Telecinco prometió renovarse para no morir sepultada por los índices de audiencia y se está dejando la piel en el proceso. El verano ha situado a la cadena de Mediaset en la tercera posición de la carrera por ser la más vista, desbancada por la hegemónica Antena 3 y por La 1 de TVE. Lo primero que ha hecho para contener el batacazo ha sido vestirse un traje nuevo sin mudar lo que hay debajo y adoptar una etiqueta amable, la de televisión familiar. Según los ojos que la miren, televisión familiar pueden ser los dibujos de Clan o excolaboradoras de Sálvame hablando de hacer un trío en el nuevo programa de Jorge Javier. Seguramente todo depende de que el espectador sitúe el listón más alto o más bajo, más inclinado a la izquierda o escorado a la derecha.
Sea como sea, a lo que más se parece la nueva televisión familiar de Mediaset es a lo mismo que venía haciendo hasta ahora. Más que una transformación de su filosofía se aprecia un intercambio de cromos en el que la ausencia de la marca Sálvame establece la principal diferencia. Un resucitado Gran Hermano va multiplicando sus galas mientras confía en que la audiencia lo redima de su turbio pasado. La llegada de Ana Rosa Quintana a las tardes sugería una reinvención, pero entre tardear y salsear, el verbo que mejor conjuga sigue siendo telecinquear.