«Pagué por torear varios años»

Alba R. Santos PONTEVEDRA

PONTEVEDRA

RAMÓN LEIRO

En dos minutos | César Rincón Aprendió a torear en un humilde barrio de Bogotá, jugando con su perro. Hoy, con un cartel de lujo, vuelve a Pontevedra

04 ago 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Es la primera vez que El Cid, Ponce y Rincón comparten cartel. Tres figuras de lujo que llegan a la Feria de la Peregrina con ganas porque, según Rincón, «no encuentro un público con las características del de Pontevedra. Tienen una identidad propia, ganas de divertirse y aunque no es la exigencia suma tiene buen ojo crítico». El matador colombiano, nacido en una casa de una única estancia en Bogotá, confiesa mirando atrás que estuvo muchas veces a punto de rendirse. -Su padre era fotógrafo taurino y usted jugaba a torear a su perrito Príncipe, que poco tendría que ver con un toro bravo... -Jugábamos. Tenía 11 años, y aprendí a entender el toreo de una forma diferente. Así gané temple y convertí mis juegos de niño en mi profesión. Me hubiese gustado seguir estudiando porque me encanta la arquitectura, el derecho... Nunca se sabe si cuando el toreo termine. -Unos inicios sin éxito, la muerte de su madre y hermana, otro país... ¿pensó en rendirse? -Fueron momentos duros. Llegué a España en 1986 y toreé un solo festival en todo el año. Trajé sueños y, al final, todo eran gastos. Me desmoralicé porque durante muchos años tenía que pagar por torear. -Pero si volviera a nacer, ¿sería torero? -Nunca olvido que salí de un barrio muy humilde de Bogotá y lo que soy se lo debo al toro. Por él saqué a mi familia y amigos de allí y los vinculé con esta tierra maravillosa. -Ser colombiano, ¿ha sido un inconveniente? -Ante el toro, no hay nacionalidad. Emigrar no es fácil. Ustedes saben que se siente, porque para que éste sea el país estupendo que es, muchos tuvieron que irse fuera. -¿Se acuerda de ese mano a mano con Ortega Cano? -Toda mi vida lo recordaré. Esa salida de los dos por la puerta grande fue de los momentos más felices de mi vida. Ojalá Jose torease, porque hay soledades que a un matador sólo se las consuela el toro. -¿Tanto transmite? -Da mucha fuerza. Da nostalgia, por el toro es así. Intranquilidad. Nobleza. -Dicen que desde que es ganadero torea diferente. -Conozco más al toro, y le doy ahora la importancia que merece. Lo veo distinto. -¿Cómo recuerda aquella cornada del 90? -Como la más trágica de mi vida, pero ahora sólo me siento agradecido. Muchísima gente donó sangre. Ellos y los médicos me salvaron la vida. Ahora lo recuerdo como un momento muy feliz, el momento en que volví a nacer. -Hágame un cartel de lujo -Vivamos el presente. Enrique Ponce, El Cid y Rincón.