Petra Vega, especialista en medicina estética: «Con 60 años no podemos revertir, hay que prevenir mucho antes»

Que nuestra cara se parezca más a la que ofrecen los filtros de algunas redes sociales como Instagram o TikTok. Puede parecer de ciencia ficción, pero es real. Los jóvenes buscan modificar sus labios, pómulos o nariz, alisar la piel o eliminar imperfecciones. Los datos lo demuestran, la edad media de acceso a la medicina estética ha pasado de los 35 a los 20 años de edad, según el último estudio de la Sociedad Española de Medicina Estética. Analizamos con Petra Vega, especialista en este campo y miembro de SEME, qué es lo que más demanda la gente y por qué.

—Primero, no es lo mismo medicina estética que cirugía estética. Parece obvio pero a veces se engloba en lo mismo. ¿Podría definirme qué es la medicina estética?

—La medicina estética trata de hacer mejoras duraderas y estructurales desde el aspecto, pero sin recurrir a tratamientos quirúrgicos, sin pasar por un quirófano. Son técnicas que se hacen en la consulta por médicos, eso sí, siempre por médicos, y que nos van a modificar el aspecto de una forma importante y duradera. No tiene nada que ver con camuflar, como el maquillaje. No se utiliza el bisturí, sino que se trabaja con productos sanitarios, que normalmente se aplican como peelings o bien en forma de inyectables, con agujas.

—¿Cuál es el perfil general de los españoles que se inician en los tratamientos de cirugía estética?

—Un 40 % de la población española recurre a la medicina estética. De todos ellos, alrededor del 72 % son mujeres, habitualmente en edades entre 35 y 50 años, aunque empiezan ya a los 20. La mayoría son de una clase social media-alta, aunque cada vez es más «democrático» el acceso a estos servicios. En cuanto a los hombres, representan el 28 %, y estaríamos hablando de una edad similar a la de las mujeres, empiezan un poco antes de los 30 años.

—La edad media de acceso a la medicina estética ha pasado de los 35 a los 20 años.  ¿Por qué este salto?

—Incluso por debajo de los 20 años. Pero también aquí tengo que aclarar que se incluyen tratamientos como la fotodepilación que es algo que ya sabíamos que la gente se empezaba a hacer cada vez más pronto. Hablamos también de tratamientos para las secuelas del acné, que también se dan más en este rango de edad. Hay que añadir también alteraciones de la forma corporal, obesidad, sobrepeso, grasas localizadas y celulitis. 

Ahora bien, si nos centramos en los aspectos que la gente suele relacionar más con medicina estética, como los rellenos y la toxina botulínica (el conocido bótox), es cierto que se se están incorporado cada vez más temprano con el objetivo de modificar algunos rasgos, como pueden ser los labios. En esto sí que hemos visto que hay una población joven que antes no atendíamos, es lo más llamativo. 

—¿Cuáles son esos rasgos que quieren modificar los jóvenes?

—Sobre todo hablamos de tres rasgos: labios, pómulos o nariz. De estos, los labios sería el porcentaje más alto. Esto es lo que más nos llama la atención.

@lavozdelasalud ¿Qué opináis? Siempre ha habido parte de influencia de, por ejemplo, las revistas. Pero parece que ahora es algo más masiva... #salud #medicinaestetica #medicina #aprendeentiktok #influencer #parati ? sonido original - La Voz de la Salud

—¿Qué papel juegan las redes sociales en este afán por cambiar el aspecto?

—Nuestra conclusión es que muchísimo. La mayor parte de gente en este rango de edad viene movida por las redes sociales. Entre los 20 y los 35 años el motivo principal para cambiar de aspecto son las redes sociales, sobre todo por la comparación con los llamados influencers. Muchas veces sin conocimiento, transmiten información a un público muy receptivo, muy sensible, con inseguridades... Además, a veces, estas personas conocidas están haciendo es publicidad, por lo que puede no ser una información neutra. Hay que tener en cuenta esto y que la franja de edad a donde van dirigidos es, precisamente, en las edades más sensibles, donde hay una mayor inseguridad con respecto al aspecto. Vemos su influencia, sobre todo, en los pacientes que vienen pidiendo esos cambios de rasgos. Además, la gente que suele hacer esas publicidades en redes, suelen ser personas que ya tienen de por sí un aspecto «agradable». Y los pacientes que llegan a consulta creen que van a quedar como ellos.

—Hablamos de ese rango, en general, de 20 a 35 años, pero ¿cuáles son los pacientes más jóvenes que suelen atender?

—Si entendemos que medicina estética engloba también los temas de nutrición y alimentación, yo tengo muchos pacientes adolescentes, que empiezan a engordar en ese momento. Las personas más jóvenes suelen ser, sobre todo, adolescentes por dos temas. Problemas nutricionales, sobrepeso... Y también por problemas de acné. La medicina estética también es esto.

— El 40 % de la población general, según el último estudio, ha utilizado los servicios de medicina estética en alguna ocasión. Está claro que la medicina estética está en auge.

