Además de propiciar un aumento de peso, su ingesta aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular y de desarrollar diabetes tipo 2
08 dic 2023 . Actualizado a las 09:48 h.Las grasas trans son uno de los grandes peligros para nuestra salud y se encuentran en diversos alimentos ultraprocesados que podemos encontrar en cualquier supermercado. De ahí la insistencia de los profesionales de la salud para que evitemos consumir precocinados y bollería industrial. Pero ¿qué son exactamente?, ¿de qué forma perjudican a nuestra salud?
Existen dos tipos de ácidos grasos trans. Aunque sorprenda, hay una forma natural que proviene de grasa de la leche o la carne de animales como la vaca, la oveja, o la cabra; en cuyo compartimento gástrico se forma por el efecto de su propia microbiota intestinal. Según explican desde la Sociedad Española del Corazón (SEC), estos ácidos grasos trans se absorben y se incorporan a los músculos y leche de los animales. Por eso se encuentran, aunque en pequeñas cantidades, en la carne que procede de estos.
De esta forma, se calcula que alrededor de un 5 % del consumo total de ácidos grasos trans de los humanos proviene de este tipo de fuentes. Ya sea ingiriendo leche, carne u otro tipo de alimentos como la mantequilla o la nata. Sin embargo, la fuente principal de grasas trans en nuestra dieta suele ser la industrial y estas sí son perjudiciales para nuestro organismo.
¿Cuáles son los diferentes tipos de grasa?
Para entender cómo se producen las grasas trans en la industria, primero se debe de entender cómo se forman y de dónde provienen los diferentes tipos de ácidos grasos que forman parte de nuestra dieta. Así las clasifica la SEC, teniendo en cuenta su estructura:
- Ácidos grasos saturados. Tienen enlaces simples en sus átomos de carbono. Es decir, cada enlace de carbono se une con uno de hidrógeno. Este tipo de grasas suelen ser sólidas a temperatura ambiente y se encuentran en alimentos de origen animal como carnes grasas, mantequillas o mantecas. La excepción son el aceite de palma y de coco, que aunque son de origen vegetal, también son fundamentalmente saturadas.
- Ácidos grasos insaturados. Tienen, al menos, un enlace doble entre esos átomos de carbono. Es decir, no todos están unidos a un hidrógeno. Así, si solo hay un doble enlace serán monoinsaturados y si hay dos o más, poliinsaturados.
- Ácidos grasos monoinsaturados. Suelen ser líquidos a temperatura ambiente. Están presentes en el aceite de oliva, los frutos secos o el aguacate. Pueden disminuir el colesterol total y LDL, cuando reemplazan parcialmente a los ácidos grasos saturados.
- Ácidos grasos poliinsaturados. Se encuentran principalmente en alimentos de origen vegetal, también en los pescados y mariscos. Son componentes imprescindibles de las membranas celulares y precursores de las prostaglandinas (moléculas mediadoras en la inflamación). No se sintetizan en el organismo, por lo que se deben aportar a través de la dieta. A su vez se dividen en dos grupos:
- Omega-6: presente, sobre todo, en aceites de semillas (girasol, maíz y frutos secos como las almendras) y cereales.
- Omega-3: proviene de semillas y frutos secos como las nueces y los cereales, así como en las grasas de pescados y mariscos. Tiene acción antiagregante y vasodilatadora, disminuyendo la presión arterial y la trombosis.
- Ácidos grasos trans. Además de los que existen en forma natural, los industriales se forman al hidrogenar aceites líquidos en grasas sólidas, introduciendo más átomos de hidrógeno. Se llama grasa hidrogenada, pero en la cultura popular se le conoce bajo el nombre de «trans».
De esta forma, la industria, al hidrogenar los aceites vegetales, consigue grasas de textura sólida o semisólida que son similares a las de origen animal. Esta variación de estructura las hace más estables, duraderas y con ellas se mejora la textura de algunos alimentos.
¿Por qué las grasas trans son perjudiciales para nuestra salud?
La SEC indica que, una vez consumidas, el aparato digestivo absorbe los ácidos grasos trans, pasando al torrente sanguíneo: «Estos pasan a la sangre incorporándose a las membranas de las células y sustituyendo a las grasas que componen estas membranas, que acaban perdiendo o disminuyendo su flexibilidad y fluidez. Esto provoca que otras moléculas, como las del colesterol, no puedan acoplarse a la membrana y queden libres».
Así, uno de sus efectos perjudiciales es aumentar los niveles de colesterol total, sobre todo, del conocido como «malo» o LDL. Pero también aumentan el riesgo de diabetes tipo 2 y los niveles de triglicéridos en sangre. Incrementan el riesgo de enfermedad cardiovascular, produciéndose cambios como rigidez y pérdida de la flexibilidad de las arterias (aterosclerosis). Esta última dificulta el riego sanguíneo y si se produce en las arterias carótidas, que son las que llevan la sangre al cerebro, se pueden producir infartos cerebrales. En cambio, si la obstrucción se da en las arterias coronarias, se producen infartos de miocardio.
Otro de los riesgos de su ingesta es el aumento de peso. Además, como la mayoría se encuentran en alimentos bajos en nutrientes, con numerosas calorías, se empeora este efecto.
¿Cuánto porcentaje de grasas trans se podría consumir en nuestro día a día?
En este contexto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el consumo de grasas (las expuestas anteriormente) represente entre el 30 y el 35 % de la ingesta calórica diaria total. De ese porcentaje, entre un 15 y un 20 % debe provenir de las grasas monoinsaturadas, menos de un 6 a un 10 % de las grasas poliinsaturadas, y para reducir el riesgo cardiovascular, menos del 10 % de las grasas saturadas. Finalmente, el consumo de grasas trans debe ser menor al 1 %.
Con todo, cabe tener en cuenta que en el 2021 entró en vigor la legislación que regula el contenido de este último tipo en los alimentos. Desde ese momento, la Comisión Europea limita el uso de grasas trans (las que no lo son de forma natural) a un máximo de dos gramos por cada cien de grasa en los alimentos. Se ha dado a la industria un margen de dos años para su adaptación a los productos, por lo que su eliminación de los lineales de los supermercados tiene como límite fechas actuales: finales de este año.
¿En qué alimentos se encuentran las grasas trans?
Los ácidos grasos trans se suelen encontrar en:
- Algunos alimentos precocinados como pizzas, canelones, croquetas, etcétera.
- Helados y yogures helados.
- Salchichas y hamburguesas.
- Margarinas.
- Patatas fritas de bolsa y otro tipo de aperitivos industriales.
- Pastelería y bollería industrial.
- Galletas.
Se pueden identificar en el etiquetado bajo el término «grasas hidrogenadas».
Fuente: Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).