Un juzgado de Ourense autoriza a vacunar al menor cuya madre argumentó que tras la primera dosis se le pegaban imanes al pecho

La Voz REDACCIÓN / OURENSE

OURENSE

XOAN A. SOLER

Un ourensano recurrió a la justicia para poder completar la pauta de inmunización de su hijo de 12 años

02 feb 2022 . Actualizado a las 21:43 h.

El padre de un menor de Ourense ha conseguido la autorización del juzgado de familia para que le administren la segunda dosis de la vacuna del coronavirus frente al criterio de la madre, que se oponía. El niño, de 12 años, recibió el primer suero en septiembre, en una de las semanas alternas que pasa con su padre desde que la pareja, que tiene custodia compartida, se separó. Fue tras recibir la cita para pincharle la segunda dosis cuando la madre presentó un escrito al Sergas negándose a que eso sucediese. Ante la falta de acuerdo, el padre recurrió a la justicia, que le ha dado la razón. 

Argumenta la jueza en su auto que aunque hay muchas cosas sobre el coronavirus que todavía no se conocen (también relativas a los efectos de las vacunas, que se siguen analizando) sí es cierto que «transcurridos casi dos años desde el inicio de la pandemia es innegable que desde que existen las vacunas, la mortalidad, la gravedad y las posibles consecuencias derivadas de la infección se han visto reducidas y la asistencia sanitaria por problemas graves de salud derivados del contagio por covid es proporcionalmente más grave en las personas que no han sido vacunadas». Y continúa detallando que «ha quedado acreditado que las personas que han sido vacunadas tienen menos riesgos de consecuencias graves en caso de infección, menos riesgos de acabar ingresados en el hospital, menos riesgos de acabar en la uci, y con una carga viral mucho menor para transmitir la enfermedad a terceros con carácter grave». Tampoco hay evidencia, continúa, de que las personas vacunadas hayan desarrollado «efectos perjudiciales para la salud». 

Y aunque la jueza reconoce el argumento de la madre de que no se conocen las posibles secuelas que la vacuna puedan tener para su hijo, dice, «también es cierto que desconoce las secuelas que en el futuro pueda tener su hijo en caso de infectarse». Se basa la responsable del juzgado de familia en el informe del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga), que recomienda la vacunación del menor. También en el de la jefa del servicio de Medicina Preventiva del Sergas en Ourense, que determinó que «las posibles reacciones adversas relatadas en el informe no deberían contraindicar la administración de la segunda dosis de vacuna, previa reevaluación del caso clínico por parte de su pediatra». Y rebate la médica el argumento de la madre de que tras recibir la primera dosis al niño se le pegaban imanes al pecho. A este respecto, la facultativa remarcó que «que el efecto comentado como imantación por gran parte de su cuerpo no aparece descrito en la literatura científica», continúa la jueza en su argumentación.

El menor fue evaluado por el forense del Imelga en presencia del fiscal. Relató, según recoge el auto, con un diálogo «bastante maduro», que consideraba no tener edad suficiente para decidir si debe vacunarse o no. Contó que inicialmente y viendo que todos sus compañeros se vacunaban, él también quería hacerlo; y reconoció que fue tras hablar con su madre cuando le entraron duras. «Las dudas del menor vienen derivadas del propio miedo e inseguridad de la madre frente a las consecuencias de la vacuna. Durante su exploración puso de manifiesto que no tenía miedo ni a las consecuencias de ponerse la vacuna ni a las posibles consecuencias de contagiarse sin estar vacunado. Lo único que tiene claro es que si la ausencia de la vacuna suponía o supone un perjuicio para su vida social o le imposibilitan poder seguir practicando el fútbol, se vacunaría», recoge la jueza.

En base a los informes relativos al caso así como a las recomendaciones de las agencias sanitarias nacionales e internacionales, la jueza decidió otorgar al padre el poder de decisión sobre la vacunación de su hijo. «La libertad de la madre para no vacunar (dice la jueza, que reconoce que la vacunación no es obligatoria) choca con la libertad del padre que lo quiere vacunar». El auto puede ser recurrido ante la Audiencia Provincial.