Sin deberes no somos nada. Empieza una legislatura y es una obligación que La Voz reflexione para plantearle a los poderes los siete caminos indispensables para mejorar como sociedad. Los grandes retos que necesita Galicia para que el futuro no sea una quimera. La vigilancia del poder, de todo poder, es una de las tareas más relevantes para los medios de comunicación. Hay un nuevo Gobierno, al que costó llegar. Pero tienen rostros los responsables que deben dar respuestas a los gallegos sobre cuestiones palpitantes, alguna muy acuciante.
No queremos que los ministros y sus altos cargos se pongan de perfil. Galicia se juega la Galicia futura. Queremos tener una hoja de ruta y no descansaremos para conseguirla. Esta legislatura nace escorada hacia Cataluña y el País Vasco. No hace falta ser un genio para darse cuenta de esa deriva que nos puede pasar factura a las demás autonomías. Así es que La Voz de Galicia, de la mano de su editor, Santiago Rey Fernández-Latorre, comenzó este domingo a publicar trabajos especializados sobre los pasos que este pueblo necesita para avanzar en igualdad con los territorios de Europa.
No somos menos ni más. Empezamos por las cuentas públicas, por la financiación. No se puede romper la caja única. Al revés, hay que tener en cuenta más que nunca que la financiación autonómica existe para que funcione la cohesión entre todos. El Estado debe hacer un reparto de fondos que garantice el coste de la dispersión y el envejecimiento, que en nuestra tierra es clave. Galicia, más de una vez, ha cifrado en 900 millones el coste extra por los servicios. No es lo mismo un centro de salud en Madrid o Barcelona, zonas urbanas por excelencia, que un centro de salud en Aranga.
Sigamos con el dinero. Fundamental es conseguirlo del Estado, como prioritario es que el Gobierno central respalde los proyectos que están en marcha para la reindustrialización de nuestra comunidad. Están cuantificadas las necesidades. No cubrirlas es dejar a nuestros hijos y nietos sin mañana. Precisamos también terminar la red de autovías y poner punto final al desastre del estado en el que se encuentran las dos arterias que nos unen con la meseta. Todavía no se ha concluido la autovía interior entre Santiago y Lugo y se mira para otro lado cuando se pone el dedo en la herida del viaducto caído y el tráfico estrangulado y peligroso pasando de nuevo por el pueblo de Pedrafita, como en el siglo XX.
Otras tareas de estos siete retos, número bíblico, son potenciar el sector primario y la marca Galicia en carne, leche y pescado. La Voz lo hace con Somos Agro y Somos Mar, desde todas sus plataformas.
El conflicto sobre la ley del litoral debe concluir con un acuerdo similar al que hay en otros territorios. Vital es también impulsar la red eléctrica, que nos permita de una vez ser potencia en las energías renovables, sin trabas judiciales. Y fundamental que se termine con la broma de que el AVE solo haya llegado a unos kilómetros de Ourense. El resto de Galicia espera por el material necesario para tener una alta velocidad homologable como la que inauguró el socialista Felipe González en Andalucía hace décadas.