un método anticonceptivo fiable. Y hay mucha gente que se queda embarazada así. Son personas que no saben por qué se han quedado embarazadas. Si están utilizando la marcha atrás, antes de la eyaculación hay una lubricación a través de las glándulas de Cowper y ese individuo está segregando un líquido que puede contener espermatozoides. Yo siempre digo que con uno solo ya te puedes quedar embarazada. Entonces, no es un método muy fiable. Si no te quieres quedar embarazada, tienes que elegir métodos anticonceptivos que te den una seguridad.

—¿Cómo se puede combatir el repunte de infecciones de transmisión sexual que hay actualmente?

—Hay que incidir en el uso de preservativo. Que tú conozcas a una persona de toda la vida, si vas a tener relaciones con él o con ella, eso no te está eximiendo de tener infecciones de transmisión sexual. Hay que hacer una analítica para descartarlas y usar el preservativo para prevenir. Por eso hablamos del doble método. Sea la práctica que sea. Con el sexo anal hay que usar preservativo para evitar el contagio y con el sexo oral también hay una membrana que se puede poner a nivel de la vagina para no tener contacto mucosa a mucosa, que es como se transmite el VIH.

—¿Llegaremos a ver un método anticonceptivo sin efectos adversos?

—Es lo que se investiga y lo que se busca. El método ideal sería uno que sea eficaz para todas las personas, que no tenga efectos secundarios, y que no cortase el momento de la relación coital. Pero hoy en día eso no lo tenemos. Lo que sí que tenemos es el método ideal para cada usuaria. Cada una tiene que estar contenta con el método que está utilizando.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.