Problemas de memoria y olvidos frecuentes: ¿qué es la niebla mental y con qué otros problemas de salud se relaciona más allá del covid-19?

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

También conocida como deterioro cognitivo leve, la niebla mental se relaciona con malos hábitos y otras patologías que nada tienen que ver con el covid.
También conocida como deterioro cognitivo leve, la niebla mental se relaciona con malos hábitos y otras patologías que nada tienen que ver con el covid. La Voz de la Salud

Los expertos aseguran que las mujeres de entre 30 a 50 años son las que más consultan por este tipo de síntomas

16 dic 2022 . Actualizado a las 12:53 h.

Ir en busca de algo y al llegar al sitio, no recordar qué queríamos. Coger el móvil para enviar un mensaje y al desbloquearlo, no acordarnos de qué queríamos hacer exactamente. Intentar prestar atención a alguien o algo y no ser capaces. Son situaciones normales que nos ocurren a todos, pero si forman parte de tu vida diaria, puede que estés experimentando un fenómeno común: la niebla mental. 

Personas que no tienen la mente clara, que les cuesta memorizar o que tienen dificultad para tomar decisiones. Suele acompañarse de cansancio general o fatiga, e incluso irritabilidad. Aunque el término se ha puesto más de relieve estos últimos meses por ser una de las secuelas que puede provocar el coronavirus, lo cierto es que se relaciona con muchas otras patologías e incluso con hábitos de nuestro día a día. 

Por qué se produce la niebla mental

Como es una patología por la que hemos pasado muchos, partimos de la niebla mental como síntoma asociado al covid-19 para poder hablar de sus causas. ¿Puede llegar un virus al cerebro? «El propio mecanismo de infección que tiene el virus es capaz de llegar al sistema nervioso central. Puede llegar por una vía directa o indirecta», explica Juana Andreo, investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red en Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED) y del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA). 

Aunque el hecho de que el virus llegue de forma directa al cerebro es raro, según comenta la investigadora, lo cierto es que puede darse. «Una de las posibles formas es a través de los nervios de las neuronas que se encuentran en la periferia. Pongo un ejemplo: en la nariz encuentran el nervio olfatorio y resulta que la nariz es uno de los lugares de entrada de infección del virus. El virus es capaz de entrar por ese nervio olfatorio y llegar al cerebro».

Esa sería una vía directa. Otra, según explica la investigadora, sería «sumergirse en nuestras células de forma camuflada. El cerebro lo que reconoce realmente son nuestras célula aunque estas lleven dentro el virus. Por lo tanto, deja entrar a las células pero también al virus. Es como una especie de caballo de Troya». 

No obstante, la vía indirecta es la que se ha visto que produce un mayor daño en el cerebro y que puede ser factor de riesgo para otras enfermedades. Se produce a través de nuestro sistema inmunitario. «Es nuestro sistema de defensa y cuando ve que un microorganismo está infectando a nuestro cuerpo se activa y se monta una respuesta inflamatoria agresiva, porque se producen diferentes moléculas que al final van a eliminar el microorganismo o el patógeno que ha entrado. Estas moléculas que se producen se denominan citoquina y cuando son producidas por un tejido o en un tejido actúan como señal de llamada. Aquí hay un patógeno, tenemos que montar una respuesta inmune inflamatoria», explica Andreo. 

En un principio esa defensa que se monta es beneficiosa porque nos va a ayudar a eliminar ese patógeno, pero si esta perdura en el tiempo, se crea un estado de inflamación generalizada que puede ser muy peligrosa para distintos órganos. «Si perdura en el tiempo se van a dañar las estructuras, los tejidos, los órganos, y se van a alterar sus funciones», precisa la investigadora. Asegura que «se piensa que el sistema inmune del cerebro de los pacientes está activado de forma continua y al hacerlo de forma prolongada en el tiempo se van a dañar estructuras del sistema nervioso y desequilibrar diferentes parámetros». 

De esta forma, al igual que sucede con otros virus e incluso con personas que se someten a quimioterapia para el cáncer, estudios demuestran que los pacientes con deterioro cognitivo leve persistente después de pasar el coronavirus tienen altos niveles de marcadores inflamatorios en la sangre y el líquido cefalorraquídeo. 

También se puede utilizar el término «deterioro cognitivo leve» para hacer referencia a la niebla mental. 

La niebla mental no solo se relaciona con el covid-19

«Estos síntomas están presentes en más patologías, no solo es específico del coronavirus», advierte Andreo. De esta forma, el doctor David Ezpeleta, portavoz de la Sociedad Española de Neurología (SEN), avanza: «Se asocia a la ansiedad y al estrés, sobre todo a la ansiedad crónica. También se ve en personas con depresión o en aquellas que sufren algún síndrome de dolor crónico como la fibromialgia o la migraña crónica, hipotiroidismo». 

Sin embargo, la niebla mental no solo es un signo de otro tipo de patologías que puede haber detrás. «Las personas que duermen mal o que tienen insomnio, también pueden consultar por este motivo», apunta el neurólogo. Y añade: «Es un cuadro bastante variopinto». 

