Cómo tener una pareja duradera y feliz: «Si no me gusta el fútbol pero voy por complacerte, no es saludable»
VIDA SALUDABLE
Los expertos recomiendan priorizar el tiempo de calidad juntos, con actividades que ambos miembros de la relación disfruten y que ninguno de los dos acepte hacer por compromiso
28 ene 2025 . Actualizado a las 10:41 h.¿A cuántas parejas conoces que hayan celebrado bodas de oro? Probablemente, la respuesta se pueda contar con los dedos de una mano. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, la duración media de un matrimonio en España es de 16 años y medio y más de la mitad de ellos acaban en divorcio. En una época marcada por el amor líquido y por unos lazos sociales debilitados, la búsqueda de estrategias para conseguir que una relación se mantenga estable y sus miembros estén satisfechos con el vínculo a lo largo del tiempo se vuelve crucial. Exploramos algunas de las claves que ayudan a sostener un vínculo amoroso con la ayuda de dos psicólogos especializados en parejas.
Sólidas y felices
Una relación a largo plazo no debe tener como objetivo hacernos felices, sino crecer juntos, pero la felicidad en la pareja es indispensable. El psicólogo Jaime Burque explica en este sentido que, cuando el vínculo se sostiene en el tiempo sin felicidad, suele ser porque existe «una dependencia emocional enorme» entre ambas partes. Por otro lado, poder aferrarse a esos momentos de felicidad y de satisfacción son los que van a permitir que, cuando surjan crisis, la pareja pueda sobrellevarlas.
Para que esta felicidad perdure, hace falta una comunicación honesta de las necesidades de cada uno. «La pareja es como un niño pequeño. Dependiendo de lo que le des, va a crecer con autoestima alta y buen rendimiento. Si le das crítica, suspicacia, rencor, una comunicación que no es clara, la pareja se va a resquebrajar», ilustra la psicóloga María Jesús Nieto, especialista en parejas.
Compromiso y confianza frente a las crisis
El concepto de equipo es fundamental para una relación duradera. Ambos miembros de la pareja deben entenderla como un proyecto común en el que se puedan apoyar para afrontar situaciones externas, «desde la influencia de las familias de cada uno hasta cuestiones laborales o problemas de salud», detalla Burque.
«Que los dos estén comprometidos con la pareja y tengan la confianza el uno en el otro para poder hablar de temas que van a ser complicados de resolver es importante para poder llevar a cabo cosas juntos», señala en este sentido Nieto. Este compromiso se empieza a construir a partir de la primera crisis de la relación, que suele darse cuando se pasa de la etapa del enamoramiento a la del amor profundo, en los primeros meses o años de la pareja.
A medida que pasa el tiempo, ese compromiso y esa confianza van a ser los cimientos que permitan renegociar la forma de estar en pareja cuando haya crisis, con la seguridad de que ambos desean seguir estando juntos y están dispuestos a anteponer ese deseo común a las circunstancias individuales de cada uno.
Por eso, Nieto explica que no hay que temer a las crisis de la pareja. De hecho, se las puede considerar inevitables y hasta necesarias. «Fundamentalmente, van a ser crisis evolutivas en el proceso de formación de la familia. En cada etapa, la crisis va a llevar a la pareja a renegociar cómo quieren que sea ese vínculo y a adaptarse a los cambios estructurales de la vida», explica. Este cambio de etapas puede ocurrir independientemente de si la pareja tiene hijos o no.
«Pareciera que una relación que dura mucho nunca tuvo problemas, pero seguramente los tuvo. Por el trabajo, por los embarazos, por los hijos, por depresiones, por decisiones vitales, incluso por infidelidades. Lo importante es que las han sabido llevar, han hablado, la han puesto ante la mesa y han llegado a acuerdos», sostiene Burque.
Hay que recordar que todos los aspectos de la pareja pueden fallar en algún momento. «La comunicación puede empezar a deteriorarse. Toda pareja de larga duración ha tenido algún fallo, errores, desgastes o épocas difíciles. La clave está en saber gestionar esos momentos y alimentar la relación y cuidarla en los otros, los que son buenos», detalla el experto.
Es clave, en este sentido, resolver los problemas que haya en la pareja lo más tempranamente posible. De lo contrario, «el riesgo es que nos olvidemos de la pareja, que no solventemos los problemas a tiempo. Si tenemos hijos, nos centraremos en ser padres y la pareja pasará a un modo de supervivencia, quedará abandonada y cuando estos hijos crezcan, nos miraremos y diremos: '¿Y esta persona quién es?' Cuando ocurre esto, hay que hacer un gran trabajo para volver a enamorarte de tu pareja y reavivar un amor que se ha dejado en un segundo plano», explica Nieto.
Sexualidad
En este ámbito de la relación, los expertos recomiendan no guiarse por convenciones sociales, sino por lo que funciona para los dos. Todo tiene que ser a medida. «Por ejemplo, muchas parejas que duran y son muy felices han aceptado que ha bajado su deseo sexual y eso está bien. Pareciera que sin sexo ya no va a haber relación feliz, pero si los dos están bien, no es un problema», señala Burque.
En otros casos, la falta de satisfacción sexual puede ser una crisis. Si es así, hay que atenderla y repararla. «La sexualidad no nos la enseñan nuestros padres, sino que la vamos construyendo a través de diferentes parejas y cuando consolidamos un vínculo, el seo es un lenguaje único y exclusivo que tenemos entre nosotros dos. Cuando la sexualidad se resiente, puede que sea porque este lenguaje o esta conexión de la pareja están dañados. Porque en la sexualidad hay una parte que es física pero también hay una parte muy importante que es emocional. Entonces, recuperar ese lenguaje vale la pena», sostiene Nieto.
Aquí, una vez más, la confianza es clave. «Como esto es un diálogo tan íntimo de cada pareja, solo cuando hay confianza y hay compromiso yo me puedo arriesgar, yo puedo hablar de lo que necesito, yo puedo hablar de mis fantasías y el otro me va a acompañar porque me va a entender, no se va a sentir juzgado. Sin estos elementos, me voy a sentir demasiado vulnerable para poder hablarlo», dice Nieto.
Hacer cosas juntos
Las actividades y el tiempo de calidad juntos son el aceite que permite que funcione el motor de una relación. Cuando descuidamos este tiempo compartido o dejamos de poner empeño en planificar citas, salidas, escapadas o incluso pequeños momentos juntos a la hora del desayuno, todo el vínculo se resiente.
«Recomiendo hacer actividades placenteras, consensuadas de los dos y nunca, nunca dejarlas de hacer. Puede ser desde cenas con amigos comunes, salidas al campo, ir a baile, ir al cine. No por obligación, sino porque es algo que nos gusta a los dos. Porque también potenciar dentro de la pareja el disfrute mutuo ayuda a la felicidad», señala Nieto.
Sin embargo, esto no significa que tengamos que ceder siempre y hacer lo que prefiere el otro. «Si no me gusta el fútbol pero voy para complacerte, entramos en una dinámica de deuda. He hecho esto por ti, entonces me debes esto otro. Al final, te has sacrificado por el otro para controlarlo y eso no es saludable. La felicidad es responsabilidad de cada uno, podemos compartir momentos felices, pero no a costa del otro», advierte Nieto. Hay que tomarse el trabajo de buscar actividades que sean placenteras para ambas partes y hagan sentir bien a los dos.