La sorpresa fue grande por inesperada. Porque no era previsible una pulsión de cambio político tan acusada como la que arrojó la cita electoral de las municipales y autonómicas. Pero el presidente Sánchez se ha apresurado a responder con la convocatoria de unas elecciones generales para el próximo 23 de julio. Porque esto es lo que acaba de suceder: que muchos datos han cambiado con las recientes elecciones autonómicas y municipales.
¿Se trata de un vuelco que apunta hacia la Moncloa? Sería prematuro afirmarlo, pero son muchos los que ya han puesto su mirada en este objetivo. En Madrid, la presidenta de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso, ha arrasado, llevándose por delante también a Ciudadanos y a una buena parte de Vox. El avance general del PP sitúa al presidente de este partido, Alberto Núñez Feijoo, en una posición más cercana a la Moncloa. Porque los resultados obtenidos en Madrid, Andalucía y Valencia, entre otras comunidades, así lo acreditan. Mientras, el presidente Sánchez se verá obligado a buscar apoyos a su izquierda, ante una realidad políticamente muy complicada.
Todos acudimos a votar sin intuir un horizonte de cambios significativos. Pero la realidad es que nos hemos encontrado con unos datos relevantes, también en el caso de Vox, que desbordó todas las previsiones y análisis anteriores, y que previsiblemente acabará por entenderse mejor con el PP en la formación de gobiernos autonómicos o municipales (lo que podría ocurrir en Valencia, Aragón y otras comunidades).
Porque la realidad es que estas elecciones han cambiado más cosas de las que habían previsto los mejores analistas. Se ha debilitado aún más Ciudadanos, camino de su extinción (en forma de absorción por el PP), y todos los partidos rehacen sus análisis ante el nuevo horizonte ahora abierto, con nuevas y aún inexploradas perspectivas.
Los resultados fueron, en buena medida, una sorpresa, y ello está forzando a todas las fuerzas políticas a resituarse en la nueva y aún incierta situación. El 17 de junio se forman las corporaciones municipales y la nueva máquina política se pondrá en marcha. Entonces quizá comprenderemos que Núñez Feijoo ha recibido un buen espaldarazo a su liderazgo nacional y que el PSOE flojea pero no se hunde, aunque le toque ver a sus aliados (Podemos, Sumar) en un trance difícil.
Todo lo cual demuestra que las elecciones son siempre necesarias para corregir las fantasías que a veces forjan y desarrollan en su seno los partidos políticos.
Datos como los ofrecidos por los recientes comicios son imprescindibles para que cada partido y cada ciudadano sepamos dónde estamos realmente. Y quizá por esto Sánchez ha acertado al convocar las elecciones generales para el próximo 23 de julio.