Maritina Martínez, cirujana plástica: «Una liposucción no adelgaza»
VIDA SALUDABLE
La doctora reflexiona sobre nuestra esclavitud a la belleza: «La sociedad ha ido evolucionando, pero la importancia del aspecto físico no ha cambiado tanto»
20 dic 2023 . Actualizado a las 19:47 h.«El objetivo es explicar, según mi experiencia y lo que he aprendido de mis pacientes en todos estos años, qué mueve a que alguien no esté contento o satisfecho con su aspecto físico, que le cree inseguridad. Qué procesos sociales, mentales y evolutivos hacen que estés en desacuerdo con algún rasgo físico tuyo hasta el punto de someterse a una cirugía», comenta Maritina Martínez Lara. La especialista en Cirugía Plástica, Reparadora y Estética acaba de publicar Confesiones de una cirujana plástica. ¿Por qué nos operamos? (Libros Cúpula, 2023), donde reflexiona sobre la autoestima, la creación de identidad y el poder de la imagen. Confiesa que en un primer momento, su idea inicial era hablar de la cirugía en su vertiente estética, pero que existen otros aspectos entorno a ella «aún más apasionantes y sobre los que reflexiono constantemente, muy especial el de la belleza; por qué necesitamos de esta para construir nuestra autoestima».
—Puede que a pie de calle no esté del todo claro: ¿qué diferencia existe entre la cirugía plástica, la cirugía estética y la medicina estética?
—La diferencia entre cirugía plástica y estética es un matiz, realmente. La primera es, al mismo tiempo, cirugía reparadora y reconstructiva. Todo forma parte de la misma especialidad. Considerar en un momento dado que estamos haciendo exclusivamente estética y no tenemos ningún objetivo de reparar queda muy artificioso porque también estamos reparando cosas. Diferenciar es muy sutil. Mucho más clara está la diferencia entre medicina estética y cirugía estética o plástica, porque la primera son procedimientos no quirúrgicos, y en cambio la cirugía siempre es quirúrgica. Existe mucha confusión también a la hora de pensar que la estética no tiene nunca un fin reparador y que no estamos resolviendo ninguna cosa. No es cierto.
—¿Un ejemplo?
—Cuando hacemos una reducción mamaria a quien tenga un pecho muy grande. Le aliviará problemas de dolor, de espalda o dermatológicos. Estamos resolviendo muchos problemas más allá de la estética y, como esa, hay muchas más intervenciones. Cuando hacemos una operación de párpados caídos, también estamos mejorando su campo visual. Que solamente sea estética y tenga un fin reparador, es muy limitador, son muy pocos los casos.
—Una creencia bastante instaurada es que solo nos operamos las mujeres. ¿Es cierto?
—Cada vez menos. Si bien seguimos siendo mayoría las que nos sentimos más inseguras con nuestro aspecto porque consideramos que para nosotras es un factor educativo. Es decir, tener una buena imagen es mucho más importante para nosotras que para un hombre. Pero eso también está cambiando. A ellos el hecho de operarse también les da seguridad y a ellos también les importa, por supuesto. Aunque siguen siendo minoría, el porcentaje va creciendo también.
—Las razones que nos llevan a operarnos varían según la edad.
—Sí, por supuesto. Aunque no está escrito y no significa que las personas de veinte años solo se operen porque tienen una malformación y las de sesenta solo se hagan una cirugía antienvejecimiento. Las personas muy jóvenes, menores o de veinte años, encuentran dos grandes motivaciones. Una, que notas que tu genética no es lo favorable que a ti te gustaría y por lo tanto, hay rasgos o procesos que no te gustan o que están mal formados. O bien, que tu genética no es mala pero a ti te gustaría mejorarla. En personas jóvenes, en definitiva, la motivación suele ser mejorar lo que la naturaleza nos ha dado.
—¿Y cuando se cumplen años?
—Con la edad, imaginemos, cuarenta y tantos o más, ahí puede ser mejorar lo que la naturaleza nos ha dado o bien cambiar esos rasgos nuestros que se han ido dañando por diferentes circunstancias de nuestra vida. Queremos hacernos una cirugía para no vernos tan mayores. Pero también hay personas que se operan por una malformación con una edad avanzada, que de pronto dice: «Ahora me toca a mí». Puede venir una persona para una reducción mamaria con 18 y otra con 65. La primera porque su familia le apoya y son conscientes de que se siente mal con eso, y la de 65 porque igual a lo largo de toda su vida alguien de su alrededor le ha quitado esa idea de la cabeza y considera que está harta porque lleva toda la vida dándole vueltas a eso.
