Agridulces reencuentros familiares a 4.000 kilómetros de casa

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Lyudmyla, una de las voluntarias de Galucrania, abraza a su madre, que llegó en autobús este domingo a Vilagarcía
Lyudmyla, una de las voluntarias de Galucrania, abraza a su madre, que llegó en autobús este domingo a Vilagarcía R.E.

Galucrania ha permitido que madres, hermanas, hijas y nietas vuelvan a verse y a abrazarse tras la angustiosa separación vivida por la guerra

28 mar 2022 . Actualizado a las 11:55 h.

Lyudmyla Stepanenko lleva doce años viviendo en Galicia. Aquí conoció a su marido, aquí crece su familia. Cuando estalló la guerra en Ucrania, buscó la manera de ayudar desde la distancia a sus compatriotas. Este domingo, al pie del autobús de Galucrania en el que llegaron a Vilagarcía 27 personas refugiadas, iba dándoles la bienvenida y presentándoles a las personas con las que convivirán a partir de ahora. De vez en cuando, Lyudmyla no podía evitar lanzar una mirada furtiva al interior del vehículo: su madre y su hermana viajaban en él y se moría de ganas de abrazarlas. Por fin pudo hacerlo. «Mi padre se ha quedado en Ucrania, no ha querido venir. Mi madre y mi hermana han viajado en cuanto han podido», relata. El inicio de la guerra provocó en su hermana una enfermedad nerviosa que obligó a ingresarla en un hospital. «En cuanto le han dado el alta» se han puesto en marcha. Salieron de Kremenchuk, una ciudad a 300 kilómetros de Kiev, y su camino las condujo a Raxó, donde vive Lyudmyla.

La guerra de Ucrania, como todas las guerras, deja una constelación de historias de familias rotas. De amistades truncadas. De caminos que se han separado forzosamente. Los 870 vecinos de Manzaneda van conociendo algunas de esas historias a través de las refugiadas que llegaron hasta allí hace días. Algunas de ellas, como Valeria, viajaron hasta Vilagarcía para recibir a un segundo contingente de personas que serán realojadas por ese ayuntamiento ourensano. Su alcalde, Amable Fernández (PSOE), también formaba parte de la expedición. «Desta volta levamos sete persoas máis. Son familiares das persoas que xa están con nós», dice el regidor.

Valeria llora, emocionada, mientras abraza a sus familiares; se instalarán, como ya lo hizo ella hace días, en Manzaneda
Valeria llora, emocionada, mientras abraza a sus familiares; se instalarán, como ya lo hizo ella hace días, en Manzaneda R.E.

Mientras esperaba la llegada del autobús, Valeria paseaba una mirada nerviosa por el aparcamiento de la explanada TIR. En el vehículo, fletado gracias a la colaboración de la empresa Internacional Seguros, viajaban su hermana y dos sobrinos. Les espera Manzaneda, una localidad pequeña pero «muy bonita, con gente muy amable», relata la mujer, esbozando primera sonrisa de la mañana. Su gesto se ensombrece y su voz se ahoga cuando piensa en todo lo que ha dejado atrás, en todas las personas que la acompañaban en su vida antes del estallido de la guerra. Sus padres y su marido siguen en Ucrania, dice haciendo un enorme esfuerzo.

Las vecinas de Manzaneda que la acompañan y la arropan, la confortan con un abrazo: los gestos de afecto son universales, el mejor antídoto contra la barrera que, en este caso, genera el idioma. «Ese é un dos problemas máis grandes que temos. Necesitaríamos ter unha persoa que puidera facer de tradutor, porque as familias que chegaron a Manzaneda, na maior parte dos casos, non saben falar inglés», dice el alcalde de esta localidad. «Para facer calquera trámite necesitamos axuda; está botándonos unha man un rapaz que fala ucraíno, pero non chega», señala. Pone un ejemplo fácil de entender: en el pequeño colegio de Manzaneda se han incorporado seis estudiantes procedentes de Ucrania. «As profesoras desvívense, estanse esforzando moitísimo, pero o idioma é un problema e precisaríamos axuda», señala el regidor.

La asociación Galucrania, explica Ainoa Fervenza, intenta ayudar en todo lo que puede. Han contactado con varias personas de origen Ucraniano que echan una mano con el idioma y en todo lo demás. En general, relata Fervenza, las familias que llegaron en el primer viaje organizado por este colectivo se han aclimatado bien a su vida en Galicia, sobre todo los niños y las niñas. En algunos casos, las madres, conscientes de todo lo que han dejado atrás, se ven atrapadas por la angustia y en esos momentos, además de recibir apoyo psicológico, gente como Lyudmyla se pone en marcha y acude allá donde estén alojadas para permitirles un rato de conversación y desahogo.

Desde Galucrania consideran que el trabajo que realizan merece la pena. Pero, conscientes de que «las instituciones y las oenegés grandes están ya trabajando sobre el terreno y haciéndolo, además, muy bien», parece descartado realizar un tercer viaje hasta Polonia —esta vez, el autobús viajó hasta Przemysl, la primera ciudad polaca siguiendo la carretera de Leópolis—. «De todas formas, hay mucho trabajo que hacer aquí y mucho material por enviar», recalca Ainoha Fervenza, que pide que todo el mundo siga aportando su granito de arena para colaborar en la integración de las personas que han tenido que llegar hasta nosotros empujadas por una guerra. Esta vez fueron 27: trece adultos y catorce infantes. Uno de ellos, un bebé de cinco meses.

Anastasia ha viajado sola; su familia sigue en la ciudad al sur de Ucrania en la que ella comenzó la carrera deportiva que ahora le ha brindado la ocasión de salir del país.
Anastasia ha viajado sola; su familia sigue en la ciudad al sur de Ucrania en la que ella comenzó la carrera deportiva que ahora le ha brindado la ocasión de salir del país. R.E.

En el autobús que este domingo llegó a Vilagarcía viajaba también Anastasia Dimitrenko, una joven que pertenece a la élite del tenis de mesa. Llega a España en el marco de un convenio que permitirá dar una salida hacia nuestro país a diez jugadores atrapados en la guerra. Ella se instalará en Arousa y entrenará con el Vilagarcía hasta tener equipo propio. De momento se alojará en un hotel, aunque confían en que pronto pueda ser realojada por los Servizos Sociais del Concello.