Mónica de la Fuente, investigadora: «Las personas pueden rejuvenecer biológicamente»

Uxía Rodríguez Diez
UXÍA RODRÍGUEZ LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Mónica de la Fuente del Rey, catedrática de Fisiología de la Universidad Complutense de Madrid

Edad cronológica y edad biológica no siempre coinciden, pero la buena noticia es que la segunda sí se puede cambiar

11 jun 2024 . Actualizado a las 18:42 h.

¿Qué edad tienes? Puede parecer una pregunta muy sencilla. Seguro que ya has contestado al instante. Es la que marca el año que naciste, la que pone en tu DNI y la que te lleva a soplar una vela más cada 365 días. Pero detrás de esa cuestión se esconde mucho más. Algo mucho más profundo, mucho más importante y desconocido. Una persona puede tener más años, incluso más décadas, de las que fija esa edad cronológica. También puede ser más joven. Hablamos de lo que se denomina edad biológica que es la que marca la velocidad a la que se envejece y, lo que es todavía más importante, se puede medir, controlar y modificar. Mónica de la Fuente del Rey es catedrática de Fisiología y directora del grupo de Investigación «Envejecimiento, Neuroinmunología y Nutrición» de la Universidad Complutense de Madrid. Lleva más de 40 años estudiando los procesos de envejecimiento y cómo el sistema inmunitario puede ser el mejor marcador para definirlo. Con esta investigadora, referente nacional e internacional, hablamos de todo lo que está en nuestra mano para rejuvenecer.

—¿Qué es la edad cronológica y qué es la edad biológica?

—La edad cronológica es muy sencilla porque mide el paso del tiempo desde el nacimiento. La edad biológica es diferente porque se basa en cómo tu organismo está envejeciendo. Por lo tanto, la edad biológica es algo que solo se puede aplicar de forma específica cuando estamos haciendo el proceso de envejecimiento y, ¿cuándo empezamos a hacer ese proceso? Pues cuando llegamos a la edad adulta. Es decir, en el caso del ser humano cuando estamos en la década de los 20. Desde ese momento hasta el final de nuestra vida, todo lo que hacemos es estar envejeciendo. Pero esto es diferente dependiendo de la persona porque el proceso puede hacerse más deprisa o más despacio, es esa velocidad a la que envejecemos lo que se denomina edad biológica. 

—Yo puedo tener ahora mismo 36 años como edad cronológica, pero no sé qué edad biológica tengo. ¿Puedo ser más joven o más mayor?

—Sí, efectivamente. Este concepto de edad biológica se empezó a acuñar a mediados del siglo pasado cuando se empezaron a dar cuenta de que no todo el mundo envejece igual. Eso es un hecho. Las compañías de Estados Unidos vieron que hacían seguros muy potentes a gente relativamente joven y que luego se morían pronto. Ahí está la cuestión, lo que hay que tener en cuenta es cómo de rápido envejece una persona. Si uno envejece muy deprisa, el riesgo de tener una enfermedad y morir es mayor. Hemos visto muchísimos casos de personas con 35 o 40 años, o incluso más jóvenes cronológicamente, pero con una edad biológica cercana a los 70 años. Desde aquel momento, muchos laboratorios de investigación se dedicaron a buscar cómo se podía determinar y se han generado una serie de relojes biológicos para intentar medir de la forma más fiable posible esa edad.

—¿Qué la determina?

— Lo que determina la edad biológica es la velocidad a la que un individuo está envejeciendo y, por lo tanto, el riesgo de enfermar y de morir. 

—¿Cómo se mide?

—En internet hay muchas encuestas que tú vas completando y que aseguran decirte qué edad biológica tienes. Evidentemente eso no tiene ninguna fiabilidad. Hay laboratorios que tienen sistemas más o menos fiables para determinarla. Hablamos del acortamiento de los telómeros, del 'reloj epigenético'… Nosotros lo que hacemos es un Immunity Clock, es decir, el reloj inmunológico. Hemos visto, y  esto es algo en lo que llevo más de 40 años investigando, que según cómo estén nuestras defensas, nuestra inmunidad, así estará nuestra salud. Partimos de que la salud no es la falta de enfermedad, es mucho más porque engloba el bienestar general, físico y mental.

