Qué se puede hacer para mejorar la efectividad de los ERTE

Alberto Vaquero García PROFESOR TITULAR DE ECONOMÍA APLICADA. UNIVERSIDADE DE VIGO. COLEGIO DE ECONOMISTAS DE OURENSE

MERCADOS

Martina Miser

Esta herramienta, que asegura el empleo y los ingresos a los trabajadores ante una situación crítica de su empresa, debería someterse a una serie de reformas. Limitar este instrumento en el tiempo, flexibilizar y reducir la burocracia, ampliar los incentivos a la formación y reciclaje de la plantilla o aumentar la corresponsabilidad de las empresas estarían entre los cambios a aplicar

05 ene 2025 . Actualizado a las 21:38 h.

Los Programas de Trabajo a Tiempo Reducido (PTTR), conocidos en España como los ERTE (Expedientes de Regulación Temporal del Empleo) han permitido mantener el empleo ante recientes situaciones de fuertes desajustes entre la oferta y la demanda de trabajo, a diferencia de lo sucedido en otras crisis económicas —como sucedió entre el 2008 y el 2011— donde la tasa de desempleo en España se disparó hasta cerca del 26 %.

Sin duda, los buenos resultados de la aplicación de los ERTE en materia laboral aconsejan su persistencia para futuras situaciones económicas críticas. Sin embargo, lo anterior no es óbice para valorar la introducción de algunas mejoras en su funcionamiento. A continuación, se señalan algunas —desde la perspectiva económica— que se deberían tener en cuenta en futuras reformas de este instrumento asegurativo del empleo y de los ingresos de los trabajadores, que también posibilita importantes beneficios para las empresas, puesto que permite el mantenimiento de los trabajadores durante el tiempo que dura la crisis.

En primer lugar, es necesario limitar su duración. La mayor parte de los estudios económicos que miden la efectividad de los PTTR en la Unión Europea (UE) señalan su utilidad e impacto positivo en el mantenimiento del empleo durante una recesión, pero siempre y cuando el desajuste sobre la demanda de trabajo sea de naturaleza transitoria. En caso contrario, la bondad del efecto de los PTTR se reduce paulatinamente y el programa pierde eficacia. Estudios econométricos —tanto para España como a nivel internacional— señalan que la efectividad de los ERTE es muy superior en períodos cortos de aplicación.

Además, el elevado esfuerzo financiero que supusieron los ERTE implica un aumento muy considerable del gasto público. Por lo tanto, en caso de mantener el PTTR durante un período de tiempo prolongado se generarían elevados niveles de déficit, tal y como ha sucedido en España. De ahí la necesidad de acotar —tanto el tiempo como la dotación— de la protección concedida. Y, todo esto, siempre verificando su correcta adecuación para el mantenimiento del empleo.

En segundo lugar, es preciso mejorar la flexibilidad de los PTTR. De nada o poco vale tener un PTTR si no se cuenta con mecanismos que posibiliten una adaptación continuada a la situación de la empresa, por medio de procedimientos ágiles y sencillos, que no supongan complicados procesos para su petición y prolongados espacios de tiempo para su concesión y aplicabilidad.

En tercer lugar, es preciso incentivar la reincorporación al trabajo de las personas beneficiarias del programa y esto pasa necesariamente por mejorar el diseño de los ERTE. Es preciso valorar adecuadamente la necesidad de justificar económicamente las actuaciones subvencionadas, asegurar la condicionalidad para su percepción y como se señalará a continuación, la necesidad de dar formación a los trabajadores beneficiarios para poder acogerse a un PTTR.

En cuarto lugar, y muy relacionado con elementos ya señalados, es imprescindible ampliar los incentivos en materia de formación y reciclaje profesional para favorecer una rápida salida de la situación de desempleo subsidiado. Los análisis económicos a nivel internacional coinciden en que los beneficios de los PTTR son muy limitados cuando no se complementan con otras políticas activas de empleo, especialmente con aquellas que pivotan sobre la formación y el reciclaje.

Una posibilidad sería conseguir el compromiso por parte de las empresas beneficiarias para garantizar formación a todas las personas que se acogen al PTTR. Para tratar de asegurar esta actuación se podría valorar la aplicación de menores cotizaciones sociales tras la finalización del PTTR, siempre y cuando las empresas que se acogen a los ERTE oferten esta formación a sus empleados, y que esta se traduzca en mayores probabilidades de reinserción, bien en la misma empresa o en otra.

En quinto lugar, es preciso mejorar su incidencia sobre los contratos temporales. La evidencia empírica permite señalar cómo los impactos positivos de los PTTR se producen especialmente sobre los trabajadores con contratos indefinidos. Además, su incidencia resulta mucho menor sobre aquellas personas trabajadoras con una relación laboral temporal. Lo anterior se traduce en un incremento de la ya elevada segmentación laboral existente entre trabajadores con un empleo indefinido y temporal.

Esto se debe a que las empresas utilizan las herramientas de flexibilidad disponibles (como el PTTR) para proteger especialmente a las personas trabajadoras más valiosas, que suelen ser aquellas que tienen una relación laboral indefinida. Por lo tanto, resulta necesario incluir alguna medida específica sobre aquellas personas con contrato temporal —ante una potencial contracción económica— que evite que la mayor parte del ajuste pivote sobre aquellas, lo que ahondaría sobre la ya delicada situación laboral. Si bien, en España, sí que se han incluido a las personas con contrato temporal como beneficiarias de los ERTE —no ha sido así en algunos de los PTTR aplicados en la UE-15—, no es menos cierto que la mayor parte del ajuste en materia de despido se ha producido sobre este colectivo. De ahí la necesidad de realizar un esfuerzo especial sobre este grupo de trabajadores.

Finalmente, es preciso aumentar la corresponsabilidad de las empresas en los PTTR, algo que también se ha señalado. Así, para limitar potenciales abusos en el programa, se podría valorar que las empresas beneficiarias soporten ciertos costes. Una posibilidad es reconvertir —al menos parcialmente— la ayuda estatal concedida en una especie de crédito —a bajo tipo de interés o a coste cero— que será devuelto una vez que se produzca la recuperación económica, por ejemplo, con mayores cotizaciones sociales cuando la situación económica lo permita. Optar por esta estrategia implicaría que solo aquellas empresas que se enfrentan a un shock temporal del empleo y que, tampoco tienen liquidez para apostar por otra alternativa, solicitarían la participación en el PTTR. Otra posibilidad sería valorar la inclusión de algún tipo de penalización ante situaciones de abuso. Una propuesta sería que aquellos empleadores que, sistemáticamente, acuden a los PTTR deberían soportar unas mayores cotizaciones por la contingencia de desempleo.

Como se puede comprobar, resulta necesario realizar un oportuno ejercicio de reflexión sobre qué actuaciones se pueden implementar para mejorar el funcionamiento de los ERTE, puesto que este programa de mantenimiento del empleo ha permitido la contención del desempleo y favorecido una rápida recuperación de la actividad laboral.