La aprobación por parte del Consejo de Seguridad de la ONU de un plan de paz para Gaza en tres fases, impulsado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha levantado unas expectativas favorables cuando solo quedan cinco meses para las próximas elecciones a la Casa Blanca, en las que se enfrentará al republicano Donald Trump. Todo lo cual está movilizando al actual presidente norteamericano para intentar comparecer en la cita electoral sin que sigan las interminables masacres en Gaza.
¿Aceptará Israel detener su ofensiva, que ya ha causado más de 37.000 muertos? Es la cuarta vez que el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba una resolución sobre Gaza desde que comenzó el conflicto. Y esta vez Hamás ha expresado su voluntad de colaborar para poner en marcha los principios del plan de alto el fuego.
La realidad electoral estadounidense parece indicar, según la mayor parte de las encuestas, que Joe Biden figura en estos momentos a la zaga del republicano Donald Trump, lo cual estaría influyendo en la determinación del titular de la Casa Blanca para lograr un alto el fuego en Gaza. Por esta vía de los intereses electorales podría abrirse paso la esperanza de detener una masacre brutal y desproporcionada.
No obstante, la determinación del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, parece estar clara en el sentido de que no comparece dispuesto a ceder ante el clamor internacional de acabar con los ataques en Gaza. Lo cual es una mala noticia en un momento en el que el mundo ha alcanzado el pico más alto de conflictos desde la Segunda Guerra Mundial: 52 en activo, con 92 países involucrados en guerras fuera de sus propias fronteras, según datos del Índice de Paz Global elaborado por el Institute for Economics & Peace (IEP). Un mundo en el que se contabilizan casi cien millones de refugiados o desplazados internos debido a enfrentamientos violentos, que no son noticia. Sí es noticia, en cambio, lo que sucede en Gaza, aunque ello no conmueva todavía al Gobierno de Israel.