Para mantener la salud tenemos que ser capaces de que nuestro organismo se adapte perfectamente a todos los cambios con los que  constantemente nos enfrentamos, tanto internos como externos, esto es, mantenga una adecuada homeostasis. Para ello tenemos tres sistemas que nos permiten lograrlo, el sistema nervioso, el sistema endocrino (la producción de hormonas) y el sistema inmunitario (nuestras defensas), los cuales se están comunicando constantemente y son denominados sistemas homeostáticos. Hace años, The Lancet, una revista muy prestigiosa, definió la salud como la capacidad de adaptación. Así, si esos tres sistemas funcionan bien, tú tendrás un buen estado de salud. 

Entonces, es lógico pensar que para saber si una persona está sana, hay que mirar cómo está la capacidad funcional de las células de esos tres sistemas. ¿Cuál es el sistema que te permite valorar esto? Las células del sistema inmunitario, que son los leucocitos, son las únicas a las que tenemos un fácil acceso por circular por la sangre y poder analizarlas tras obtener una muestra sanguínea. Por eso, el funcionamiento del sistema inmunitario ha quedado establecido como el mejor marcador de salud. 

—¿Con una analítica de sangre son capaces de medir esa edad biológica?

—Efectivamente, tras conseguir una gran base de datos con los valores de una serie de funciones inmunitarias de cientos de personas de diferentes edades, desde los 30 hasta los 80 años, generamos un modelo matemático que consideró cinco funciones que valoradas e introducidas en el modelo nos dan la edad biológica de la persona. 

 —En resumen, con una muestra de sangre, con esos cinco parámetros, averiguan la edad biológica de una persona, siempre en función de cómo está su sistema inmunitario. 

—Así es, pero ese Immunity Clock no solo te dice cómo está el sistema inmunitario. Hemos comprobado por otras investigaciones que es un reflejo de cómo se encuentran los otros sistemas homeostáticos con los que se comunica (el nervioso y el endocrino), así como el estado general del organismo.

—¿Y realmente esto se refleja en la longevidad de una persona?

—Claro, para eso lo que hay que comprobar es si una persona que le ha salido que tiene 70 años de edad biológica, realmente se va a morir antes que otra a la que le ha salido que tiene una edad de 30 años. En humanos no se puede hacer porque no podemos estar décadas esperando para comprobarlo. Pero lo que hicimos fue buscar un modelo animal que pudiera reproducir lo que ocurre en los humanos. Encontramos una variedad de ratones en los que hemos podido demostrar que los cambios en su inmunidad son similares a lo largo de su envejecimiento a los que tienen los humanos. Obtenemos las células inmunitarias del peritoneo, por lo que podemos seguir de forma individualizada los cambios en las funciones de esas células de cada animal a lo largo de su vida y luego ver cuánto vive. Hemos demostrado y publicado que las funciones de estas células, el Immunity Clock del ratón, que es parecido al del humano, no solo indica la velocidad de envejecimiento de cada animal, también predice su longevidad. 

—Una vez que sabemos nuestra edad biológica, ¿podemos cambiarla?

—Sí y esa es la ventaja de conocerla. Mientras que la edad cronológica va siempre hacia delante, el año que viene tendrás un año más que este y es inevitable; la edad biológica tiene una ventaja, y es que te indica una velocidad de envejecimiento, y esta velocidad es modificable. Tú durante un momento de tu vida, puedes ir envejeciendo muy deprisa, y si sigues así el riesgo de enfermar y morir es elevado, pero luego puedes hacer algo para cambiar esa velocidad e ir más despacio, y así incluso puedes conseguir llegar a centenaria. 

—Es decir que, por lo que dice, podemos rejuvenecer biológicamente. 

—Totalmente y ya hemos comprobado y publicado que las personas pueden rejuvenecer biológicamente. En animales de experimentación también lo hemos hecho y no solo rejuvenecen, sino que luego compruebas que efectivamente viven más.

—¿Qué tenemos que hacer?

