La romería de San Mateo volvió, pero con menos gente que nunca

Carlos Cortés
Carlos Cortés MONFORTE / LA VOZ

PARADELA

Esta vez sobró mucho espacio en los prados de la parroquia monfortina de A Parte

27 sep 2022 . Actualizado a las 10:50 h.

Monforte volvió a celebrar este 21 de septiembre su principal romería. El San Mateo retornaba después de los dos años en blanco por el covid, pero lo hizo con menos fuelle que nunca. Esta vez no hizo mucha falta reservar sitio con antelación en los prados que rodean el campo de la fiesta, porque sobró espacio allí y también en los aparcamientos. La actividad en el casco urbano de Monforte también se paró menos de lo habitual. Muchas tiendas y algunos establecimientos de hostelería cerraron por la tarde, pero no fueron pocos las que abrieron todo el día con normalidad.

«Vese que á xente non lle sobran os cartos», aventuraba José Manuel Fernández en la sobremesa, junto a la barra de una pulpería en el campo de la fiesta de la parroquia de A Parte. Secundado por sus amigos, a él le parece que las razones económicas son las que mejor explican este bajón de asistencia. Aunque acude desde hace tiempo a esta romería monfortina, él en realidad vive en Paradela, donde tiene un negocio de hostelería al paso del Camino Francés. Por eso sabe que a pesar de la abundancia de peregrinos de este año el gasto que hacen de camino a Santiago no es el que hacían antes. Vamos, que hay muchos peregrinos pero gastan mucho menos.

Ahorrar para el invierno

Y con el San Mateo puede haber pasado algo parecido, que la gente fue menos para ahorrar un poco. «Acaba de pasar o verán e a xente ten que aforrar para o que poida pasar no inverno», remacha en la misma barra Ybo Sánchez Belón, que ayer había ido al San Mateo a trabajar en una de las cuatro pulperías que se instalaron en este San Mateo. Por cierto, que tres de esas pulperías estuvieron llenas o casi a la hora de comer. Las tres son de las clásicas en las fiestas de esta zona. La cuarta era de O Carballiño y tuvo mucha menos suerte, quizás porque era su primer San Mateo y la gente prefirió ir a lo seguro.

La falta de multitudes fue también muy evidente al otro lado del río, donde suelen montar sus fiestas los más jóvenes. A las cuatro de la tarde, el ambiente era allí de lo más desangelado. Solo se veían dos grupos significativos, uno de veintitantas personas y otro más grande, pero de no más de cuarenta. Nada que ver con las fiestas multitudinarias de otros tiempos, cuando los horarios y calendarios escolares eran menos estrictos y el 21 de septiembre el curso en las universidades todavía estaba empezando o ni siquiera lo había hecho todavía.

En todo caso, fiesta hubo y cientos de personas se acercaron a los campos de A Parte para disfrutar de ella. Este año no hubo servicio de bus, así que a los que no quisieron ir andando no les quedó otra que recurrir al coche. Tal y como estaba anunciado, un dispositivo formado por agentes de la Policía Local, la Policía Nacional y la Guardia Civil vigilaron las carreteras y la zona de la fiesta. A media tarde no se había producido el más mínimo incidente. A la entrada del campo de la fiesta, un equipo de los bomberos de Monforte hacía guardia también por si acaso.

Durante la mañana, el centro de la fiesta estuvo en la pequeña iglesia parroquial de A Parte, donde se celebraron misas a cada hora en punto. En las primeras misas de la mañana estuvieron sobre todo vecinos de la parroquia, pero a la última, la principal del día, también tenían previsto asistir un grupo de fieles de la parroquia monfortina de la Estación que se habían citado a primera hora frente a la iglesa de este barrio para paregrinar a pie hasta A Parte.