Políticos de diversos colores y generaciones se suman al homenaje del PSOE
27 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.El PSOE de Oia brindará el sábado un caluroso homenaje a los 82 años de José Álvarez de Paz. El último gobernador civil en Pontevedra es de Noceda del Bierzo pero reside en Baiona desde su jubilación. Era parlamentario cuando Tejero irrumpió en el Congreso el 23 de febrero de 1982 y presume de que en el homenaje estarán sus amigos, socialistas y no socialistas. Todos le llaman Pepe.
-¿Cómo recibe el homenaje?
-Estoy sorprendido aunque agradecido, porque mi trabajo en Pontevedra fue en equipo. No sé trabajar de otra forma. Traslado el homenaje a la junta de seguridad, a las madres contra la droga, a la ciudadanía que plantó cara al narcotráfico.
-¿Con qué momentos o nombres se queda de esa etapa como gobernador?
-Carmen Avendaño, José Luis Aparisi, Enrique Mora Morandeira, Luis García Mañá, Marga Elesspo el comandante Iglesias. Continuamos el buen trabajo de mis antecesores, añadiendo la creación de una red de escuelas de oficios por toda la provincia y la investigación de las redes financieras del narcotráfico. No tuvimos tiempo para hacer el centro ocupacional de Bamio, un referente a nivel europeo para la formación profesional de mar.
-Baiona lo conquistó.
-Para mí O Val Miñor es el espacio más hermoso para vivir y Baiona es como quería el rey Alfonso IX de León, que le dio nombre: «Este es un lugar donde los mayores deben respetar a los menores, y los menores, a los mayores».
-Contracorriente, fue usted fraile antes que cocinero. Primero cura, luego abogado y político.
-Fue un tránsito normal e irreversible. Pensé que debía mirar por quienes no tienen quien mire por ellos, como me enseñó mi madre. Por eso me hice abogado laboralista, profesión de alto riesgo entonces. En cuanto al socialismo democrático, es el motor de mi vida desde que tengo uso de razón política. Pero en el acto habrá también amigos no socialistas, porque en la Transición aprendimos que un adversario político puede ser mi amigo.
-¿Cómo fue su 23-F?
-Muy triste, más que miedo sentí tristeza. Muy cutres Tejero y su cuadrilla.
-Fraga clausuró su emisora de Cáritas en Ponferrada, pero también estaba ese 23-F en el hemiciclo. ¿Amigo y adversario?
-Mi recuerdo de Manuel Fraga es el de un hombre de Estado que en su momento llevó al redil de la democracia a muchos nostálgicos del pasado.
-A su tío lo destituyeron porque se negó a que la cruz de los caídos fuera un homenaje a los vencedores. ¿Hay que decidir ahora sobre los restos de Franco?
-No se puede entender en democracia un mausoleo de Estado para el dictador, cuando hay tantos huesos tristes dispersos por las cunetas de la patria.
-Afirma que entró en política, como dice el poeta Antonio Gamoneda, porque «La vida que yo amo es una vida más justa».
-Creo en la política como un servicio necesario, una actividad tan digna de respeto como el trabajo de un minero. No todos ni la mayoría de los políticos son corruptos, es científicamente imposible.
-Acaba de publicar Nombres propios. ¿Cuáles son los que han marcado la historia moderna?
-La historia la hacen los de abajo, los sin nombre, pero siempre la escriben otros y casi siempre mal. Por eso la mayoría de mis nombres propios son gente del común. Aquellos que nos dieron el mandato de la Transición: una Constitución que nos acoja a todos, por si nos perdemos de nosotros.
-¿Nos acoge a todos?
-La Constitución tiene mecanismos para su reforma, necesaria después de tantos años. Pero fuera de la Constitución solo anida la regresión a un pasado muy triste. Detrás de la división de España late la eterna lucha de ricos contra pobres.
-¿Cómo deben actuar quienes en política hayan de hacer un trabajo respetable y respetado?
-Con mucha transparencia, ausencia de privilegios y de agotamiento. Pero no generalicemos, porque de todo hay en la viña del Señor. Dos legislaturas son suficientes. Yo digo no a la política como medio de vida y como profesión.
-¿Cuál es ahora la prioridad?
-Parar la sangría que sube de África con una política de desarrollo y cooperación que la frene en origen. Y que Europa sea solidaria, no queriendo convertir a España en el gendarme de la frontera del sur. Europa vive horas bajas, pero soy optimista. De esta saldremos con más Europa y menos ultranacionalista de vía estrecha.