Rosario Castaño, psicóloga: «Todas las mujeres reciben los síntomas de la menopausia como un shock»
VIDA SALUDABLE
La experta asegura que se trata de una etapa «donde la parte más frágil de cada una se pone de manifiesto» y que el contexto en el que se produce ha cambiado mucho en los últimos años
06 abr 2024 . Actualizado a las 16:39 h.La menopausia es una etapa de grandes cambios para la mujer. La cantidad de estrógenos que produce el cuerpo se ve disminuida y estos ejercen una función importante en el sistema nervioso central; en gran parte, son responsables de la sensación psicológica de bienestar. Por eso se pueden dar alteraciones del estado del ánimo que, según la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, se pueden manifestar con una disminución de energía, cansancio, abatimiento, falta de concentración, ansiedad, agresividad e irritabilidad. Además, si antes era frecuente el «síndrome del nido vacío», a día de hoy sería más correcto hablar del «síndrome del nido lleno». Así lo considera Rosario Castaño, psicóloga clínica y sexóloga, especializada en menopausia, miembro de la AEEM.
—¿Cómo afecta la menopausia a la salud mental de una mujer?
—En la perimenopausia (etapa de transición hacia la menopausia que puede llegar a durar unos cinco años), cuando la mujer empieza a tener síntomas de que se está acercando a ella, normalmente ya afecta a la salud de la mujer porque la pilla por sorpresa. Aunque esté muy bien informada, es una especie de shock. Suelen ser síntomas que al principio no le da importancia y no sabe de dónde vienen. Cuando pasa un tiempo y se comentan con amigas o se busca información al respecto, es cuando se suele consultar con un especialista ginecológico. Esa suele ser la primera visita médica y es cuando se empieza a ver qué medidas se pueden tomar. Pero sí, la menopausia puede afectar a la salud mental.
—¿Para llegar a hablar de un trastorno de la salud mental la situación tiene que complicarse un poco más?
—Exacto. No podemos decir que la menopausia provoca problemas de salud mental. Simplemente es una etapa donde la parte más frágil de cada mujer se pone de manifiesto. Hay síntomas que pueden ser leves, como sofocos, sensación de sequedad en la piel, cambios de humor, insomnio… Pero si es una persona que ha padecido depresión con anterioridad, por ejemplo, esta puede volver a aparecer. También si es una mujer que ha tenido sensación de inseguridad a lo largo de su vida, esta puede incrementarse. Pero hay que recalcar que la menopausia en sí no es la causa de la depresión.
—¿La menopausia puede hacer reaparecer un trastorno mental que haya sufrido la mujer a lo largo de su vida?
—Sí. Normalmente, un trastorno mental se diagnostica muy pronto. Lo habitual es desde la adolescencia a los treinta años. A los cincuenta no se suele diagnosticar un trastorno mental como tal, pero sí se puede apreciar una sensación de tristeza y estados depresivos. Un despertar de lo que ya hubo. Porque hay que diferenciar entre los síntomas más leves de la menopausia y aquellos más graves que constituyen el síndrome menopáusico. Estos últimos requieren un tratamiento específico.
—¿Cuándo se debe consultar por esos síntomas?
—Normalmente las mujeres, cuando empiezan a tener síntomas que le sorprenden, como taquicardias, sofocos, cambios de humor o la regla que va y viene, ahí ya deberían tener su propia rutina de revisiones médicas y ginecológicas. Cuando empiezan a darse los cambios fuertes, como que cueste dormir, puede que se necesite la atención de otros profesionales. El apoyo psicológico en estos casos es fundamental justo por lo que he dicho al principio: todas las mujeres, hasta las más informadas, reciben los síntomas de la menopausia como un shock, por sorpresa.
—¿Y después de esa sorpresa, qué suele seguir?
—Luego hay quien entra en esa fase de negación de «no me está pasando esto», mientras otras empiezan a actuar de forma compulsiva, de querer hacer todo y rápido. Se debe buscar la manera de encontrar un equilibrio porque los cambios de humor siempre se van a producir. Se crea otra mirada diferente: tanto sobre el propio cuerpo, como del entorno. Cuando empecé psicología hace treinta años, se hablaba del «síndrome del nido vacío», ahora se habla del «nido súper lleno».
—¿Qué quiere decir con nido vacío y súper lleno?
