El actual alcalde tiene capacidad para frenar el fenómeno Podemos, tan en auge en otras urbes, y catalizar voto de derechas e izquierdas camino de un quinto mandato
07 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.Miguel Anxo Fernández Lores va camino de conseguir un hito histórico en Pontevedra: ser el primer alcalde que enlaza cinco mandatos consecutivos. Desde que en 1999 accedió a la poltrona municipal no se ha vuelto a poner la bata blanca. Más bien, accedería a la jubilación ejerciendo como alcalde (tiene 60 años) y sin volver a firmar una receta más en el ambulatorio Virgen Peregrina.
Y a buena fe que así puede ser tal y como indicaba la encuesta de Sondaxe publicada el pasado domingo por La Voz de Galicia. El completísimo trabajo demoscópico ha dado el banderazo de salida para los próximos comicios locales. Detrás de las reacciones y declaraciones más o menos previsibles, todos los partidos políticos y organizaciones interesadas en concurrir a las urnas, han tomado muy buena nota. Los datos arrojados por Sondaxe y La Voz marcan tendencias muy verosímiles. Y alimentan muchas preocupaciones.
La longevidad de Lores en la alcaldía de una de las cuatro capitales de provincia solo es igualada por el lucense José López Orozco (veremos si el caso Pokemón no le retira) y superada por Paco Vázquez, quien mantuvo el bastón de mando en A Coruña desde 1983 hasta el 2006.
Como los dos citados, el pontevedrés ya milita en una categoría especial: aquella en la que se borran las distancias ideológicas y el elector vota en clave alcalde. Según Sondaxe, el nivel de valoración que tiene es el mejor entre los actuales ediles de las principales urbes gallegas. Después de casi 16 años de mandato indica una complicidad entre el regidor y grandes sectores de la ciudadanía.
Lores puede presumir que capta voto de derechas y de izquierdas. Además del sufragio nacionalista que no parece que vaya a ser erosionado por otras ofertas. Es más, el actual alcalde tiene la capacidad de frenar el tsunami Podemos que asoma en las restantes grandes ciudades de la comunidad autónoma. Aquí en Pontevedra, más bien parece que se conjuga un pseudoverbo ya conocido: Loremos.
Tal carisma también genera esclavitudes. El BNG tiene Loresdependencia aguda. La formación nacionalista fía toda su suerte al tirón del actual alcalde. En clave gallega, Xavier Vence y la dirección del Bloque se agarran al clavo de Pontevedra. Es el principal baluarte municipal que les queda; El Álamo de la organización frentista frente a la previsión de una pérdida de presencia, sino desplome, en otras ciudades.
En clave local, Miguel Fernández Lores es al BNG lo que Messi en el Barça. Con él en el campo, el partido se gana. Pese a que en su primer mandato (1999) bautizó de modo triunfalista como dream team a su equipo de concejales y que este sigue siendo básicamente el mismo, si Lores no estuviera en la alineación, el Bloque no se comería un colín. No tienen ni recambio para él ni se ve banquillo para reemplazar a los veteranos. Pero parece ser un problema aplazable hasta el 2020.
Los demás
Desde luego, la intención de voto que dibujó el trabajo de Sondaxe nos traslada a un quinto mandato del político de Villalonga. Eso parece seguro. Veremos si ese 33 % de indecisos valida o trunca una probable mayoría absoluta. Algo inédito para la izquierda local y que la derecha tuvo por última vez con el mejor Rivas Fontán en 1983 al frente de la lista de Alianza Popular. Con un bisoño Rajoy de número 2, por cierto.
La otra vía, ya conocida, sería un nuevo gobierno de coalición, como ha venido ocurriendo en las últimas cuatro legislaturas. Aunque ya veremos con quién.
Los comicios del 24-M van a ser una biopsia crucial para el Partido Socialista. Tino Fernández afronta un papelón: evitar que el PSOE local quede triturado entre el Bloque y la Plataforma de Podemos/Ganemos/AGE o como se formatee esa nueva alternativa tan pujante.
Sondaxe corrobora: los electores no perciben el papel de los socialistas en este ni en anteriores gabinetes. Los méritos de los gobiernos bipartitos son rentabilizados prácticamente en exclusiva por Lores, que fagocita a sus socios. Pese a la innegable cooperación durante 15 años de los Taboada, Tere Casal y Louro para consolidar el modelo de ciudad que ha triunfado.
Si el PSOE sigue perdiendo presencia en el Ayuntamiento (sería muy grave bajar de los 3 concejales actuales), podría resultar innecesario su concurso para una coalición de gobierno. Algo así les empujaría por una pendiente sin retorno, deslizándose hacia la marginalidad. Como ya le pasó al PCE cuando tras el acta que obtuvo Celestino García Braña en 1979, desapareció del Concello, en los siguientes comicios de 1983. Precisamente García Braña es ahora, ¡36 años después!, uno de los promotores de la Marea Pontevedra que pretende catalizar el fenómeno Podemos en esta ciudad. De momento con una expectativa corta: un concejal. Pero cabe suponer mayor crecimiento, a expensas de cómo se articule esa alternativa.
Por último, el PP. Si se mueve en torno a 9 concejales, como apuntaba Sondaxe, se podría leer que sería un resultado aceptable. Por cuanto supondría contener la erosión que se les vaticina en todo el país. Y después de una legislatura plagada de tensiones desde que Telmo Martín planta y se va para Madrid. Pero también cabe leerlo en otra clave: Jacobo Moreira no tiene la más remota posibilidad de ser el próximo alcalde de Pontevedra.
Feijoo verá cómo se le escapa Pontevedra, otra vez más, entre los objetivos electorales que ambiciona desde que asumió el liderazgo del PP gallego. Y Rajoy tendrá que resignarse a otear, desde La Moncloa, cómo su ciudad le vuelve a negar.