—Para que todo el mundo lo pueda entender, tenemos que explicar que en la velocidad de envejecimiento influyen los genes y el estilo de vida. Pero la proporción es de alrededor del 25 % para los genes y el resto es ambiente y estilo de vida. Esto quiere decir que podemos hacer mucho por estar mejor, envejecer despacio y llegar al máximo de la esperanza de vida de nuestra especie, que es de unos 120 años. Pero lo que se busca no es tanto vivir más, sino hacerlo con calidad de vida, esto es tener una longevidad saludable. Lo que debemos hacer para controlar nuestra velocidad de envejecimiento es visualizar que este es como una mesa en la que debemos mantener bien las cuatro patas que la sustentan. Una de ellas representaría la necesidad de evitar hábitos nocivos, los excesos: alcohol, tabaco, estrés…  Otra pata sería el llevar una dieta adecuada, como la mediterránea. La actividad física y mental es fundamental. Hay que procurar estar activos, lo que no es machacarse en el gimnasio. Esto junto con dormir bien, constituirá la tercera pata. Y en la última podemos colocar el tener una buena actitud ante la vida, ser optimista, no dejarte llevar por las emociones negativas y tener buenas relaciones sociales, que son fundamentales para la salud. Si consigues en mayor o menor medida todo eso, es seguro que vas a rejuvenecer biológicamente. 

En estos momentos ya hay disponible un curso online en la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) que tiene como título «Intervenciones Antienvejecimiento: Mito o Realidad» en la que una serie de expertos comentamos lo que se puede hacer para envejecer lo mejor posible.  

—Han estudiado mucho la dieta rica en antioxidantes, ¿cómo potenciarla?

—La base de nuestro envejecimiento y la base de la mayoría de las patologías que se tienen está en el estrés oxidativo y en el estrés inflamatorio. A medida que envejecemos, aumenta más la producción de oxidantes que la de las defensas antioxidantes y entonces se genera ese desequilibrio que es lo que se define como estrés oxidativo. Este, que va siempre asociado al estrés inflamatorio, porque oxidación e inflamación siempre van juntas, es la base del envejecimiento. 

Hace ya años publicamos como teoría del envejecimiento “la teoría de la oxidación-inflamación”. Por lo tanto, todo lo que controle esa oxidación e inflamación te va a ayudar a envejecer más despacio, a vivir con más salud durante más tiempo. 

—Decía antes que empezamos a envejecer en torno a los 20 años. 

—Sí, el proceso de envejecimiento comienza cuando se ha culminado el desarrollo funcional de nuestro organismo, en la década de los veinte. No obstante, hay un matiz importante y del que no se es muy consciente y es que realmente podemos influir en nuestra salud y envejecimiento desde el inicio de la vida, desde que somos fetos. El estilo de vida de la madre está marcando el ambiente del feto. En el momento de nacer también te influye todo lo que haces y lo que sucede a tu alrededor. Todo ello va a ir determinando el desarrollo de los sistemas homeostáticos del niño, y cómo llegan a la edad adulta. Cuanto mejor consigas que lleguen estos sistemas a esos 20 años, aunque luego con el envejecimiento empiezan a decaer, siempre los mantendrás mejor por más tiempo que si llegaste a la edad adulta con ellos ya algo deteriorados. Hay personas que ya alcanzan la edad adulta con un envejecimiento prematuro. No obstante, siempre se puede intervenir en cualquier momento para solucionarlo. Hablamos de dieta, actividad física, control del estrés, etc. 

—El estrés también juega un papel primordial.

—El control del estrés es muy importante, porque el estrés emocional te está generando un estrés oxidativo-inflamatorio mayor, por eso te hace envejecer más deprisa. Está comprobado que las personas con estrés tienen una edad biológica superior a la cronológica. Hay que tomar medidas en este sentido pues vivimos en una sociedad en la que nos es cada vez más difícil poder controlar las situaciones de estrés que nos acechan. 

Uxía Rodríguez Diez
Uxía Rodríguez Diez
Uxía Rodríguez Diez

A Rúa, Ourense (1986). Coordinadora de La Voz de la Salud con una misión, que todos nos cuidemos más y mejor. La pandemia de covid-19 no solo la viví, también la conté en La Voz de Galicia. Mucho antes de todo esto trabajé en Vtelevisión durante casi una década como redactora, reportera y presentadora. Allí dirigí y presenté el programa Sana sana, sobre sanidad, bienestar y nutrición.

A Rúa, Ourense (1986). Coordinadora de La Voz de la Salud con una misión, que todos nos cuidemos más y mejor. La pandemia de covid-19 no solo la viví, también la conté en La Voz de Galicia. Mucho antes de todo esto trabajé en Vtelevisión durante casi una década como redactora, reportera y presentadora. Allí dirigí y presenté el programa Sana sana, sobre sanidad, bienestar y nutrición.