Las esculturas de A Illa sufrieron más de 500 ataques desde 1999

María Conde PONTEVEDRA

PONTEVEDRA

Los responsables del parque admiten que las agresiones son continuas desde su apertura El laberinto de Morris y el jardín de los Poirier son las obras más castigadas en el parque

19 ene 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

?i existe un área castigada por el vandalismo en la ciudad Pontevedresa esa es la Illa das Esculturas. Cierto es que el arte integrado en la naturaleza siempre está expuesto al riesgo de ataques y la ciudad del Lérez no es ninguna excepción en relación a otras capitales que cuentan con espacios similares, pero los daños sufridos por el parque escultórico pontevedrés van camino de batir récords. Desde su apertura en julio de 1999 las obras de reconocidos artistas internacionales que acoge el parque han sufrido más de quinientos ataques vandálicos, según fuentes relacionadas con el complejo, que ya han dejado prácticamente de contarlas. «Da igual -señalan-. Se limpia un día y al otro vuelve a haber una pintada. Son agresiones casi diarias». La situación se agrava con la falta de limpieza del entorno, que a pesar de todos los anuncios y buenas intenciones ofrece una imagen del complejo nada acorde con su reconocimiento artístico. Es más, en dos ocasiones, la Illa ha sido puesta como ejemplo de abandono del arte urbano. Fue el caso de dos simposios celebrados en Alicante y Cádiz en el año 2003, a los que asistió avergonzado el comisario del parque, Antón Castro. Las más atacadas A pesar de que desde que ocupa el cargo de director del Instituto Cervantes de Milán, Castro no lleva al día las incidencias del parque escultórico, sí está al tanto de los daños y ataques que reciben las obras. Sin duda, reconoce que la más castigada entre ellas es el laberinto del norteamericano Robert Morris, que en multitud de ocasiones ha sufrido desperfectos tanto en la pizarra que recubre su parte superior, como en sus paredes, llenas de pintadas, o en su interior, que parece una escombrera. Ayer mismo, un voluntario trataba de limpiar la última pintada. Pero Castro señala que el jardín de los hermanos Patrick y Anne Poirier es otra de las propuestas artísticas que mayores daños han sufrido. «Cuando el pasado año vino a visitar la Illa la experta en arte Collette Garraud se limpió a fondo, pero varias semanas después, todo estaba igual que antes -explicó ayer el comisario-. Arrancaron plantas de la escultura de los Poirier, grafitearon la casa de Jose Pedro Croft, rompieron el vértice de la pirámide de Dan Graham, y han dañado también algunos textos en los bancos de Jenny Holzer». No hay que olvidar que también el pasado año uno de los medallones de Finlay permaneció cuatro meses en las dependencias de la Policía Local después de que fuese derribado. En más de una ocasión, Castro ha pagado de su propio bolsillo alguna de las reparaciones puntuales de estas pintadas y agresiones que, según dice, responden a que «tenemos un material humano joven que no es el público artístico ideal». El comisario había promovido la creación de una fundación para la gestión del parque, pero el proyecto se quedó estancado en manos del anterior Gobierno autonómico. A este respecto, de momento, Castro no tiene intención de plantearlo a la nueva Xunta, «porque no se trata de una cuestión de partidos».