La Comisión Europea aprobó esta semana un plan para reducir el consumo de gas. Los hogares españoles tendrán que hacer un esfuerzo para que descienda hasta un 7 %
31 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La situación energética del viejo continente pasa por uno de sus momentos más delicados. Desde los despachos de Bruselas llevan ya un tiempo advirtiendo de que el invierno que viene puede ser mucho más duro de lo habitual. Putin se ha propuesto utilizar el gas —tan necesario para la economía de países como Alemania— como un arma de guerra más. Y ante un más que posible corte abrupto del suministro de esta materia prima en la zona este de Europa, los socios se han puesto ya a trabajar para tratar de superar los meses más fríos del año sin sufrir más de la cuenta.
Los ministros de Energía de los Veintisiete lograron esta semana rubricar un acuerdo histórico. No era fácil llegar al cuórum. Sobre todo viendo cómo se habían ido posicionando los países en los días anteriores después de que la Comisión Europea pidiera a todos un recorte del 15 % en el suministro de gas para tratar de llenar lo máximo posible la despensa y sufrir lo menos posible en caso de que las amenazas del Kremlin se hicieran realidad y se produjera un corte total del suministro de gas desde el Nord Stream.
España fue uno de los países que más reticente se mostró ante la exigencia de Bruselas. Y parece que algo consiguió. Porque mientras que otros socios tendrán que cumplir con ese recorte del 15 % en el consumo, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, logró reducir ese porcentaje en nuestro país a «entre un 7 y un 8 %». Es decir, los españoles tendrán que comenzar ya el 1 de agosto a trabajar todo lo posible para contener el gasto y conseguir reducir el consumo de esta materia prima un 7 %. Por el momento, esta reducción será «voluntaria». Pero en caso de que las cosas se pongan serias, la Comisión Europea podrá convertir esta medida en obligatoria.
Expertos como los del comparador de tarifas energéticas Selectra han elaborado una pequeña guía para ayudar a los ciudadanos a acometer esta revolución con pequeños gestos que no requieren de grandes esfuerzos. El primero pasa por ajustar la temperatura del calentador de agua: «Programar la caldera a 40 grados sería una buena medida para reducir el consumo y utilizar el agua caliente cuando sea necesario».
Un grado
Tampoco requiere demasiado esfuerzo ser un poco más cuidadosos de lo normal con la temperatura de las viviendas. Un solo grado puede ayudar mucho a llegar a la meta final. Los expertos aseguran que lo recomendable es mantener la vivienda en torno a los 19 y 21 grados en invierno. «Cada grado adicional aumenta el consumo energético en un 7 % aproximadamente», resumen.
¿Y en verano? Lo ideal es mantener el aire acondicionado en torno a los 25 grados, teniendo en cuenta que cada grado que se disminuya la temperatura aumentará el consumo energético en un 8 %. Hay otro pequeño esfuerzo que puede ser determinante. Cuando el invierno empiece a asomar por el horizonte y el uso de la calefacción empiece a cobrar fuerza, los expertos recomiendan revisar los radiadores para que alcancen su máxima eficiencia y evitar rodearlos de objetos para que no interfieran con su radiación.