Hyundai Santa Fe: confort, espacio y etiqueta cero

Por Javier Armesto

MOTOR ON

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La versión híbrida enchufable del SUV más grande de Hyundai es un vehículo total que ofrece gran amplitud para siete pasajeros y una elevada calidad de rodadura. Su batería le permite circular 55 kilómetros en modo eléctrico y eso le abre el paso a las zonas de bajas emisiones.

15 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hyundai continúa renovando su gama y una de las transformaciones más profundas es la que ha sufrido el Santa Fe, su SUV más poderoso, que crece en longitud y altura, hasta los 4,83 y 1,77 metros, respectivamente. El nuevo diseño rompe definitivamente con las líneas redondeadas de la anterior versión y se impone el lenguaje racionalista que ha triunfado en otros modelos de la marca coreana, como el Ioniq 5. Las rectas y las superficies planas dominan en la carrocería y el techo de un Santa Fe que llama la atención allí por donde pasa. Detalles como los pasos de rueda o los faros y pilotos con las luces led formando una H (de Hyundai, claro), junto a unas imponentes llantas de 20 pulgadas, le dan una personalidad futurista y a la vez realzan su espíritu campero.

El interior se ha vuelto más ordenado y minimalista, con una gran superficie cóncava que alberga sendas pantallas de 12,3 pulgadas cada una, para el cuadro de instrumentos y el sistema de infoentretenimiento. La climatización ocupa una zona inclinada en la parte central del salpicadero y cuenta con controles físicos y táctiles. La consola central es de tipo flotante, con un gran hueco debajo para colocar un bolso, y el compartimento bajo el reposabrazos central tiene una tapa que se puede abrir por la parte delantera o la trasera, dando así servicio al conductor y el copiloto o a los ocupantes de las plazas posteriores indistintamente.

Los acabados son buenos, incluyendo cuero napa en los asientos y madera en las molduras que recorren las puertas y el salpicadero. Una pena que otras superficies de aspecto metálico sean en realidad de plástico. Pero la atmósfera es acogedora, hay mucho espacio para las piernas y las butacas delanteras recogen bien el cuerpo (especialmente el respaldo). Son calefactadas y ventiladas y cuentan con regulaciones eléctricas y memoria la del conductor.

La visibilidad es excelente, porque la luneta trasera es completamente vertical. La posición al volante es cómoda y, junto al comportamiento del coche, el resultado es un vehículo increíblemente confortable y con el que nos iríamos al fin del mundo. Las plazas traseras, en configuración 2+1, se deslizan sobre raíles y el respaldo puede variar su inclinación. En su posición más retrasada el maletero ofrece unos generosos 621 litros, muy aprovechables porque la altura del techo se mantiene hasta el portón. Esto mismo hace que todos los pasajeros vayan muy desahogados, incluso los ocupantes de los dos asientos de la tercera fila, que se levantan y pliegan tirando de unas cinchas en su parte posterior. Con ellos operativos, la capacidad de carga disminuye, pero todavía nos da para meter algunas bolsas y maletas. Estas plazas, como ocurre en la inmensa mayoría de los coches con siete plazas, solo son aptas para niños pequeños; un adulto puede acomodarse en ellas con dificultad (haciendo algo de contorsionismo para entrar y salir) y no sería cómodo hacer un viaje en ellas.

El Santa Fe se ofrece con dos motorizaciones con tracción total: una híbrida estándar de 215 caballos y otra enchufable de 253, que es la que hemos probado. En ambos casos, el motor de gasolina es un cuatro cilindros de 1.598 cc y 160 CV, mientras que lo que varía es la potencia del eléctrico (65 / 98 CV). La versión PHEV tiene una aceleración un poco mejor (9,3 segundos en el 0 a 100) y sobre todo un consumo más bajo, al aprovechar su capacidad para rodar en modo cien por cien eléctrico hasta 55 kilómetros.

La suspensión tira a blanda, lo que hace que la carrocería se incline un poco en curvas cerradas, como una rotonda, pero la gran distancia entre ejes hace que el coche apoye muy bien y se comporte con nobleza. La suavidad de rodadura y la elevada insonorización hacen muy gratos los trayectos. De los tres modos de conducción (Eco, Sport y Personal), me quedo con el primero, porque tiene suficiente fuerza a la hora de ganar velocidad y el motor de combustión no se revoluciona tanto.

Con una tecla para descenso de pendientes y otra para elegir configuraciones off road (nieve, barro o arena), el Santa Fe está preparado para aventuras en firmes que no sean asfalto, aunque la altura al suelo (17,7 cm) limita su capacidad en terrenos muy rotos. Cargar la batería con el cable lleva alrededor de cuatro horas, y las levas que hay tras el volante permiten elegir varios niveles de frenada regenerativa. Con un precio de 55.000 euros (híbrido estándar) y hasta los 66.000 de la versión PHEV más equipada, el Santa Fe es una gran opción para familias numerosas a las que les guste viajar.