Mujer, vida y libertad

OPINIÓN

MAGALI GIRARDIN | EFE

19 oct 2023 . Actualizado a las 21:50 h.

El anuncio del nombre de la ganadora del Premio Nobel de la Paz de este año no podía comenzar de una manera más impactante. Las primeras palabras de la portavoz del comité fueron: Zin, Zandagi, Azadi, que traduciremos del persa como «mujer, vida, libertad». Tres sencillas palabras que tienen un significado trascendental para las mujeres y los hombres iraníes que luchan por la defensa de los derechos humanos en su país, en especial por la igualdad entre sexos y, por supuesto, para la ganadora Narguis Mohamadi, quien lleva entrando y saliendo de la cárcel desde 1998. Ha tardado en llegar este reconocimiento, si bien no puede ser más oportuno ya que, no solo premia la labor de esta valiente activista, sino que lo hace casi trece meses después del asesinato de la joven kurda Mahsa Amini, cuando estaba bajo la custodia de la «policía de la moralidad» por llevar el velo mal puesto y, el inicio de un levantamiento social contra el régimen de Teherán. Es este premio una crítica sin paliativos al régimen iraní por el maltrato y opresión que ejerce sobre sus ciudadanos, y en especial sobre las mujeres, las cuales han visto agravada su situación con el recrudecimiento de la legislación sobre vestimenta y movimiento aprobado el mes pasado.

Narges, física de formación e ingeniera de profesión, inició su activismo en su etapa de estudiante universitaria con artículos de crítica contra el régimen de los ayatolás, y desde entonces, solo la han frenado el encarcelamiento y su precario estado de salud. Aunque no del todo. De hecho, logró enviar al exterior de la prisión un artículo donde detallaba las torturas y largos confinamientos en solitario de las mujeres que fueron arrestadas durante las protestas de este año.

Lo más probable es que Narges no pueda recoger un premio, que hasta la laureada Shirin Ebadi reconoció durante su discurso de agradecimiento que merecía más que ella, pero el mensaje del apoyo internacional a la lucha de todas y todos los iraníes seguro que les llegará. Y es que, por mucho que se empeñen los ayatolás, sean más o menos, su tiranía tiene los días contados.