Solo dos de los cuatro diputados por Ourense en Madrid, tienen actividad en la red social
10 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Las redes sociales son una poderosa herramienta de comunicación y muchos políticos la abrazan en campaña, pero ese entusiasmo inicial acaba diluyéndose con posterioridad a medida que va pasando el tiempo. Ocurre con los perfiles particulares de los cargos electos e incluso con los que los partidos utilizan de forma oficial. Por poner un ejemplo, en medio de la intensa guerra interna del PSOE, la cuenta de la agrupación provincial de los socialistas admitía recientemente en un tuit que habían estado inactivos (sin publicar nada en absoluto) desde el 4 de junio del año 2015, justo después de las elecciones municipales, hasta el 4 de diciembre del mismo año, justo antes de la campaña de las generales.
La Voz de Galicia ha querido chequear la actividad política de los ourensanos en Twitter tomando como referencia a los diputados nacionales elegidos en aquellos comicios y se confirma claramente la importancia de esa red para la comunicación electoral. Exceptuando al veterano Celso Delgado Arce, que no dispone de perfil en ella, todos los parlamentarios que representarán a la provincia de Ourense en esta legislatura crearon una cuenta justo para tenerla activa en campaña, pero el recorrido que su actividad en Twitter ha tenido desde entonces ha sido muy diverso y en la mayor parte de los casos no han mantenido la intensidad inicial con la que la usaban.
Además de Delgado, el Partido Popular -que en los últimos tiempos recibe asesoramiento de un conocido tuitero ourensano- tiene como diputado a Miguel Ángel Viso. El ya expresidente del Consello Regulador de la Denominación de Origen O Ribeiro escribió su primera publicación el día 2 de diciembre pasado y a partir de entonces, poco más, ya que se limita (él o su equipo) a retuitear la actividad orgánica de su partido así como la institucional de la Diputación o del Concello de Ourense.
«Culos finos»
También David Bruzos, el nuevo parlamentario de En Marea, creó su perfil de Twitter para la campaña (tenía otro personal pero lo cerró unos meses antes de las elecciones). En su caso, su actividad actual destaca frente a la de Viso por poner de su parte algo más de creación propia. A veces apuesta por la ironía y una de sus últimas publicaciones invita a sus seguidores a tratar de diferenciar entre dos fotos de baños (uno del Congreso y otro del hospital ourensano) que acompañaba de la etiqueta «#culosfinos».
De todas formas, tanto el perfil del diputado de la coalición de Podemos, Esquerda Unida y Anova como el del PP siguen vivos, algo que no puede decirse del de la socialista Rocío de Frutos. Ella también creó una cuenta durante la campaña, pero ni siquiera sobrevivió hasta la jornada electoral. La eliminó días antes y, desde entonces, no se la ha vuelto a ver por esa red social.
Aunque los diputados ourensanos no destaquen especialmente por su actividad en Twitter, sí hay otros políticos de la provincia apasionados con esa herramienta comunicativa. Por ejemplo, José Manuel Baltar, presidente del PP de Ourense y de la Diputación, fue uno de los primeros en Galicia en utilizar esa forma de entrar en contacto con la ciudadanía. Él mismo es quien gestiona sus cuentas y algunas de sus conversaciones en Twitter han terminado siendo noticia, como un reciente enfrentamiento con el portavoz nacional del BNG, Xavier Vence.
Cada partido tiene a sus particulares referentes en este ámbito y para Democracia Ourensana lo es, cómo no, su líder y fundador, Gonzalo Pérez Jácome. El asunto de las redes sociales ha alcanzado tal trascendencia que este difundió recientemente una nota de prensa en la que presumía de que su partido era el que más seguidores tiene en Facebook en Galicia, aunque después fue criticado por Ourense en Común porque las herramientas de monitorización de esa red revelaban que el 65 % son robots ubicados en diferentes partes del planeta. El uso de estas plataformas de comunicación se ha convertido ya, como hacen patente este tipo de hechos, en una parte prácticamente ineludible de la actividad política.