—Habrá quien considere la cirugía estética como una frivolidad.
—Cuando tú preguntas a pie de calle sobre cirugía plástica, la gente piensa, primero, que es lo mismo que la medicina estética. Lo relaciona con hacerse un aumento de labios, por ejemplo. Nos meten en el mismo saco a cirujanos plásticos y a médicos estéticos. Por otra parte, la gente piensa que la cirugía plástica es solo aumentarse el pecho o una liposucción, cuando estos perfiles son minoría. El 90 % no es por esa razón. No se operan por frivolidad o porque sean muy perfeccionistas, la mayoría se opera porque llevan mucho tiempo pensándolo. De hecho a mi me gusta preguntarles: «¿Cuánto tiempo llevas dándole vueltas?». Y la mayoría de respuestas es: «Años». Cuesta mucho tomar la decición porque te vas a meter en un quirófano. Eso a la inmensa mayoría de la gente le da miedo entrar en quirófano. Con lo cual, tachar de frivolidad cuando alguien está pasando por un complejo toda su vida y al final se ha armado de valor y lo decide… La gente entra llorando en quirófano del susto que tiene. Es un perjuicio y ofende a la gente que se opera.
—Confiesas en el libro que tu opinión sobre operar a menores de edad ha cambiado con el tiempo.
—Sí. Ahora no exijo que se tenga la mayoría de edad en casos muy extremos. Ya no es nunca, sino en casos muy especiales o excepcionales. Es decir, tiene razón esa familia que trae a su hijo diciendo: «Es que hasta ha ido a un psicólogo porque lo lleva fatal». Imaginemos, una chica con un pecho muy grande o con una simetría muy rara. Ninguna familia te trae a su hijo o hija, siendo menor de edad, para operarse, por una cosa que tampoco le supone mucho complejo. Todo el mundo en su sano juicio quiere llevar el proceso con sensatez porque se trata de una intervención quirúrgica. De momento va bien, pero puede no ir. Necesitas tener una maduración para eso. No es tanto que nos guste esperar al completo desarrollo físico, que este puede llegar antes, sino que exista madurez psicológica. Por todo esto he pasado de «nunca operaría a nadie de menos de 18» a «casos excepcionales que siento que son auténticas cirugías reparadoras, no estéticas». Casos excepcionales, pero no es la habitual.
—¿Somos esclavos de la belleza?
—Claro que sí. Siempre se ha sido, sobre todo las mujeres. A lo largo de la historia de la humanidad se nos ha exigido un canon de belleza porque parece que es nuestro papel en la vida. Eres mujer y por eso tienes que ser femenina, mostrar tus atributos y cumplir con un papel que se supone que viene incluido en el pack. Lo primero es ser guapa. Luego después que tenga buen carácter, sea agradable, cariñosa… Y luego ya que tenga un trabajo y que sea inteligente. La sociedad ha ido evolucionando, pero la importancia del aspecto físico no ha cambiado tanto. Ahora lo primero que vemos de alguien es la foto de perfil. ¿Qué foto compartimos? En las que salimos bien. Las redes sociales eran estupendas en sus inicios porque nos comunicaban con personas que hace tiempo que no veíamos, de alguna manera nos ayudaban a saber sobre nuestros contactos y conocidos… Pero ahora es una pasarela de imágenes en las que nos vemos bien y si no es así, las retocamos o le ponemos un filtro. Vemos como un fracaso una foto en la que no salimos bien. No puede ser. Creo que hemos retrocedido mucho y que somos muy esclavos de todo esto. No hemos mejorado nada en ese aspecto.
—Y en canon de belleza que seguimos, ¿ha cambiado?
—Esos procesos a veces son muy pendulares. Se pasa de los glúteos muy voluminosos a los pequeños. Pasamos de tener que estar atléticas a tener que estar muy delgadas. Y de pronto entra otra vez la moda de que las curvas están muy bien. Todos estos cánones coexisten. Cintura muy estrecha, pecho marcado, culo… Son cosas que, o tienes la genética de una venezolana o tienes que someterte a una cirugía porque genéticamente no somos así.
—¿Hay unos modelos universales?
—El pecho de una copa B llena o una cintura estrecha. Nunca en la historia de la humanidad ha gustado la barriga. Es verdad que en épocas pasadas buscaban un poco más «llenita», pero ahora no. Hace mucho tiempo que no, porque se ve como que «delata» que te has dejado o que has cogido kilos con los años. O que has tenido embarazos. Es normal, pero siempre se intenta disimular con fajas, la forma de vestir, etcétera. Hay cosas que siempre se mantienen y otras que van variando. Lo de los labios con cierto volumen, por ejemplo, es de siempre.
