El paritorio de Verín, un año después: «El cierre aún sigue a flor de piel»

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

VERÍN

Magna, con su hija Zoe, que nació en el paritorio local, junto a Isabel, matrona en Verín
Magna, con su hija Zoe, que nació en el paritorio local, junto a Isabel, matrona en Verín AGOSTIÑO IGLESIAS

Desde su reapertura se han registrado 102 partos en el hospital comarcal

01 oct 2021 . Actualizado a las 17:17 h.

El pasado 14 de enero, Nuria Magallanes, vecina de A Gudiña, dio a luz a Bastian, su quinto hijo. Y lo hizo de la mano de Claudia, la mayor, que ahora tiene once años y presenció la llegada de su hermano pequeño estando dentro del paritorio de Verín, símbolo de la lucha de toda una comarca después de que Sanidade anunciase, hace hoy un año, la decisión de cerrarlo. El servicio se suspendió el 1 de diciembre del 2019 y la Xunta decidió recuperarlo en febrero. En ese tiempo con el paritorio cerrado hubo partos que se derivaron a Ourense pero otros, como el de Bastian, se siguieron atendiendo en el comarcal, cuando el criterio de los médicos así lo consideró.

Un centenar de bebés nacieron en Verín desde que se reabrió el 3 de febrero, tras una etapa de incertidumbre que llevó a las calles a vecinos del municipio y los concellos colindantes al entender que el cierre de la unidad de partos condicionaba la atención asistencial de la población y recortaba servicios básicos. Magallanes, concejala del Partido Popular en A Gudiña, dice que «siempre luché dentro de la formación para que el paritorio se reabriese y no me callé nunca, y también el alcalde de mi ayuntamiento quería que siguiese operativo». Nuria se puso de parto a las seis de la madrugada y dio a luz a las once. «No era viable trasladarme a Ourense, y sé que las matronas y ginecólogos de Verín están perfectamente capacitados. Te hacen sentir como si estuvieses en casa y fue un momento maravilloso», cuenta.

Magna Souza, que llegó a Verín hace dos años, vio nacer a su pequeña Zoe Leonor ya en la recta final del período en el que el paritorio estuvo cerrado. «Fue el 24 de enero. Yo quise que fuese un parto normal, pero un traslado me daba miedo, por el tema de andar con dolores e ir de aquí para allá», señala. Ahora, la verinense Zoe está a punto de cumplir diez meses de vida y su madre está nuevamente embarazada. «Fue durante el confinamiento», dice riendo.

Las propias matronas califican como «victoria de la comarca» la recuperación del servicio, que Sanidade anuló, teóricamente, por la carencia de un pediatra que asistiese los partos. Hasta entonces, un veterano especialista de Atención Primaria adscrito a uno de los centros de salud del municipio llevaba a cabo guardias localizadas, pero renunció en mayo del año pasado por cansancio. Y desde entonces, sanitarios de la capital provincial se desplazaban a Verín para cubrir ese hueco. «No tenemos claro si lo que ocurría era que algunos no querían o no podían venir hasta aquí. Lo excusaron con eso, pero la cuestión es que de dejarse todo así, sin pediatra, tampoco habría consulta pediátrica en el hospital. No sabemos si fue primero el huevo o la gallina, pero no les salió bien», dice una de ellas.

Desde entonces, no solo se mantuvo la unidad, sino que también han trabajado para ayudar telemáticamente a otras madres durante la pandemia del covid-19. «Estamos haciendo educación maternal para embarazadas de Galicia desde abril. Y este año también vinieron algunas de Ourense a parir a Verín. Queremos seguir mejorando nuestra atención», apuntan.

Pese a que ya ha pasado un año y la llegada del coronavirus pareció aparcar momentáneamente el malestar por lo que pasó, en Verín señalan que recordar aquella fecha provoca que vuelvan sentimientos «a flor de piel». «Fue una lucha de la población en general. No solo de sus mujeres, también de sus parejas y los abuelos. No fue agradable para nadie, pero vimos cómo se implicaba todo el mundo para que no se perdiese el servicio, y se consiguió», ilustra Begoña Pérez, una de las matronas del hospital.

Guillermina Agulla -que llegó a la gerencia cuando el paritorio estaba cerrado- asegura que desde se recuperó el servicio, este funciona sin problemas. Hay un pediatra de manera continua trabajando, y otro más en jornada de guardias. «Eso nos permite tener consulta de pediatría por las mañanas», señala Agulla, que reconoce que siguen buscando otro pediatra en exclusiva para tener más cubierto el servicio. Alaba el trabajo de los profesionales, en especial de las 5 matronas, «que tienen un trato muy directo con las embarazadas, que agradecen muchísimo esa comunicación continua incluso ahora que para temas como alimentación y lactancia es por Internet».

«Hemos seguido dando un gran servicio, próximo y cómodo», dice el jefe de Ginecología

El jefe de Ginecología del hospital comarcal de Verín, Javier Castrillo, dice que la lucha social para recuperar el servicio valió la pena. «Yo estoy muy orgulloso», asegura. Aduce que los datos avalan los resultados, y que han seguido dando «un gran servicio, próximo y cómodo, con un trato cercano». Desde febrero han nacido en el comarcal 102 niños. Sumados a los partos que tuvieron que derivarse a Ourense durante el mes y medio del 2020 que estuvo el paritorio cerrado, y los que están previstos hasta finales de año, Castrillo asegura que la cifra final andará entre los 120 y los 130 partos. Dice que si la previsión era cerrar el año pasado con entre 60 y 70 (cifras a las que apeló la gerencia del área sanitaria como uno de los motivos del cierre) es «porque teníamos el enemigo en casa; venía personal de fuera con la consigna de trasladar [a las parturientas a Ourense] y así tener el argumento que se cerraba por la falta de pericia o de partos». Ahora sigue habiendo traslados, el último el viernes, «pero solo cuando es necesario», argumenta.

Expediente disciplinario abierto

Castrillo fue una de las caras visibles de la lucha por la reapertura del paritorio de Verín, y ahora va camino de protagonizar la bronca política en el Parlamento. El BNG y el PSOE preguntarán en O Hórreo sobre el expediente disciplinario abierto por un enfrentamiento con una pediatra el pasado noviembre. Podría suponerle dos años de inhabilitación, algo que Castrillo entiende como una represalia (y así recogen los partidos políticos). Desde la Consellería de Sanidade explican que los expedientes son competencia de la Subdirección Xeral de Inspección y que solo se informa de ellos a los afectados.