Por primera vez en sus 116 años de vida, el establecimiento se vio obligado a bajar la persiana tras el estado de alarma
18 may 2020 . Actualizado a las 13:03 h.El Café del Centro ha vuelto a recibir a su clientela nueve semanas después de una clausura inédita tras 116 años abierto. Sus puertas se cerraron el sábado 14 de marzo, cuando el Gobierno declaró el estado de alarma por la pandemia de covid-19. Todas sus mesas estaban hoy llenas desde primera hora de la mañana de clientes a los que se atiende por el nombre y a los que se sirve en la mesa lo que desean sin necesidad de que lo pidan. «Es el mejor café de Lugo», decía uno de los hombres resguardado en los soportales de la Praza Maior.
«Estábamos dudando si abrir o no y también vino mal tiempo. Al final, como vimos que el resto de compañeros también se animaba, decidimos empezar», explica Antonio Blanco, encargado del Café. «Un cortado para Cabana», anuncia a la puerta del café. Cabana es uno de esos clientes que aguardaba esta parte de «normalidad». Se reconoce cafetero y el Café del Centro es una más de sus rutinas. «Botábase moito de menos esto», suspira cuando colocan en su pequeña mesa un cortado acompañado de un par de churros en un platillo.
En la línea entre el sol y la sombra, tres hermanas disfrutan del «mejor café de Lugo». Conocen a Antonio y aunque reconocen que le fueron «infieles» la semana pasada, cuando el Centro permanecía cerrado, en cuanto supieron que reabría volvieron a retomar el paseo hasta él.
Blanco está «contento», la terraza está llena y por ahora «no hay queja» por las medidas de seguridad. Nadie excepto los clientes que acudan al aseo accede al interior del café, donde a la entrada hay una mesa con gel desinfectante y un cartel indica las normas de la casa para evitar contagios. La clientela no debe mover sillas o mesas y debe esperar a que sea un camarero el que lo haga. El mobiliario será desinfectado después de cada servicio. El horario, al menos por ahora, será de siete de la mañana a once de la noche.
Para muchos de los asiduos del Café del Centro, la terraza supone algo más que un lugar habitual para desayunar, es un punto de encuentro. En una de las esquinas, cinco amigos tratan de respetar la distancia de seguridad para cumplir con garantías el ritual que los ha hecho encontrarse aquí durante más de media vida. «Nos avisamos por Whatsapp de que abría, lo puso este -dice señalando a uno de los amigos- y nos encontramos aquí a las 10.30», comentan. Uno de ellos empieza a calcular. Son 49 los años que llevan reuniéndose cada mañana en la misma terraza. Entre los motivos de que sea este y no otro el punto de encuentro, hay dos que destacan por encima de todos: la calidad del café y el trato personalizado: «Solo tuve que pedir lo que quería la primera vez. Desde entonces, todos saben lo que tomo».