Primarias cosméticas

Pedro Armas
Pedro Armas A MEDIA VOZ

OPINIÓN

Ãlvaro Ballesteros | EUROPAPRESS

14 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los partidos aplican las primarias como un maquillaje para que los militantes se sientan revitalizados, cuando de hecho estos procesos solo sirven para avalar a líderes orgánicos, algunos de los cuales, una vez avalados, se creen auténticos caudillos, eso sí, «caudillos democráticos». Los dirigentes de los partidos no ven las primarias como los militantes, ni estos las ven como los ciudadanos. Los ciudadanos no entienden de avalistas ni de avalados. Las primarias, que los partidos venden como una fortaleza, pueden acabar convirtiéndose en una debilidad. Debieran ser un método para poner ante los ciudadanos a los mejores candidatos. Si los mejores para los militantes no son los mejores para los votantes, el método deriva en paripé. Las primarias, que entretienen a los militantes, aburren a los demás. Los ciudadanos no piden primarias, piden buenos candidatos.

Besteiro, en su día un buen candidato a la presidencia de la Xunta, relegado por actuaciones de la Justicia que se demostraron injustas, vuelve años después y ha de pasar por un proceso de primarias. Si se presenta él solo, dirán que no hay primarias, sino designación de Sánchez. El primero en decirlo ha sido Rueda, quien, por cierto, ha accedido a sus cargos, institucional y orgánico, por designación de Feijoo, sin competencia. Si se presenta también Caballero, tras un «proceso de escucha», algo esnob en la nueva política, dirán que el partido está dividido en dos facciones irreconciliables. Si se presentan tres, dirán que ya no es tiempo de terceras vías. Si se presentan cuatro, dirán que es una jaula de grillos...

Las primarias del PSOE son ya tradicionales. Las del PP, en congresos extraordinarios, amañadas tras acuerdos con los barones, no pueden considerarse tales. Las de Podemos, con mucha participación telemática, no dejan de estar controladas por el aparato. En teoría, parece que las primarias introducen más democracia en los partidos. En la práctica, los dirigentes las usan a conveniencia, lanzando, eso sí, llamadas a la unidad, que, en el fondo, son llamadas al orden. Las primarias parecen esenciales, pero son superficiales, cosméticas.