
Las barreras al intercambio comercial podrían limitar el acceso a los mercados o a la competencia justa de la empresas. En este sentido, los autores invitan a las compañías gallegas exportadoras con el mercado estadounidense a planificar sus operaciones y revisar sus planes de negocio
23 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En un contexto global donde las cadenas de suministro trascienden las fronteras nacionales, generando interdependencias, las medidas impuestas por la Administración Trump representan un cambio significativo en la política comercial. Este giro se aleja del tradicional enfoque liberalizador hacia una perspectiva más bilateral y transaccional en las relaciones económicas.
Las medidas comerciales de este segundo mandato comenzaron a principios de febrero, con la decisión de imponer aranceles del 25 % a las importaciones con origen México y Canadá (10 % a los productos energéticos de Canadá). Aunque ambos países adoptaron rápidamente contramedidas, la entrada en vigor de estos aranceles se retrasó debido a negociaciones específicas no necesariamente comerciales.
Como se había anticipado, China ha sido objeto de medidas adicionales del 10 %. En respuesta, este país ha implementado aranceles del 15 % sobre ciertos tipos de carbón y gas natural licuado, así como un arancel del 10 % sobre petróleo crudo y maquinaria pesada. A ello, hay que añadir la imposición de medidas del 25 % sobre el acero y el aluminio de forma general, independientemente de su origen, que afectarán sin duda a empresas gallegas.
En el caso de la UE, la Comisión ha anunciado el restablecimiento de los aranceles suspendidos en el 2021, que afectan a productos procedentes de EE. UU. como embarcaciones, whisky bourbon y motocicletas. Asimismo, ha iniciado el proceso para imponer un nuevo paquete de contramedidas que afectará a productos estadounidenses (industriales y agrícolas) por un valor de hasta 18.000 millones de euros.
Por otra parte, la Administración Trump ha dado a conocer el memorándum Fair and Reciprocal Plan que tiene como objetivo identificar la existencia de relaciones comerciales no recíprocas que sean fuente de déficit comercial de bienes para EE.UU., con el objetivo de proponer medidas para establecer relaciones comerciales más equitativas. A pesar de su probable incompatibilidad con el principio de Nación Más Favorecida (NMF) de la OMC, que obliga a sus miembros a otorgar el trato más favorable posible a todos sus integrantes, el presidente Trump ha confirmado en la presentación del plan su intención de implementar aranceles recíprocos con respecto a cada socio comercial extranjero.
Este juicio de reciprocidad evaluará no solo medidas comerciales o arancelarias, sino también impuestos (incluido el IVA) sobre empresas, trabajadores o consumidores estadounidenses. También considerará barreras no arancelarias, regulaciones, subvenciones, políticas cambiarias y cualquier práctica que limite el acceso al mercado o impida la competencia justa para las empresas de EE. UU. Por lo tanto, lo que se busca es un reequilibrio de las relaciones con los socios, independientemente de la materia que se tenga que abordar.
¿Estas medidas indican un cambio sustancial hacia el proteccionismo a largo plazo? El tiempo lo dirá. No obstante, aunque varias medidas adoptadas por Trump durante su primer mandato han continuado bajo la Administración Biden, parece que estas estaban más bien orientadas a mejorar su posición negociadora en un contexto geopolítico convulso en el que EE. UU. había perdido cierta capacidad de influencia frente a otros actores emergentes. Galicia es una región exportadora y EE. UU. es el tercer destino no perteneciente a la UE de sus exportaciones, según datos del ICEX, por lo tanto, las empresas gallegas deben revisar sus cadenas de suministro para identificar flujos que se pudieran ver afectados. Con exportaciones de productos de origen animal y vegetal, así como de industrias alimentarias, Galicia podría verse afectada si los aranceles estadounidenses se aplican a este tipo de bienes. Esto podría resultar en una disminución de la competitividad de los productos gallegos en el mercado estadounidense, un destino clave para ciertos artículos como el vino.
Conviene que nuestras empresas planifiquen con antelación sus operaciones cuantificando y modelizando sus planes de negocio teniendo en cuenta las posibles variaciones de las tarifas arancelarias. Cobra especial importancia que se preste la máxima atención a la correcta clasificación arancelaria de los bienes, ya que este factor, junto con el valor y el origen, determina el importe del arancel a pagar por cada importación.
En resumen, los sectores del tejido empresarial gallego que dependan de cadenas de suministro globales, como el de la automoción, están más expuestos a esta reorganización global marcada por las amenazas arancelarias, y el éxito dependerá de su agilidad a la hora de adaptarse a un entorno marcado por el proteccionismo y conseguir relocalizar cadenas de suministro en mercados menos afectados por un nuevo orden comercial global, marcado por aranceles y tensiones geopolíticas.
Marcos Piñeiro es socio de EY Abogados.
Hugo González es socio de Aduanas de EY Abogados