Cambia de vida para mejorar una cardiopatía haciéndose apicultora a los 29 años en Vilar de Santos

VILAR DE SANTOS

O mel da Inés es el proyecto de la coruñesa que apostó por Ourense, «a provincia máis desfavorecida», en su compromiso de dinamizar el campo
22 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Inés Mirás se crio «entre sachos e berzas» en Ordes. Sin embargo, su vida como música había abocado en una estresante rutina a toda velocidad en la ciudad. Un primer aviso para ella fue la pandemia, cuando decidió mudarse al pueblo ourensano de Vilar de Santos en busca de un modelo alimentario independiente a la industria. El punto de inflexión definitivo para cambiar de vida fue el diagnóstico de una cardiopatía que la obligó a frenar de todo. Ahí descubrió la apicultura. Empezó como una afición hasta convertirse en su meta profesional. Lanzó O mel da Inés, un producto crudo y natural tan beneficioso para los consumidores como para ella: «O campo fíxome moito ben á saúde».
La inmersión de Inés en los colmenares no hubiera sido posible sin Román Cid, su vecino y referente en el mundo de la apicultura. «Animoume comezar cun par de colmeas a modo afección porque era un mundo moi bonito e cada vez me foi gustando máis», relata la emprendedora de 29 años. El vínculo con la naturaleza y la alimentación natural ya lo traía de antes. Llegó al pueblo de A Limia después de la pandemia, cuando se dio cuenta de la «dependencia da industria agroalimentaria». «Estabamos confinados nas casas e como non foras o luns cedo de madrugón ao súper, non tiñas ovos. Decateime de que era un modelo alimentario sobre o que non temos control», recuerda.
Entonces, decidió estudiar una titulación relacionada con la dinamización del campo, teniendo como base la soberanía alimentaria. Reflexionó en que sería «hipócrita» formarse en A Coruña porque era la provincia más privilegiada, así que puso el punto de mira en la más desfavorecida. «Descubrira Vilar de Santos porque viñera tocar a Arca da Noe como guitarrista da Banda da Loba e mudeime aquí», cuenta. Compaginó los estudios con un empleo como moza de almacén mientras continuaba con la música. Toda esa vorágine de trabajo paró cuando le diagnosticaron una cardiopatía: «Tiven que repensar a vida que levaba, o ritmo, o estrés e a velocidade».

Aunque en un primer momento valoró dedicarse a la agricultura, al final le conquistaron las abejas. Tiene unas 40 colmenas cerca del núcleo de Vilar de Santos, en terrenos cedidos por los vecinos propietarios. «Eles están contentos de que se recuperen os montes e estén coidados», asegura. Inés confiesa que todavía se siente «de prácticas», pero aspira a que la apicultura sea su principal dedicación. El objetivo actual es llegar a las 80 colmenas. Mientras tanto, lo compagina con clases de guitarra por la zona. Por salud, de momento no toca en grupos: «Non me quedou outra que, con moita pena, parar unha temporada».
Elabora un «mel de cedo» y un «mel de tarde» sin pasteurizar y sin filtrar. El principal árbol del que se alimentan sus abejas son los castaños, con presencia de silvas, carballos o xestas. El último año logró una producción muy buena, beneficiada por las frecuentes lluvias que llenaron las flores de néctar. La apicultora nota una importante demanda porque cada vez más gente quiere dejar los azúcares refinados.

Su principal forma de comercialización es la venta directa. Asegura que no hay precio que pague el hecho de apostar por un productor que conozcas y que incluso puedas visitar el apiario o ver el manejo con las abejas. Además, cuantos menos intermediarios más control tiene de su producto. «Hai moitas posibilidades de crear mel boa e de calidade en Galicia, o único que falta é crelo, así poderemos asixir uns prezos mellores», defiende.
También vende en tiendas de alimentación de Vilar de Santos, Xinzo, Allariz, Ordes o Santiago de Compostela. «Este non é un mundo lucrativo, nin para facerse de outro», añade. Sin embargo, le parece la actividad ideal para tener un proyecto pequeño que compaginar con otra profesión, como es en su caso de profesora.
Inés todavía convive con «un montón de incertezas», pero confía en que el proyecto vaya bien. Más allá de la ilusión de su nueva etapa profesional, al menos ya ha conseguido grandes avances en salud. «Sigo cas probas pero estou mellorando cada vez máis, vivir no campo permite outros ritmos de vida», celebra.