 —Yo diría que se ha democratizado. Primero porque hay muchos centros, alrededor de 7.500 médicos que realizan esta actividad. Hay 6.300 clínicas autorizadas. El hecho de que haya una mayor oferta, pues también genera una mayor demanda. Realmente es una una actividad en auge. Sin embargo, en comparación a la estética dental todavía vamos un poco por detrás.

—Vamos a ir por rangos de edad, ¿cuáles son los tratamientos que más se demandan según los años del paciente?

—En general, globalmente, lo que más se demanda en España son los peelings. Es decir, el primer tratamiento en cualquiera rango de edad son los peelings. Es lógico porque eso nos da una mejora de la calidad de la piel, y eso suele preocupar mucho. De los 35 a los 50 años predominan los tratamientos faciales sobre los corporales, primero tenemos la toxina botulínica y en segundo lugar los rellenos. Después, los tratamientos corporales para tratar la grasa localizada y la celulitis, como la mesoterapia, intralipoterapia u otros como la radiofrecuencia.

—Después de esta edad, ¿qué se demanda?

—Rellenos y tratamientos antiflacidez, tanto a nivel de cara como de cuerpo. Aquí entran en juego los hilos tensores a nivel facial.

—Cada vez hay más hombres que recurren a la medicina estética, ¿qué piden ellos?

—En los hombres, a partir de los 35 años, la toxina botulínica es el primer tratamiento, seguido de los rellenos. A nivel corporal, suelen demandar tratamientos más completos pensando en un cuidado a nivel nutrición.

—Bótox y rellenos, está claro que son los reyes.

—Totalmente, cuando hablamos de rellenos tenemos distintos tipos. El ácido hialurónico nos va a dar volumen y modificar rasgos, y luego tenemos otro tipo de rellenos, que conocemos como estimuladores de colágeno, que son los que nos van a demandar más a partir de los 60 años, porque lo que hacen es mejorar la flacidez.

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—¿Cuál es la diferencia entre la toxina y ácido hialurónico?, ¿para qué se usa cada uno?

—La toxina es para relajar la musculatura del tercio superior de la cara, es decir, el entrecejo, las patas de gallo y la frente en personas que gesticulan mucho o que tienen mucho más marcadas las arrugas de esta parte. La toxina solo se utiliza en estas tres situaciones, cuando hay un tema muscular porque es un relajante muscular. Para que la gente nos entienda, la toxina no rellena, no se puede poner toxina en unos labios porque no haría nada y, además, estaría contraindicado. En cambio, los rellenos, como su propio nombre indica, nos van a dar más volumen o nos van a reposicionar.

—¿Hay alguna edad a la que se recomiende utilizar la toxina o, al revés, a la que no se aconseje?

—La toxina depende mucho más de la de la gesticulación de esa persona, que de una edad. Podemos encontrarnos con personas de 23 años, que como gesticulan mucho o fruncen demasiado el entrecejo, pues ya tienen ahí una marca tremenda, que si no empezamos a tratarla a esa edad, se va a convertir en un surco muy difícil de mejorar. En cambio, puede haber una persona con 70 años que jamás haya tenido que recurrir a la toxina, pues porque no gesticula de esa forma. En resumen, en la toxina la indicación es que haya una hipertonía, es decir, que se gesticule mucho y que deje marca, y hay que usarlo cuando se detecta puesto que tiene un papel preventivo. En cambio, el ácido hialurónico, si no es para modificar un rasgo, ya se utilizará más adelanta, a partir de los 40 años en función del envejecimiento.

Por otra parte, el peeling tiene un gran poder preventivo, va mejorando la calidad de la piel. Lo que sí hemos visto, es que si una persona comienza a cuidarse a partir de los 35 o 40 años, va a envejecer mucho mejor, porque con 60 años no podemos revertir, lo que podemos es prevenir antes.

 —¿A qué edad se empieza con los peelings?

—También depende mucho de las características, en fumadores o en personas que toman mucho el sol, los hacemos alrededor de los 25 años. Si se combina la bomba de fumar y tomar mucho el sol, el peeling tiene un gran poder preventivo. Personas que han tenido acné, pues lo hacen desde los 20 años. Pero en general, es un tratamiento que sería recomendable para cualquier persona a partir de los 25 o 30 años cuando se empiece a tener el poro un poco más dilatado o cuando no se cuida la piel.

—¿Qué lleva a la gente a acudir a la medicina estética?

—En las mujeres predomina todavía el mostrar un buen aspecto, aunque cada vez más la tendencia es tener un aspecto cuidado pero natural. Solo los más jóvenes siguen empeñados en tener un aspecto más artificial. A partir de los 35 años, tanto hombres como mujeres, nos dicen que quieren verse mejor, con una motivación más para uno mismo, es decir, quiero verme mejor pero seguir siendo yo, no quieren que les vayan preguntando, «¿qué te has hecho?».

—¿Y a esos jóvenes que acuden a su consulta para modificar algún rasgo qué les dice?

—Pues lo primero que les digo, sobre todo si vienen motivados por las redes sociales, es que tenemos que analizar qué es lo que quiere mejorar y por qué. No queremos hacer clones, lo que queremos es que esa persona gane en seguridad y en confianza. Pero tienen que analizar bien qué es lo que buscan y por qué. Hay gente que viene con una foto, por eso les hacemos pensar en ellos y en su futuro.

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