
En todo este caos que vivimos se alza la voz de Christian Gálvez para dar lectura a un manifiesto de amor. Declama, se arma con rosas rojas y lanza a los cuatro vientos que está enamorado hasta las trancas. La noticia corre como la pólvora entre la gente, que, atónita, se descubre viendo los vídeos del presentador que arde en su llama recitando frases como un trovador medieval. Está on fire, desatado, herido por Cupido y quiere compartirlo con todo el mundo. Christian quiere a Patricia Pardo, la gallega que está al frente de El Programa de Ana Rosa, y ya no hay rastro de su exmujer, la gimnasta Almudena Cid. España, como siempre, se divide: la mitad a favor de la nueva relación y la otra mitad a favor de la mujer despechada. Christian, ciego y consumido por la llama, se sincera cada día y a cada hora. Quiere publicarlo y que todos sepamos cómo es de puro su sentimiento, «las rosas que florecerán y que si se marchitan no será porque el jardinero no las ha regado». La gente no da crédito, otro día más en que el presentador nos mantiene al tanto de su apasionamiento. La red es un amplificador y el presentador está desbordado, no hay contención ni barreras en este mar de amor. Christian no se calla, sus cuitas son para compartirlas, no hay quien pueda con tanto fuego vivo. Pero alguien debería, por su bien y por el nuestro, frenarlo. Lo de Christian es abrasador y dentro de dos meses será ceniza.