Un verano de llenazo y sequía

PONTEVEDRA

Los lavapiés de las playas de Sanxenxo, en la imagen la de Silgar, no tienen agua como medida de ahorro ante la sequía
Los lavapiés de las playas de Sanxenxo, en la imagen la de Silgar, no tienen agua como medida de ahorro ante la sequía CAPOTILLO

Los concellos y la Xunta intentarán retrasar la aplicación de mayores restricciones de agua a la población para no chafar el negocio turístico

31 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Difícilmente cabía imaginarnos que este verano del 2022 que vislumbra un excelente resultado económico gracias al sector turístico y hostelero, se vería inesperadamente amenazado por los posibles efectos de la sequía que ha mermado, de modo alarmante, el caudal del río Lérez. En la misma semana en que Pontevedra y municipios aledaños que se abastecen del Lérez han comenzado a aplicar las primeras restricciones, es justo cuando acabamos de conocer los excelentes datos de ocupación con los que concluye el mes de julio. Y ya nos frotamos las manos con la previsión para agosto de la que informaba Diputación Provincial.

Por eso, resulta muy inquietante imaginar que, en cuestión de días, se puedan aplicar más restricciones en el suministro de agua. Tanto en la capital de la provincia como en Sanxenxo, Poio, Marín o Bueu. Cinco de los municipios punteros en términos turísticos de toda la provincia, con un 78 % de ocupación de los alojamientos lo que se traduce en miles y miles de visitantes, entre turistas y peregrinos.

Sanxenxo

De entre ellos, es obvio preocuparse de modo especial por el impacto que pudieran tener las actuales y futuras restricciones en Sanxenxo. No tanto por su condición de «joya de la corona» y estandarte publicitario del destino Rías Baixas, como también por convertirse, durante estas semanas, en el tercer municipio de Galicia más poblado, con 120.000 personas, solo superado por Vigo y A Coruña. Sanxenxo tiene que dar de beber y abastecer de agua a todo ese gentío, por lo que necesita imperiosamente garantizar el suministro que, por un lado, Pontevedra, y de otro, la Mancomunidad del Umia, le proporcionan.

Tanto el alcalde, Telmo Martín, como el Consorcio de Empresarios Turísticos de la villa y otros operadores del sector, calibran medidas informativas para requerir la colaboración de los miles de visitantes que llegan a ese municipio, exhortándoles a que practiquen un consumo responsable del agua. Con mucho tacto y procurando no causar alarma entre los turistas que, de momento, solo perciben y se preguntan que no funcionan las duchas y los lavapiés de las playas.

Palo industrial

Hasta el momento, el palo mayor se lo ha llevado Ence cuya factoría de Lourizán lleva paralizada desde el 21 de julio, al prohibírsele que tome agua del Lérez en la captación de que dispone en Bora. En consecuencia, como avisábamos aquí el domingo pasado, habrá una regulación de empleo y salarial que afectará a un 22 % de la plantilla de fábrica.

Resulta indicativo de la gravedad de la situación del Lérez y la pesimista previsión de lluvias a corto plazo que la pastera haya presentado un ERTE por cuatro meses. Lo que, por cierto, terminaría influyendo en la Bolsa pues, recuerdo, Ence es una de las 35 empresas españolas más importantes referenciada en el IBEX 35. La propia pastera ya puso sobre aviso hace días a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. La celulosa no es la única factoría del entorno que ha entrado en parada técnica. Según desveló Andrés Díaz, alcalde de Ponte Caldelas, las fábricas que consumen más agua de entre las asentadas en el polígono industrial de O Campiño-A Reigosa han paralizado producción ante esta situación.

Pero el temor a medidas de mayor trapío está a flor de piel entre otros regidores municipales. María Ramallo, alcaldesa de Marín, puso voz a la inquietud de los operadores portuarios ante mayores restricciones. Y por supuesto, esas medidas afectarán directamente a todas las empresas que requieren de un suministro de agua como parte fundamental de sus procesos productivos. Piensen en los frigoríficos, depuradoras, conserveras y otras factorías de tratamiento de pescados y mariscos que tenemos en el litoral de nuestra ría.

Cortes a la población

Por una simple regla de tres: ¿de veras alguien cree que, si la Xunta le ha cerrado el grifo a Ence, con visos de mantener parada a la celulosa por tiempo, no terminarán aplicando restricciones de uso de agua a otras actividades industriales, así como a la población en cuestión de pocas semanas? Cuando un alto cargo público, como hizo en Pontevedra la conselleira de Infraestruturas, Ethel Vázquez, anuncia que «debemos prepararnos para un eventual empeoramiento de la situación», a la vista de la merma del caudal del río Lérez, nos está avisando de que vendrán medidas más restrictivas para el consumo de agua. Aunque no se comunicasen ante los medios, es obvio que de puertas adentro en esa reunión que mantuvo la conselleira con los ediles de los municipios que beben del Lérez, se barajaron escenarios posibles de mayores restricciones, si como parece, pasamos en breve a un estado de alerta por sequía.

Tirar de la reserva que supone el embalse del Pontillón do Castro solo garantizaría suministro regular para dos semanas, plazo ampliable con restricciones como cortes en franjas horarias y bajada de la presión.

Que nadie lo dude. Si no llueve antes y mucho para recuperar el caudal del río Lérez, tendremos cortes de agua para forzar una reducción del consumo. Aunque estoy seguro de que Xunta y concellos esperarán a que transcurra la primera quincena de agosto para no chafar el negocio turístico del que tanto depende nuestra economía.