913 días con mi niña de acogida

Cartas al director
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OPINIÓN

STR | EFE

09 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Me quieren separar de ella

Desde hace 913 días tenemos una niña en acogida. Aunque desde un inicio ya se sabe que, en Galicia, desde la posición de acogedor no puedes acceder a la adopción, en el momento que te confirman que rechazan tu solicitud para ser la familia de acogida permanente sientes que vives la situación más cruel e injusta a la que te puedes enfrentar.

Yi tiene un poco más de tres años y desde un primer momento nos ha conquistado a sus tres hermanos y a nosotros. Juntos les hemos ayudado a superar sus primeros nueve meses de vida. Llegó con miedo, temerosa, cohibida y malnutrida para convertirse en lo que es hoy, una chica independiente, inteligente, despierta y cariñosa ganándose a su familia más cercana y a todos los vecinos, compañeros de colegio y actividades; a todo su entorno.

Hace unos meses, creo recordar en julio, nos comunican que entraba en proceso de adopción. Aunque nosotros ya habíamos manifestado, en numerosas ocasiones, que queríamos que se quedase en nuestra casa —no porque queramos evitar el sufrimiento, que también, sino porque consideramos que lo mejor para la niña es no enfrentarse a un nuevo cambio traumático— en este momento lo hacemos formalmente. Queríamos convertirnos en familia de acogida permanente. Aunque desde la Xunta nos dicen que es difícil, van a evaluar lo que es mejor para la niña, para ello nos someten a un proceso terrible, no solo a nosotros como padres sino a mis tres hijos. Se cuelan en nuestra familia como un Caballo de Troya con el señuelo de evaluarnos. Por el bien de la niña y como parte del proceso que creíamos honesto (evaluar nuestras posibilidades) accedimos a que se quedaran a solas con nuestros hijos de 3, 15 y 16 años. A posteriori se vio que la pretensión no era evaluarnos sino recordar que, como familia de acogida, ya sabíamos lo que había y así lo reconocieron recientemente. Entonces ¿para que someter a mis hijos a ese martirio?

Sus argumentos se basan en la «identidad», lo repiten en bucle. Pero no, el problema es que consideran a los niños como expedientes. No se paran a pensar en sus sentimientos, en el sufrimiento que les supone enfrentarse a un nuevo cambio traumático, como si no tuviese ya bastante en sus nueve primeros meses de vida. No piensan en el impacto que tendrá en su vida el arrancarla de un entorno al que considera seguro.

Desde la Xunta y Cruz Roja, nos dan pautas para ir preparándola, como quien prepara a su hija para casarse con una persona que no desea, para la transición. Ves como día a día está tensa, triste, revuelta, nerviosa… En serio, ¿es lo mejor para la niña? ¿Compensa el coste cerrar el expediente de esta forma? ¿Es natural esta situación? ¿Tenemos la certeza de que es lo mejor para la niña el enfrentarse a este cambio traumático por una legislación injusta/caduca y por la necesidad de alcanzar un determinado número de expedientes/niños que hay que sacar del sistema?

Con lágrimas en los ojos y con el pecho oprimido por la tristeza, deseamos que, el equipo de adopción de la administración acierte en la elección de su nueva familia y que esta le aporte lo que al parecer nosotros no alcanzamos a darle. José Feliciano Alonso Martínez. louredo-Mos (Pontevedra).

 Desconocer el sistema de alerta

Dejémonos de ambages, circunloquios, peroratas y ripios con el dolor y la desesperación. Que la consejera valenciana de Interior desconozca el sistema de alerta ante una catástrofe, ilustra la paupérrima casta política (y humana) a la que estamos subyugados.

Mientras, el número 2 de la ministra de Transición Ecológica (terminología muy apropiada de un país «progre» descabezado), se encuentra en Colombia dando lecciones de biodiversidad. La susodicha consejera, si fuera coruñesa, iría a Bonilla y preguntaría si tienen churros. óscar Di Costas. A coruña.

  Bonos activa

Supongo que protestar por los bonos activa, con lo que está pasando en España, es ya pura inocencia moral, pero es otro ejemplo de cómo no hacer las cosas. Resulta que para recibir estos bonos hay que registrarse dando todos los datos personales, convirtiéndolos de facto en bonos nominativos. Ahora bien, que me explique alguien cómo unos bonos nominativos de origen se transforman en una competición de beneficiarios para quitárselos los unos a los otros lo antes posible. El primer error es el reparto; nunca se debería dar más bonos que dinero. Es una burla al usuario. Si esto es legal, también podría serlo tener una compensación por no permitir usar un bono vigente. Habría que repartir tantos bonos como dinero hubiese en el presupuesto, y dejar de darlos al agotarlo.

Además, si un usuario no gastase sus bonos, ese dinero podría ser usado en posteriores ediciones. Juanma sánchez. negreira.