Por esta razón, el diagnóstico no siempre es fácil. «Un paciente en consulta con niebla mental hay que hacerle una anamnesis, una historia clínica detallada e intentar buscar todos los factores comentados antes: ansiedad, depresión, trastornos del sueño, estrés crónico, malos hábitos horarios… Como por ejemplo, mucho ritmo de trabajo que hace que el individuo se salte comidas y tenga una alimentación irregular con bajo ejercicio. Incluso se puede ver por el consumo de algunos fármacos. Entonces hay que revisar aquellos que toma el paciente para ver si alguno puede estar detrás como efecto secundario».

No obstante, Ezpeleta recalca que cuando un paciente de estas características llega a consulta es excepcional que «nos encontremos con una causa siniestra o con una enfermedad neurológica, por así decirlo, importante, debajo». 

¿Con qué se relaciona la niebla mental?

  • Ansiedad
  • Estrés
  • Depresión
  • Síndromes de dolores crónicos como la fibromialgia o la migraña crónica
  • Hipotiroidismo
  • Trastornos del sueño
  • Malos hábitos
  • Como efecto secundario de algunos fármacos

Cómo se puede tratar la niebla mental 

Aunque muchas veces es temporal, algunas investigaciones empiezan a demostrar que algunas personas pueden sufrir niebla mental durante meses, limitando su vida. «Normalmente si se toman las medidas adecuadas como es evitar los factores predisponentes, los pacientes podrían mejorar», asegura el doctor. Entre sus recomendaciones, regular la relación entre el tiempo libre y el trabajo, así como estrategias que consigan que una persona «tenga su oasis personal de tranquilidad a lo largo del día, donde se puedan relajar, hacer deporte, meditación e incluso leer de manera pausada un libro en papel, olvidándonos de todo lo digital, móviles y tablets». 

Ezpeleta explica que la hiperactividad a la que estamos sometidos por el mundo digital «también puede ser causa de niebla cerebral. No una causa principal, pero sí facilitadora». 

En este punto también es importante mencionar que este tipo de estrategias no solo son beneficiosas a la hora de tratar esta niebla mental, también como prevención para que esta no nos afecte o que lo haga con menos intensidad. «No sabemos cómo evitar esta niebla mental, pero sí que cuando se lleva a cabo una vida saludable y se ejercita el cerebro siempre es positivo. Se piensa que sí que se puede prevenir pero es importante siempre mantener un cerebro activo desde que nacemos hasta que envejecemos. Hacer deporte, leer, dibujar, estudiar, aprender tareas nuevas… Todo eso hace que aumentemos nuestra reserva cognitiva», comenta por su parte la investigadora. 

Es decir, todas esas neuronas van a formar una red sólida con un mayor número de conexiones. «Si tú tienes una reserva cognitiva amplia, cuando se vayan degenerando neuronas por diferentes trastornos, los síntomas sí que se pueden incluso retrasar. Mantener una mente sana o ejercitar el cerebro puede tener un gran impacto, sin duda, en la prevención de muchos trastornos además de la niebla cerebral», amplía Andreo. 

¿Existen cerebros más propensos que otros a la hora de sufrir niebla mental?

«No son cosas que estén cien por cien estudiadas, pero epidemiológicamente se sabe que consultan más las mujeres que los hombres. Mujeres jóvenes, entre 30 a 50 años, es lo que más vemos en consulta. Con frecuencia hay cuadros de ansiedad, depresión, trastornos del sueño o fatiga crónica detrás», subraya Ezpeleta. 

Posibles complicaciones: ¿está relacionada con el alzhéimer?

«Cualquier síntoma no nos descarta que pueda ser una enfermedad. Si este se prolonga en el tiempo y de alguna forma afecta al desempeño de esa persona en su nivel personal, social, laboral o familiar, podemos estar detrás de un trastorno. Si un paciente tiene dudas sobre qué le está pasando, debe consultar al médico», asegura Ezpeleta. «Todos tenemos en algún momento de la vida esta sensación de niebla mental que es inespecífica y universal, pero si se prolonga en el tiempo y nos acarrea consecuencias en nuestra vida diaria, se debe consultar. Porque si no se hace, el cuadro puede empeorar», añade el neurólogo. 

¿Si sufro niebla mental, puedo tener repercusiones en un futuro? El doctor apunta que «no conlleva a que en el futuro pueda sufrir demencia, pero sí que esta persona puede que tenga más dificultad para la comprensión lectora, recordar hechos o tener una peor memoria autobiográfica para recordar algunas fechas o la trama de alguna película o libro que no sea lineal». 

Por su parte, Andreo señala que su campo de trabajo de investigación es la enfermedad de alzhéimer y «se ha visto que comparten muchos aspectos. La neoformación de la que se hablaba antes es un aspecto clave en el alzhéimer y no solo eso, también se puede dar en enfermedades neurodegenerativas o incluso en otras como la diabetes». Algunos estudios aseguran que algunos pacientes con covid-19 presentan pérdidas neuronales en las mismas regiones del cerebro donde se producen daños en el caso de sufrir enfermedad de alzhéimer. No obstante, se debe estudiar más para tener unas conclusiones definitivas. 

En individuos que padecen enfermedades asociadas al envejecimiento es prevalente ese estado de inflamación crónica que también se cree que sufren las personas que padecen niebla mental fruto del covid-19. De hecho, se sabe que los enfermos de alzhéimer también sufren esa neuroinflamación. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.