«Como enfatizó el rey, el Estado como tal debe estar presente con toda su fuerza»

OPINIÓN

Rober Solsona | EUROPAPRESS

05 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Reparto de competencias

No han estado, a mi juicio, muy descaminados quienes, visto lo sucedido en la catástrofe de Valencia, han puesto el acento en las ineficiencias de la estructura territorial del Estado diseñada en el Título VIII de la Constitución de 1978 y las graves consecuencias que de algunas de ellas se pueden derivar.

El reparto de competencias entre el Gobierno central y los ejecutivos autonómicos es muchas veces fuente de retrasos, ineficacia, inseguridad política y jurídica y confusión. Máxime si el caso se topa con un atroz sectarismo como el de nuestro presidente del Gobierno, el partido que lo sustenta y la mayoría parlamentaria que lo aplaude sin pestañear. El reparto de competencias debe estar en la ley mucho más claro y definido, con reforma de la Constitución si fuere preciso. Y, sobre todo, para situaciones en las que esté en juego la seguridad de la ciudadanía. Como enfatizó el rey, el Estado como tal debe estar presente con toda su fuerza. En esto no deberían caber medias tintas. Tomás Fernández Martín. Santiago.

Bravo, majestad

Creo que los protocolos de actuación están para cumplirlos, precisamente en aras de la coordinación interinstitucional. Está claro que la actuación autonómica fue muy deficitaria en sus primeros compases. Sin embargo, dada la magnitud la tragedia, públicamente divulgada por los medios en la mañana del jueves, la oferta de apoyo del Gobierno central debería haberse ejecutado aun sin solicitud autonómica. El bloqueo desde la Moncloa a la actuación de las unidades militares convencionales, si bien desde la ignorancia, suena a tactismo político. Nada parecido al apoyo que orgullosamente ofreció España con ocasión del terremoto marroquí. La ausencia de liderazgo, y la consecuente descoordinación, tienen su base sólida en la mar de fondo de la crisis institucional que destroza a España, todos los días un poco y ya desde muchísimo tiempo atrás. Entre tanto fango, aún tal vez en el error de su ejecución, cabe destacar el temple del rey, no ya solo por aguantar el tipo, con todo lo que ello significa, sino por ser ejemplo de consuelo y esperanza con los damnificados. En este caso, bravo, majestad. Enrique López.