—Has mencionado en varias ocasiones la operación de pecho. ¿Sigue siendo una de las más demandadas a día de hoy?
—Totalmente. La que más. Más de la mitad de las cirugías que hacemos en global, son del pecho. Ahí incluimos el aumento mamario con implantes, la elevación del pecho caído, la reducción mamaria, la cirugía secundaria cuando tienes unas prótesis y te las tienes que cambiar porque tienes algún problema… Todo lo relacionado con la cirugía mamaria es más de la mitad de las cirugías que hacemos. Estamos muy centradas en el pecho, mucho más que en la cara, el abdomen, las piernas… Muchísimo más. De hecho hay pacientes que me piden un aumento mamario cuando, si a mi me preguntaran, propondría otra cirugía. Parece que estamos muy centrados en el pecho. Tiene una connotación para las mujeres que nos acompleja mucho más que cualquier otra parte del cuerpo, por goleada.
—¿Y a nivel facial?
—Se demanda mucho el aumento de pómulos o de labios, pero tiene más que ver con la medicina estética. En cuanto a cirugía con bisturí, lo que está aumentando es la rinoplastia y la blefaroplastia (cirugía que extirpa el exceso de piel de los párpados).
—¿Una liposucción adelgaza?
—No, la liposucción no adelgaza. Hay que pensar que si tienes veinte kilos de grasa en el cuerpo, en una cirugía, te puedo sacar cinco litros, pero ¿qué pasa con los otros quince que te quedan? Los lipocitos, las células grasas, si tienes una genética o un metabolismo que haga que acumules, o no tienes el hábito de hacer ejercicio, o igual si haces pero no lo suficiente, unos hábitos dietéticos, o lo que sea… Hay personas que tienen unos hábitos estupendos y aun así, tienen kilos de más. Porque su cuerpo es así, su metabolismo así lo ha determinado y por más que se cuidan no pueden hacer nada. No podemos incriminar a las personas que tienen algo de peso diciéndoles que es su culpa. Seguramente muchos trabajan mucho y no pueden hacer nada. Pero los lipocitos, las células grasas, tienen la capacidad de engordar. Si tú sacas un porcentaje, el resto que queda tiene la capacidad de volver a aumentar su volumen más o menos.
—¿Para quién está destinada entonces una liposucción?
—La liposucción está pensada para personas que están en su peso y tenemos que tratar zonas concretas. Es decir, no sirve de nada sacar un poco del brazo, del abdomen, de los muslos, las pantorrillas… Y para personas que no tienen sobrepeso. No es para adelgazar. Para adelgazar está la dieta, el ejercicio físico, la cirugía bariátrica y demás. Sí puede estar destinada para remodelar ciertas zonas cuando has adelgazado. Una persona que vuelve a estar en su peso y quiere recuperar. Que tiene grasa acumulada en la barriga, los muslos u otras zonas localizadas.
—¿En su especialidad existen muchas expectativas?
—Totalmente. En nuestra especialidad creo que en la que más. La gente ve fotos o a otros pacientes y piensan que su resultado va a ser igual. Realmente, la gente piensa que la cirugía es un procedimiento matemático. «Me opero y me quedo así». No, seguramente no te quedes así. No te vas a quedar igual que tu amiga o vecina porque tienes un cuerpo distinto. Los cirujanos plásticos tenemos que asumir que la gente viene con unas ideas preconcebidas, que la mayoría de las veces no corresponde con la realidad. Es nuestra tarea explicarle: «Puedes conseguir esto, pero esto no». Otra cosa es que lo entienda o que estén escuchando lo que le estamos diciendo. A lo mejor hay quien piensa: «Vale, me está diciendo esto para que no me haga expectativas pero sí que se va a quedar como yo creo». No sé de dónde lo sacan, pero no nos están escuchando. De ahí que después se queden descontentas con el resultado de la cirugía. Tampoco les decimos nunca una cosa concreta. Es decir, nunca puedo garantizar el resultado de una cirugía de este tipo. Hay un montón de cosas que pueden interferir y que pueden influir en los resultados que estamos buscando. El manejo de las expectativas es importantísimo. Y hay veces que los cirujanos plásticos no somos claros en lo que decimos y otras en las que sí, pero el paciente no ha querido escucharnos o no lo ha entendido. Es complicado.