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Los desayunos de la emprendedora de 28 años de Portomarín que se llevaron un solete de la Guía Repsol

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA PORTOMARÍN / LA VOZ

PORTOMARÍN

D'gusta Bakery & Café fue reconocido con un solete de la guía Repsol por sus desayunos
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Óscar Cela

D'Gusta Bakery & Café fue reconocido por su bollería artesanal, tartas personalizadas, granizados o batidos

27 may 2023 . Actualizado a las 20:16 h.

Uno visita Portomarín para disfrutar de un pueblo con encanto, las vistas al embalse o la gastronomía de la zona, como las anguilas. Sin embargo, hay una nueva razón para acudir hasta la localidad: los mejores desayunos. La cafetería D’Gusta Bakery & Café recibió un reconocimiento que pocos locales de la provincia tienen, un solete de la Guía Repsol por sus dulces artesanales y también su terraza. Al frente está la joven Andrea Rodríguez, de 28 años, que hace cinco decidió emprender en su casa natal: «Siempre tuve claro que quería abrir un negocio en Portomarín».

Para llegar hasta el exitoso punto en el que se encuentra ahora, Andrea Rodríguez decidió formarse en Pastelería. «Mis padres siempre se dedicaron a la hostelería, mi hermana y yo los ayudábamos pero mi idea era montar algo yo», explica. Con apenas 20 años apostó por aprovechar el bajo de la casa de sus abuelos, al lado de la que se encuentra su vivienda natal, y abrir su propia cafetería.

Andrea Rodríguez frente a su negocio
Andrea Rodríguez frente a su negocio OSCAR CELA

«Mis abuelos y mis padres me ayudaron económicamente al principio porque cuando empecé con el papeleo todavía estaba de prácticas», recuerda. Después llegó el momento de abrir las puertas del negocio y trabajar día a día muchas horas para consolidarse: «Empiezas joven, aparecen dificultades, cuando parece que iba bien vino el covid, pero ahora ves la recompensa».

Artesanal y personalizado

Andrea emprendió hace cinco años con su local en la Rúa do Peregrino de Portomarín. «En ningún momento tenía pensado hacerlo en otro sitio que no fuera Portomarín», confiesa. Lo que ha conquistado los paladares de la Guía Repsol son, por una parte, sus variados desayunos. La cafetería ofrece desde la opción más sencilla con tostada o bizcocho de diferentes sabores, hasta le mediterráneo con jamón y tomate o uno americano, con huevos y bacon. Todos los dulces, como el brazo de gitano, las galletas de mantequilla, los bizcochos, el hojaldre, los cruasanes o los típicos de cada fecha del años los hace Andrea.

Terraza del local
Terraza del local OSCAR CELA

Pero la oferta del local de Portomarín no termina ahí, la joven pastelera elabora tartas totalmente personalizadas por encargo. Con «fondant» o nata de colores puede crear infinitas figuras, desde un coche, un reno, animales, un gorro de cocinero o un tambor. «Los piden para celebraciones o cumpleaños, es un trabajo que compaginamos con los desayunos, algunas de las tartas requieren varias horas de trabajo». Más allá de la comida, también tienen otros atractivos como batidos o granizados. De los que además se puede disfrutar en su terraza con vistas al embalse.

«Se desplazan para venir»

La variada oferta, y de calidad, del local de Andrea hace que en estos años cada vez más clientes sean foráneos. Abren todo el año y no solo reciben a peregrinos: «Hay gente de la zona, otra que viene a trabajar, que se desplaza... muchos vienen por los batidos o a merendar», relata.

El boca a boca fue aumentando la clientela del local de Portomarín que, además, se distancia del resto de hostelería del pueblo. «La idea es ofrecer algo más completo». La mayoría de los locales trabaja enfocado al peregrino, por lo que abre por temporada y buscan tener cuanta más gente mejor, así que los desayunos son más sencillos.

La noticia del solete de Repsol fue totalmente inesperado para la joven: «No nos lo creíamos». En toda la provincia de Lugo solo hay siete cafetería que tengan este reconocimiento, son más numerosos los restaurantes. Tres están en la ciudad de Lugo, son la Confitería Ramón, la Confitería Madarro y Canela Bakery. Los otros están en A Mariña.

Andrea era consciente de que abrir este negocio en un pueblo no era lo mismo que hacer en la capital: «Al principio le parecía muy caro a la gente así que tuve que adaptarme». Sin embargo sus dulces ya recortan los kilómetros de distancia de mucha gente que la visita en Portomarín.