Al colegio en Pontevedra a plantar: La huerta que miman 225 niños de la escuela Crespo Rivas

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

En un invernadero y en bancales exteriores plantan hortalizas, hierbas medicinales y culinarias, flores y frutos rojos

20 mar 2021 . Actualizado a las 13:35 h.

Un proyecto didáctico real que implica a todos los alumnos de una escuela pública de Pontevedra. Así es A nosa horta, el proyecto Voz Natura que desarrollan durante este curso escolar 225 niños de 3 a 5 años de la escuela de educación infantil (EEI) Crespo Rivas de la ciudad. El centro lleva más de veinte años participando en el programa escolar y este año la ilusión es doble porque el curso pasado la pandemia los mandó para casa y no se pudo hacer.

Álvaro Estévez, cuidador de la escuela y coordinador del proyecto, cuenta que otros años solo plantaban hortalizas y la huerta tenía una vida de tres meses. Este curso arrancaron en septiembre y lo extenderán hasta el final y además de hortalizas han puesto hierbas medicinales y culinarias, flores y frutos rojos. La huerta consta de un invernadero y unos bancales exteriores con dos zonas: una de bidones azules donde crecen los frutos rojos (fresas, grosellas, frambuesas, moras y arándanos) y otra de jardineras donde están las flores y las hierbas.

Ecológico, sin químicos

Esta semana comentaban en la escuela Crespo Rivas que tenían la huerta llena de lechugas. «Está muy vistosa y a tope y queríamos que se viera antes de vaciarla». También plantaron cebollas, ajos, zanahorias, guisantes y nabos y después de Semana Santa realizarán la última plantación con tomates y pimientos. Álvaro Estévez relata que muchos de los productos que salen de este huerto ecológico donde están vetados los químicos acaban en las casas de los alumnos y sus familias. «Los niños están muy ilusionados y siempre están pendientes. En las clases preguntan y dicen que hay que ir a limpiar», señala el cuidador y coordinador del proyecto. Las herramientas que emplean están adaptadas para que no corten y cada año el centro va comprando material. Tienen unas regaderas pequeñas y todo el material se desinfecta una vez usado.

«Las aulas siguen siendo burbuja en el huerto, no se mezclan unas con otras», apunta Álvaro Estévez. Los niños de 3 años no llevan mascarilla, pero sí casi todos los de 5. A la hora de hablar de anécdotas, el cuidador se ríe y desvela que algunos niños están más pendientes de los bichos que de la huerta. Y se explica: «Hay caracoles y quieren ir a verlos porque les pusimos cáscara de huevo para que se metan dentro». Todo un descubrimiento.