Copenhague

| MANUEL-LUIS CASALDERREY |

OPINIÓN

17 feb 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

ES BUENO que la Física esté en el teatro. Se representa estos días en Galicia. Escenifica el dilema, que vivieron los físicos en los años cuarenta del siglo pasado, de implicarse o no en la fabricación de bombas atómicas. El texto de la obra es para tres personajes: Niels Bohr, Werner Heisenberg y la esposa del primero. Se centra en la visita que el Nobel alemán realizó al Nobel danés en su casa de Carlsberg, en el otoño de 1941, cuando Dinamarca estaba ocupada por Alemania. Podemos contrastarlo con lo que cuenta el propio Heisenber en Diálogos sobre la Física Atómica (Capítulo XV: Hacia el nuevo comienzo, 1941-45 ). El dilema es más trágico en el teatro, como debe ser. En la fecha de la visita, Heisenber no obtuvo de Bohr el consejo que buscaba. Sin embargo, la situación de los miembros de la comunidad del uranio en Alemania, fue en el fondo sumamente sencilla. El Gobierno alemán nunca llegó a ordenar ensayos para la fabricación de la bomba atómica. Los físicos tampoco lo solicitaron. Menos mal.