Todavía no se han ido de luna de miel. «Estamos tramitándolo», dice Camilo Enrique, Quico, uno de los protagonistas de la Feira Franca del pasado sábado, día que eligió para casarse con su novia desde hace diez años Sonia Fernández. Lo cierto es que el enlace causó una expectación nunca imaginada por los contrayentes. El propio novio indica que cuando después del banquete en un restaurante siguieron disfrutando de la fiesta por el casco antiguo fue mucha la gente que les reconoció después de haber curioseado hasta el mismo salón de plenos para ver la ceremonia. «E incluso oías a gente hablando de la boda y tú al lado, es una sensación curiosa», comenta. En Pontevedra, Quico y Sonia son los primeros que se deciden a casarse al estilo medieval -su enlace causó sensación e incluso saludaron y se besaron en el balcón del Ayuntamiento junto al alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores-, aunque hay que decir que la idea ya la tuvieron también hace tres años Luis Torrado, hijo de O Bruxo y Verónica, a los que casó el alcalde de Ponte Caldelas, el popular Perfecto Rodríguez. Quizá estos últimos novios le dieron un toque más acorde con la época y es que en lugar del flamante cochazo en que apareció la novia pontevedresa, ellos se desplazaron en un carruaje de caballos hasta el balneario de la localidad pontecadelense. Incluso muchos de los invitados acudieron galopando (literal) al banquete.
Otra boda de época en la ciudad del Lérez fue la celebrada hace también tres años por los pontevedreses Toño Larriba y Chelo Castro, quienes se decantaron por un guiño a los frenéticos años 20 (del siglo XX, claro está) al coincidir la fecha de su boda con el inicio del carnaval pontevedrés. El Ayuntamiento acogió ese día toda una pasarela de vestidos con flecos y lentejuelas, sombreros y escotes desafiantes al frío de aquella jornada. Deslumbrante, como debe ser, estaba la novia, vestida también de época con un espectacular vestido de escote palabra de honor, que al parecer había pertenecido a una princesa belga en 1910 y que la novia encontró en el mercadillo de Portobello. Ella llegó también en un Rolls Royce antiguo, mientras que el novio, algo más atrevido, vino en el asiento de acompañante de un sidecar. Quien les casó fue el ex concejal del Partido Popular José Covelo.
La de Verísimo Pazos y Emilio Bernárdez fue otra boda única, en este caso a la hora de romper barreras. El 21 de agosto de ese mismo año, el 2004, la pareja escenificó su registro como pareja de hecho en el Ayuntamiento pontevedrés con una ceremonia oficiada por el alcalde, en una forma de reivindicar las uniones entre homosexuales. Ellos lo tenían preparado así porque cuando decidieron unirse pensaban que estaba lejos la legalización de las bodas gais. Algo que cambió con el acceso al Gobierno de Rodríguez Zapatero. Pero los novios no se quedaron con la emocionante no-boda, sino que una vez que la ley entró en vigor meses después, quisieron también dar este importante paso. Lo hicieron casi dos años después, el 25 de marzo del 2006 y también de la mano de Miguel Anxo Fernández Lores. El alcalde estaba encantado de efectuar el «segundo casamento civil» de parejas del mismo sexo y de que se hubieses derribado «un muro máis polo lento camiño para conseguir un mundo mellor». Al enlace asistieron medio centenar de personas y se leyeron textos de los autores Gil de Biezma y Luis Cernuda.