—Antes, cuando una mujer llegaba la menopausia, sus hijos se iban de casa y ella se quedaba sola, con su pareja si la tenía. En ese momento había que trabajar el «nido vacío». Ahora, cuando se llega a esta etapa, el nido suele estar «lleno»: con hijos muy jóvenes o que todavía no se han podido independizar. Es otra manera totalmente diferente de abordar. Hay que trabajar cómo poner límites a esos hijos de veinte o treinta años. Incluso más jóvenes, porque ahora se empiezan a tener hijos muy tarde. A lo mejor a los cincuenta, cuando una mujer puede estar empezando con los síntomas de la menopausia, se tiene un hijo de doce, que aún está entrando en la adolescencia.
—Hablando de esta etapa, dicen que la menopausia es «una segunda adolescencia».
—Si, de hecho se habla de varias adolescencias a lo largo de la vida de una persona. Se dice que en la infancia, cuando tenemos tres o cuatro años, pasamos una primera adolescencia, cuando empezamos a decir que «no» y desinhibirnos. Pasaríamos a la adolescencia como tal, que suele aparecer a los once años y después, las mujeres, pasaríamos otra con la menopausia. Es una etapa de muchas experiencias, decepciones e incluso duelos. Otra mirada ante la vida. Porque se producen cambios físicos y psicológicos, y hay que atender a los dos aspectos.
—¿Cree que hasta hace poco no se le daba importancia a la salud mental de las mujeres cuando llegaban a la menopausia?
—Totalmente. Primero de nada, hace treinta años ni se hablaba de la menopausia porque era tabú. Cuando se empezó a desmontar un poco, solo se hablaba de los síntomas físicos. Pero los propios ginecólogos se dieron cuenta de que había muchos cambios psicológicos que también había que abordar. Porque cuando se dan los sofocos, estos provocan insomnio, y una mujer que no descansa porque se despierta, también le afecta su pareja. Muchas confiesan que no pueden dormir en el mismo dormitorio porque «no le dejo descansar». Esto se suma a lo que le supone a ella físicamente que, claro, al día siguiente, está agotada. La fatiga provoca mucha sensación de debilidad y cansancio. También mental, porque tiene que seguir haciendo su vida como si tuviera treinta años. Por eso se empezó a incluir en la historia clínica preguntas sobre el estado de ánimo, pero hasta hace poco no se hacían.
—¿Puede la relación de pareja verse afectada por la menopausia?
—Sí, puede verse afectada. Además, suele coincidir con una edad del hombre en la que él empieza a sufrir cambios también. Sobre los 50, ellos empiezan a sufrir la andropausia. El proceso de la mujer, la menopausia, es un proceso de envejecimiento muy puntual e intenso, pero después se equilibra. Ellos no tanto, suele prolongarse más en el tiempo. A esto se le junta la sensación de sentirse incomprendida que pueden tener ellas. Suelen estar presentes frases como: «No hay quien te aguante», que duelen mucho.
—¿Se sufre incomprensión?
—Sí. En general, las mujeres se suelen sentir incomprendidas por esa sensación de que no se valida su sufrimiento. Me pasa algo, pero mi pareja, que siempre nos hemos llevado bien, no entiende lo que me está pasando. Empieza a existir bastante incomunicación y distancia, hay bastante conflicto. Porque además otro de los síntomas que se está empezando a estudiar ahora es cómo afecta la menopausia al deseo sexual.
—¿Y cómo afecta?
—Una mujer que tiene síndrome menopáusico empieza a notar sequedad. Incluso aquellas que sufren síntomas leves. Y esto no afecta solo en la penetración, también en su vida normal: picor, sequedad, incomodidad... Todo eso hace que se eviten las relaciones. En una pareja, si evitas los encuentros, algo pasa. Da igual que sea una pareja homosexual o heterosexual. Todo el mundo relaciona la sequedad vaginal con la penetración, pero no solo es eso; se da en todo el cuerpo, también en la cara. Una sequedad tan grande que les empeora su calidad de vida. Y en los genitales, incluso puede provocar dolor.
—Por último, un consejo que suela dar a las mujeres que se encuentran en esta etapa.
—Daría varios. Primero, si se encuentra en esa fase de sorpresa donde empiezan los síntomas, parar un poco y darse cuenta de qué le está pasando. No asustarse. Segundo, hacer la revisión médica y explicarle los síntomas al especialista ginecológico para saber cómo se puede abordar y en qué fase está. Tercero, cuidar la alimentación, hacer ejercicio físico y no fumar. Si se lleva a cabo un estilo de vida que no es saludable, se ha comprobado que esto provoca muchos más cambios de humor. En última instancia, si ve que realmente estos síntomas le siguen provocando tristeza y fatiga mental, deben acudir a una consulta de psicología. Puede que necesite una gran terapia de apoyo, a lo mejor una psicoterapia breve puede ayudar mucho.